El Barça se aburre a sí mismo en la Liga

La realización enfocó a una niña y estaba dormida. Era en el Camp Nou. No soportó la menor el soporífero juego de un Barça virtual campeón de Liga, pero que es difícil que sea más aburrido. Es campeón sí (lo será de forma oficial en próximas jornadas), pero muy alegre no se le ve. La goleada del Madrid ha dejado mella en Barcelona.

Si ponemos en un ránking los encuentros de la actual Liga el Barça - Girona puede estar el último. Y este partido lo querían mandar a Estados Unidos. Ganaron los norteamericanos al fin y al cabo. En España no venció ninguno: empate a nada (0-0) que deja al Barcelona 13 puntos por encima del Madrid cuando quedan 30 en juego.

Por destacar algo hablaremos de Gazzaniga, portero del Girona, que en la primera parte sacó tres buenas manos con las que arañó un punto para su equipo. Una incluso la sacó en la misma línea sin saber si realmente el balón que remató Araújo entró. En España decidir si un gol fantasma es o no se decide con la misma repetición una y otra vez y sin un plano claro. Eso de tener el chip en el balón que te da la respuesta al instante (a los dos segundos) aquí no, que cuesta dinero.

Lewandowski, que ha quedado para brillar en estos encuentros, lo intentó sin éxito. Ni en un partido así marca ya goles. El polaco, por el que Laporta hipotecó el club, ha hecho un año de dos caras: ante los débiles metió goles, ante los fuertes fue un delantero más sin ninguna mordiente. ¿Renta pagar 100 millones de euros en total por un delantero que solo marca goles decisivos al Elche, Valencia o Cádiz?

Un fallo que representa esta Liga

Hubo una jugada (un error realmente) que no solo representó este partido sino que resumió toda la Liga del Barça. El delantero Taty Castellanos se quedó solo ante Ter Stegen. Y solo es eso, solo. No tenía nadie al lado, ni por delante ni por detrás. Tampoco a los lados. El jugador del Girona solo tenía en frente a Ter Stegen. Lejos de rematar a portería, y aún teniéndolo todo a favor, Castellanos tiró fuera. Pero fuera por mínimo metro y medio. Ni rozó el palo.

Esta ocasión que puede ser una anécdota dentro de un partido de fútbol además de que hubiera adelantado al Girona en el Camp Nou supuso la mejor representación de lo que ha sido toda esta Liga: un Barcelona que ha ido sacando puntos ante fallos groseros de sus rivales. Y eso no quita el meritorio título de los culés, totalmente merecido, consiguiéndolo de forma brillante en el arte de jugar al 1-0 y listo.

Pero este Barça se ha beneficiado del miedo escénico de varios delanteros que con empate en el resultado en ese momento (o derrota por la mínima) han tenido ocasiones muy claras, cara a cara con el portero, y las han fallado de forma inexplicable. Eso es lo que hizo Castellanos en Barcelona, eso es lo que hicieron otros tantos antes. Y así ha ido construyendo Xavi un merecido liderato.

Del partido poco les podemos contar más. Fue soporífero. También lo vivió así el Camp Nou. Una afición que acaricia una Liga vivió el encuentro anestesiado. No dio la sensación, por la ausencia de todo lo que tiene un partido de fútbol, de que este torneo haga mucha ilusión y más con el contexto actual, humillados por el Real Madrid en su estadio, eliminados a la primera de cambio en dos competiciones europeas y con el eterno rival oliendo otra Copa de Europa.