Barcelona 2-1 Real Madrid
El Madrid pierde el Clásico por milímetros y casi la Liga en el descuento
Los de Ancelotti se pusieron por delante dos veces, pero la segunda no subió al marcador por un más que dudoso fuera de juego de Asensio
Cómo cantaba el Spotify, todo un orgullo de afición que debe preferir no saber nada de Negreira, excepto precisamente cuando no se sabía nada de él. Durante 20 años. El disparo de Benzema antes del primer minuto fue un espejismo durante los siguientes cinco. Cuando Lewandowski quiso desde fuera y luego todo el Barsa también mordiendo en el área del Madrid como un comecocos. Se emocionaba el respetable con la presión de su equipo, que parecían 22 en vez de 11. O el Madrid cinco y medio en vez de 11.
Se salvaron los blancos gracias a Courtois. Y luego por la banda izquierda de Vinicius amagó Camavinga metiéndose y descolocando la defensa azulgrana para que el brasileño aprovechara un claro en el bosque (como colándose por la ventana) y su remate dio en la rama de un árbol (la cabeza de Araújo) y se coló por una rendija de la portería de Ter Stegen.
La cara de Xavi era un poema muy triste. Todo lo contrario que la de Vinicius, sonriente en la porfía que también le lleva a conseguir goles de billar. La primera tarjeta, noticia extraordinaria, fue para el Madrid. Nacho pisó a Araújo, pero también unos minutos antes Sergi Roberto arrolló a Nacho y el árbitro se reservó la amarilla, que tenía el nombre escrito de un madridista.
Raphinha y Courtois
Precisamente Nacho hizo un control, con regate incluido, casi zidanesco para salir con la pelota desde la banda en diagonal. La inspiración era colectiva, pero el Barcelona seguía entrando, por los lados y en el remate. Raphinha era lo más peligroso de los locales. Repartía todo el juego de ataque de los suyos. El del Madrid, el juego de ataque, lo buscaban los de Ancelotti en combinaciones artísticas, más que lineales como las de su rival.
Modric saliendo con su pequeño casco con alitas y Vinicius inventando coladas inverosímiles, eslálones improbables, que provocaban escalofriantes instantes de silencio en el animado público. Huía el Madrid de las mordeduras como pececillos de colores de las morenas en un arrecife. Raphinha era el Barcelona y Courtois el Madrid. Parecían Boris Becker contra André Agassi.
La presión barcelonista destartalaba un poco al Madrid, que en la recuperación se ofuscaba. Benzema no estaba, por el momento. Y los pases se perdían muchas veces en el espacio donde Raphinha era un verdadero problema con Nacho amonestado. Jugaba un poco al frontón el Barcelona con un Madrid que no era precisamente una pared hasta que llegó lo que podía llegar: un baloncito perdido y franco para pegarle fuerte, en este caso Sergi Roberto, en el batiburrillo del área.
Con el empate perfecto para los locales comenzó la segunda parte. Vinicius se lanzó a tumba abierta por su lado. Se le fue largo, pero espectacular. El Barcelona en el repliegue era como los escarabajos de La Momia, al contrario que el Madrid, que parecía crema bronceadora. Chispeaba el Barcelona ante la mirada de vaca del Madrid. Nacho desvió el destino en el último pase mortal de los locales.
A continuación, el Madrid cercó a su rival. Era la primera vez que lo hacía en posición. Metían más piernas los blancos ahora, pero en la salida eran previsibles. Sufrían los de Ancelotti con las llegadas de puntillas, sigilosas, como si ya estuvieran allí, de sus contrarios. Despejaba in extremis el Madrid para vértigo constante de su afición. Movió ficha Ancelotti y de la jugada nació el peligro de Rodrygo en el error del Barcelona.
Se había afilado el Madrid, pero la presión alta del rival era altamente dificultosa, casi más que durante todo el partido, para los blancos. Se apostaban los de Xavi entre las rocas del camino en la salida del Madrid como si este fuera la diligencia, incluso la de John Ford. Era un correr constante hacia adelante. Un correr despavorido entre tantos peligros, disparos, flechas y el baile de Camavinga. Perder la pelota era un suplicio. Era como perder un caballo.
Agresión de Gavi
Courtois volvió a sacarle una a Raphinha, cuyo equipo se encontraba ahora en las paredes. Quemó las naves Carletto con un triple cambio. Desperdició Benzema un chut que le salió de gato en el error grave de Koundé. Ceballos toreó por faroles. Rodrygo condujo a FFWD y terminó marcando Asensio, pero el gol se lo quitó el VAR por los milímetros que destruyen un deporte. Quería el Madrid. Benzema no tenía nada. Ni fuerzas. Estaba enloquecido el partido y en medio de la locura (y de la agresión de turno de Gavi, que se fue de tapadillo) fue Kessié quien se llevó la dudosa gloria y puso la Liga casi en las dadivosas manos azulgranas.
Ficha técnica:
Real Madrid 1: Courtois; Nacho (Mendy, m. 61), Rüdiger, Militao, Carvajal; Kroos (Rodrygo, m. 61), Camavinga (Tchouaméni, m. 76); Modric (Ceballos, m. 76), Vinicius, Valverde (Asensio, m. 76); Benzema.
Goles: 0-1 (Araújo PP., m. 9). 1-1 (Sergi Roberto, m. 45). 2-1 (Kessié, m. 91).