Un Real Madrid en caída libre regala al Valencia la salvación en un lío descomunal en Mestalla

En un partido tremendamente tenso, parado por gritos racistas a Vinicius, expulsado después por una agresión, el Real Madrid ha regalado media salvación al Valencia por seguir desconectado de una Liga en la que no se juega nada.

El equipo de Ancelotti, en caída libre, ha perdido en Mestalla (1-0) en un partido tremendo que acabó en el minuto 106 ante los mil y un líos que hubo: gritos racistas a Vinicius, que se encaró con la grada, expulsión del brasileño, una rivalidad entre los dos equipos... Ganó el que de verdad se la jugaba, el Valencia, y perdió un equipo sin alma en Liga desde hace semanas que regaló 80 minutos.

El encuentro marcará un antes y un después en España. Estuvo parado 10 minutos porque Vinicius se encaró de forma directa con quienes le insultaron con corte racista. Y la que se formó en Mestalla fue enorme. Minutos después el propio Vinicius acabó expulsado por un manotazo a Hugo Duro. Y la que se formó fue tremenda.

En lo deportivo, el Madrid, que regaló 80 minutos, tocó y tocó el balón para nada, para aburrir y para que el Valencia gestionara fuerzas y no se cansara a pesar del éxtasis con el que salió. Eso se vio muy bien en el único gol, obra de Diego López, uno de esos chavalines de la cantera que están salvando (literalmente) al Valencia. Los chavales de la cantera son quienes mantienen a un equipo histórico en Primera.

El Valencia se salva

Ante el desastre de Mendy, que ha regresado de lesión en una forma lamentable, el Valencia se aprovechó para hacer un gol clave. El francés se quedó parado, no permitió el fuera de juego y después se le escapó Diego López, al que debía marcar en el segundo palo y remató a placer tras quedarse dormido.

Apareció Courtois en dos ocasiones con dos paradones, la primera a Javi Guerra (otro chaval) y la segunda al mencionado Diego López. Ya en la segunda parte fue Mamardashvili quien le sacó el empate a Rodrygo, suplente en Mestalla y al que Ancelotti sacó en el descanso en lugar de Camavinga. 10 minutos después la volvió a tener Rodrygo, al que se le fue el balón arriba.

Hubo entonces el momento de más tensión no solo en este partido sino de lo que va de Liga. Todo empezó por una acción de mal deportista y profesional de Comert, que aprovechando que un balón estaba en el área (que no era el reglamentario) lo empujó para que golpeara al esférico con el que de verdad se jugaba. Ahí se formó un quilombo: el árbitro no lo vio, se lo tuvieron que decir por el pinganillo y en mitad de eso a Vinicius le gritaron nuevamente insultos racistas.

Y el brasileño, esta vez, sí se revolvió. El jugador del Real Madrid se fue a la grada y señaló de forma clara a quien le había hecho cánticos racistas. El partido se paró, el árbitro pidió calma pero Vinicius siguió denunciando las actitudes que son una vergüenza en la sociedad. El colegiado –De Burgos Bengoetxea– se fue a por él y le prometió que si había más insultos el partido se suspendía.

Después del lío a Vinicius le hicieron un penalti, pero no estaba la cosa como para pitarlo. Mestalla hubiera explotado. El ambiente estaba ya tan caldeado que acabó de la forma más previsible: tangana, pelea entre unos y otros y una expulsión de Vinicius que también dará que hablar.

Al madridista le expulsaron porque en una tangana dio un manotazo a Hugo Duro (expulsión justa) y aquello acabó con un desastre total, esta vez sí provocado por Vinicius, que cuando abandonó el campo se puso a hacer gestos de a Segunda al Valencia cuando realmente esta victoria del Valencia sobre su equipo les acerca muchísimo a la salvación.

Mamardashvili, portero del Valencia y al que también pudieron expulsar en una de las tanganas, hizo tres paradones en el tramo final del partido (a Lucas, a Kroos y a Benzema) que dio esa salvación virtual al equipo ché, que ha vivido todo el año de forma agónica y llega al tramo final con cinco puntos de ventaja sobre el descenso.