El Espanyol silencia al Barcelona en el derbi catalán de Mateu Lahoz

Pocos periquitos habría que pensaran que en este día de final de año su equipo pudiera sacar algo positivo del Camp Nou. Pero esto es fútbol y es tan maravilloso que un equipo sin prácticamente nada, el Espanyol, es capaz de quitar dos puntos al líder de LaLiga. El Barcelona cede dos puntos en un derbi catalán que protagonizó Mateu Lahoz, un árbitro con excesivo protagonismo.

Empate en el Camp Nou (1-1) para cerrar un año caliente. El Barça sigue líder, pero ya empatado a puntos con el Madrid. Y lo hace tras un encuentro revolucionado por el colegiado, que dio tensión a un derbi que pasaba por ser un duelo más cercano a un amistoso que a uno oficial. Es lo que provocaba la inmensa diferencia entre unos y otros, pero en el fútbol, y aunque se haya repetido muchas veces, lo imposible sí es posible.

Tiene mérito que el Espanyol rascara un empate del Camp Nou cuando le rompieron toda estrategia 24 horas antes cuando un juzgado de Madrid, sin relación con el deporte, decidió que Lewandowski podía estar en un encuentro que no le correspondía por estar sancionado. El polaco, eso sí, no hizo absolutamente nada.

Sin centrar todo el encuentro en la presencia de Lewandowski –caso inédito en el fútbol: una roja no le conllevó un partido de suspensión–, el Espanyol tampoco es que le de para competir con el rival de ciudad. Y más cuando ya fue perdiendo desde el minuto 7, momento en el que demostró a la perfección sus problemas defensivos: tres cabezazos en el área pequeña, el primero de Lewandowski, el segundo de Christensen y el tercero, que ya fue el del gol, de Marcos Alonso.

El Barça era mucho mejor pero fue poco a poco dejando abierto el partido. El Espanyol no es que tuviera grandes efectivos y lo único que tuvo fue un acercamiento de Melamed cuyo disparo no entró en gol por un toque fortuito en la pierna de Sergi Roberto. A eso respondió Raphinha con otro fuerte remate que sacó el portero Álvaro, que acabó siendo héroe del lado olvidado de la ciudad de Barcelona.

Show de Mateu

En ese ambiente dormido, con un Barcelona jugando al trantrán, fue Mateu Lahoz el que puso el derbi patas arriba. Su protagonismo es total siempre fiel a su cita con el espectáculo arbitral. Gestos, amarillas y muecas. Esta vez hasta le dio un beso a Xavi Hernández. Y la que formó a partir del minuto 70 se puede catalogar hasta de histórico. De un partido más o menos limpio se pasó a una catarata de amarillas, rojas y decisiones increíbles. Una locura.

Lo primero que hizo en ese momento fue pitar un tonto (pero claro) penalti a favor del Espanyol por un inocente pisotón de Marcos Alonso a Joselu, que anotó sin problemas la pena máxima. Pasaron 18 años sin penalti a favor el Espanyol en un derbi. Ya era ahora de que alguno cayera. Y este lo era claro. En esos minutos ya había habido una sucesión de amarillas con las que Mateu se acabó cargando a Jordi Alba y Vinicius Souza. A los dos les sacó amarilla por encararse y a ambos los echó minutos después. A Alba por protestarle en su cara, a Vinicius por una falta.

Cuando le sacó la segunda amarilla al jugador del Espanyol también se la mostró a Cabrera por una supuesta expulsión a Lewandowski. Dejó a los periquitos con nueve. Le tuvieron que llamar del VAR para que corrigiera esa roja directa, aunque entre tanto se pasó seis minutos hablando con cada jugador y entrenador parando por completo el ritmo. Mateu cambió el partido.

Cuando se regresó a la normalidad Álvaro Fernández sacó dos goles cantados, uno a un cabezazo de Christensen y otro a un cara a cara con Lewandowski, totalmente desdibujado y que ni agradeció el gran favor que le hizo el tribunal madrileño. El polaco firmó uno de los peores partidos en años que coincide con la pérdida de dos puntos que a la larga pueden ser clave. Para el Barça más que empatar este sábado el golpe es que su eterno rival, al que 'come' continuamente en la ciudad, le amargó el final de año.