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Qatarí que te viTomás Guasch

No se puede aguantar

Los penaltis pitados a Foyth y Alaba –¡un tío que lucha por no dar a la pelota con la mano tras resbalar!– no se pueden aguantar. No es fútbol, es una tomadura de pelo. Y no, gracias

No sé a usted, pero después de este Villarreal-Real Madrid a mí me queda un partido menos. Dejaré de ver fútbol el día que me jubile. Incluso puede que antes. Los gurús del Reglamento no van a cambiar y mi talento natural me permite comentar y/o escribir sin ver los partidos. O sea que igual me pongo.

Entre los gurús, los árbitros de campo –personalidad, cero–, el VAR –una enfermedad– y su señora madre van consiguiendo que el fútbol deje de interesarme. Si mi padre levantara la cabeza… No siento apenas placer alguno. Me domina la incomodidad y la ira. Y no me educaron así. Yo he sido un tío alegre desde el chupete. Pero acabo desolado, es que no se puede aguantar. Rueda la pelota y me siento ilusionado. Pero sé que tarde o temprano me van a tomar el pelo y uno tiene ya cierta edad.

El Villarreal ganó al Madrid con justicia. Fue mejor en el campo y en los banquillos. Setién va a acabar volviendo al Barça, lo bordó el tío. Su equipo, en claro crecimiento, fue mucho mejor. Felicidades y que persevere.

Eso sí, debió ganar por 1-0. Los episodios que dieron paso a los dos últimos goles son los que a tipos transformados en irritables como yo nos hacen romper el carné. Y no es una pedrada personal: escucho y leo a mucha gente que opina parecido. Los penaltis pitados a Foyth y Alaba –¡un tío que lucha por no dar a la pelota con la mano tras resbalar!– no se pueden aguantar. No es fútbol, es una tomadura de pelo. Y no, gracias.

El Villareal, muy bien y el Madrid, mal. Siete de los últimos quince puntos lleva sumados, luego la cosa no es de ahora. Es verdad que el glorioso 2022 lo arrancó parecido, pero tampoco me veo con ánimos de contradecir a quienes sostienen que a un gran año sigue un batacazo. Habrá que ver, pero este Madrid no me ha gustado nada desde que arrancó en agosto. O lo ha hecho a ratos. Poco Madrid y mucho tocomocho. Todo junto, para salir corriendo.