Gil Marín vuelve a cargar contra el arbitraje: «No podemos normalizar lo que es anormal»

Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético de Madrid, se ha aficionado a los comunicados oficiales para cargar contra el arbitraje que a su juicio sufre el club rojiblanco contra el Real Madrid. El máximo accionista de la entidad solo habla cuando los arbitrajes le perjudican contra el rival de su ciudad: lo hizo en el derbi de Copa de hace un mes y lo hace ahora tras el de Liga.

Para Miguel Ángel Gil la expulsión de Correa en el Bernabéu es «incomprensible»: «No merece la pena insistir más. Ya lo dije hace unas semanas y me ratifico palabra por palabra. Ayer (por este sábado) volvió a ser más de lo mismo. ¡Es lamentable!», dice el consejero delegado del Atlético, exclamaciones incluidas. «Siempre padecemos este tipo de actuaciones contra este equipo por la presión que se ejerce permanentemente sobre el colectivo arbitral», añade.

Gil Marín insiste en la «presión» que se hace desde el Real Madrid para justificar los partidos que hace su club en el Bernabéu. «No es razonable que a un colegiado le resulte tan difícil expulsar a uno de sus jugadores aunque la jugada sea clara y sin lugar a interpretación, como sucedió en nuestro último partido en este mismo campo, y que este sábado resulte tan fácil echar injustamente a Ángel Correa», continúa.

«Me habría encantado saber qué hubiera pasado si hubiéramos estado los 90 minutos con once jugadores. Me imagino que como a los millones de espectadores que siguieron el partido en todo el mundo, pero por desgracia nos hemos quedado con las gana», expresa Gil Marín. Antes de la expulsión de Correa el partido iba empate, tal y como acabó, sin que el Atlético de Madrid (tampoco el Real Madrid) hubiera tenido ninguna gran ocasión. Visto lo que ocurrió los 70 minutos antes de la expulsión lo más lógico sería pensar que el partido se hubiera quedado como estaba.

El propietario del Atlético insiste en que «el sistema es injusto» y que «no podemos normalizar lo que es anormal». «Me niego a que nos acostumbremos a estas situaciones, aunque por desgracia se hayan convertido en una costumbre desde hace años», añade.