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Militao celebra su golAFP

Getafe 0-1 Real Madrid

El Madrid gana por la mínima a un Getafe al que dominó de principio a fin

Con una defensa espectacular, con Militao como protagonista, y una exhibición de talento y oportunidad de Rodrygo, los blancos terminaron sufriendo ante la cortedad del marcador

En tres minutos fue a buscar Militao la pelota lanzada desde el córner y a bocajarro dejó a Soria como un portero fosilizado, en vez de en Pompeya, en el Alfonso Pérez. Sin Benzema, sus niños brasileños eran como transatlánticos por la manera que tenían de surcar la yerba con el balón en los pies. Los getafistas parecían delfines saltando a su alrededor, alrededor de la espuma que dejaban Vinicius y Rodrygo a su paso.

En realidad, era un lío en toda regla lo que estaban formando esos dos. Modric, a quien Vinicius le había copiado no uno, sino dos exteriores casi seguidos, observaba la exhibición juvenil y cortaba balones rápido para que siguieran. Si el campo fuese un teatro, Lukita era el apuntador que casi enloquecía por devolverles esa pelota.

Un pasodoble para Rodrygo

Cómo se dio la vuelta Rodrygo casi en los medios para marcharse sin solución, dejando clavados a los otros 19 jugadores de campo, algún día lo estudiará la ciencia y el arte y se hará de ella una canción, un pasodoble. Los otros dos prodigios centrocampistas, Eduardo y Aureliano, aún estaba aprendiendo a volver cuando a lo mejor lo que tenían qué hacer era no irse.

El caso es que estaban todos los blancos por encima del medio campo menos Rüdiger y Alaba. El secreto, poco secreto, era darle balones a Rodrygo y a Vinicius como siempre decía que tenían que hacer sus jugadores el entrenador Smiley: «pasádsela a Will». Quien lo sabía bien era Modric, que a la mínima lo intentaba. Se bajaba un poco el croata, igual que sus dos delanteros en constante movimiento.

Rodrygo controla el balón entre dos jugadores del GetafeAFP

Era lo mismo que había hecho MiIlitao en el gol: escabullirse física y mentalmente. Tchouaméni disparó fuera del área y tumbó a Duarte como a un bolo. Era mágico Rodrygo con balón y sin él moviendo al equipo. Si Vinicius desborda, Rodrygo descoloca. Una jugada tan difícil como La Campanella, de Liszt, siendo el Madrid todas las teclas, acabó con un remate de Vinicius de cabeza que solo la estirada de Soria evitó que terminara en aplauso apoteósico.

Hubo penalti a Vinicius, pero antes se le había marchado por la banda la pelota, lo que no vio el línea, pero sí, a posteriori, el VAR. Al volver la película de su interludio (nunca un equipo fue más película cada fin de semana como el Madrid) hubo tres actuaciones individuales y al mismo tiempo conjuntas que se escribirán, al menos aquí: Modric lanzando el contraataque por un lado con la pausa imposible, precisa, para Militao convertido en un coloso conductor que encontró a Rodrygo en la autopista que él mismo, Militao, el mejor defensor del mundo fuera de su hábitat, se había construido.

Algunas nubes

Falló el joven brasileño como luego por tres veces el mismo Rodrygo, Tchouaméni y Modric contra la pared azul, luego del final de la escapada por la izquierda de Vinicius, tras la que siempre continúan las aventuras. Esas escapadas de Vinicius son como las escenas frenéticas del principio de las películas de Indiana Jones, antes de que aparezcan los títulos de crédito. Que Rodrygo es un elegido se vio una vez más en el toque del gol, la especialísima conjunción de sutileza y efectividad, que se anuló por fuera de juego.

El dominio madridista era tan absoluto como insuficiente, casi contradictorio, el marcador. Modric lo seguía intentando con Rodrygo, que recibía bien por todos los sitios: esquinado, por el centro o de espaldas, un delirio de (pre) definición. La cara de chasco de Ancelotti reflejaba la cortedad de un marcador por el que se veían algunas nubes, lejanas, pero no tanto, de un consecutivo traspiés en Liga, por mucho que el Madrid fuera un alcázar allí atrás.

Camavinga realiza un paseAFP

A pesar de la ventaja, se impacientaban los blancos dentro y fuera del campo, hasta que se repensaron para trenzar. No había por qué no hacerlo. No hacía cambios Carletto. Dirigía Camavinga, apoyado por Tchouaméni y tutelado por Modric desde una esquina. Pero no terminó el partido Eduardo, a quien sustituyó Asensio, como tampoco Militao, al parecer levemente herido, a quien reemplazó Nacho.

Se acercaron un poco más las nubes osasunistas en los últimos minutos, el pequeño susto por lo que hubiera sido un empate asombroso, pero posible en la ventaja mínima que al final fueron tres puntos (y un liderato) de ley.

Ficha técnica:

Getafe 0: Soria; Suárez, Duarte, Mitrovic, Dakonam, Angileri (Amavi, m. 82); Aleñá (Munir, m. 65), Algobia (Seoane, m. 82), Milla; Mayoral (Portu, m. 65), Ünal (Latasa, m. 85).

Real Madrid 1: Lunin; Carvajal, Militao (Nacho, m. 82), Rüdiger, Alaba; Tchouaméni, Camavinga (Asensio, m. 82), Modric; Valverde, Vinicius, Rodrygo (Mariano, m. 88).

Goles: Militao (m. 4).