Dembélé regala al Barça el liderato en solitario ante un Atlético que mereció más

Dembélé iluminó a un Barça al que se le hizo muy pronto de noche en el Metropolitano. El equipo de Xavi Hernández aprovechó el tropiezo del Real Madrid ante el Villarreal un día antes y con su victoria consigue marcharse de la capital de España con el liderato en solitario, gracias a un gol en la primera parte del delantero francés. Los azulgrana, que llegaban al feudo colchonero con dudas tras dos partidos descorazonadores, viajarán a Arabia en lo más alto de la clasificación, aunque sin despejar las dudas de su juego. Xavi y los suyos parecen querer sufrir a sentenciar. Ansu Fati, con su milagro ante el Intercity, se ganó ser el sustituto de Lewandowski que cumplía su primer partido de sanción ya que ningún tribunal acudió esta vez al rescate del polaco. Sin embargo, el partido del canterano fue intrascendente.

El Atlético lo intentó de todas las formas y de todos los colores. Pero, esta vez a los rojiblancos les faltó pegada y gasolina y abandonaron el estadio con una derrota que no merecieron.

El primer susto se lo llevaron los colchoneros, que evitaron el primer gol gracias a un despeje providencial de Savic a disparo de Ansu Fati tras un error infantil de los rojiblancos en la salida del balón.

El Atlético respondió con una gran jugada combinada que acabó con un disparo de Barrios que acabó en las manos de Ter Stegen.

El equipo azulgrana no dejó que se crecieran los colchoneros que regalaban una y otra vez el balón a su rival. La estrategia madrileña era clara: buscar una contra focalizada en la velocidad de Llorente y Carrasco.

La estrategia culé era más palpable: aprovechar la ocasión que tuviera. Y así fue a los 22 minutos, cuando Pedri se inventó una jugada en la que se fue de cuatro, encontró a Gavi que cuerpeó y asistió a Dembélé, quien envió su disparo a la red.

De conformista a dominador

El gol blaugrana obligaba a los rojiblancos a modificar su estrategia conformista. Sin embargo, el castigo pudo ser peor cuando Giménez mutó en principiante para regalar un balón a Pedri que no acertó con el remate de lo que pudo ser el segundo gol apenas un minuto después de celebrar el primer tanto.

El Barça se adelantaba en el marcador y Xavi abroncaba a Ter Stegen por rifar el balón evidenciando ese mantra de que el estilo no se negocia.

El líder de LaLiga volvió a demostrar que defender el balón parado no es su fuerte y Giménez aprovechó esa debilidad culé para emular el espíritu del Atlético Aviación y rematar un balón que no entró en la portería de Ter Stegen por milímetros.

El Atlético estaba lanzado en busca del empate y ahogaba al Barça, recordando a ese equipo con el que el equipo culé sufría años atrás. Dejó de lado el esperar para tomar el control del encuentro. Griezmann, cuando estaba a punto de llegar el descanso, obligó a Ter Stegen a lucirse con una mano cambiada espectacular donde se desoxidan todos los músculos.

Llegaba el fin de la primera parte y el equipo de Xavi agradecía el pitido final tras el ciclón rojiblanco que perseguía y merecía el empate, pero que se le resistía.

Al Barça le gusta sufrir

El Atlético seguía en la segunda mitad con la misma intensidad que en la primera, ante un Barça al que le duraba muy poco el balón y que, como viene siendo habitual, parece que prefiere sufrir a sentenciar.

Xavi parecía harto de lo que estaba viendo sobre el césped y metió un doble cambio en el minuto 55: Ferran Torres y Kessié entraban por Ansu Fati y De Jong.

Dembélé tuvo en sus botas cerrar un encuentro que seguía a una velocidad endiablada y con un Atlético volcado en el empate. El francés buscó la contra para el segundo tanto, pero el poste salvó al equipo madrileño.

El cansancio empezó a hacer mella en el Atlético que veía como avanzaba el marcador y no lograba el deseado empate. El Barça aprovechó para sobar el balón y obligar a los madrileños a correr detrás del esférico.

El árbitro anuló el segundo gol a Ferran por claro fuera de juego y el partido continuaba abierto y el Atlético seguía sin rendirse. Griezmann, que buscaba vengarse del equipo donde no triunfó, no acertaba a batir a Ter Stegen

El Atlético se convirtió en un manojo de nervios e impotencia ante un resultado que no conseguía doblegar. Munuera Montero perdonó la roja a Correa por un balonazo intencionado que buscaba al linier y que no consiguió su objetivo y no pasó por alto el enfrentamiento grecorromano entre Savic y Ferran, que acabó con ambos jugadores en la caseta antes de tiempo.

El Metropolitano cantó el empate, pero Araújo sacó bajo palos el remate de Griezmann. El triunfo les sirve a los azulgrana para viajar a Arabia con el liderato consolidado y la derrota deja a los rojiblancos eliminados de la lucha por LaLiga y fuera de los puestos de Champions.