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Florentino Pérez y Joan Laporta, en una imagen de archivoEFE

Florentino Pérez no va al palco del clásico tras el bochornoso tuit del vocal del Barcelona contra Vinicius

  • Miguel Camps, directivo azulgrana, ha publicado un mensaje en el que llama «payaso» a Vinicius y afirma que «se merece unas collejas». Ante el enésimo ataque azulgrana al Real Madrid, el presidente blanco cambia de planes y no estará en Montjuic

La obsesión de los barcelonistas y de los dirigentes del Barcelona con el Real Madrid es enfermiza. Toda su vida se rodea en torno a lo que hace o deja de hacer el conjunto madrileño. Florentino Pérez no acudirá al palco del clásico ante el enésimo ataque de un directivo azulgrana contra la casa blanca, en este caso contra un futbolista, Vinicius. Un tuit bochornoso y fuera de lugar del vocal de la Junta directiva barcelonista, Miguel Camps, ha sido el detonante de la decisión de Florentino Pérez.

El mensaje escrito contra Vinicius por parte de Miguel Camps, que es un representante oficial del Barcelona, es vergonzoso. «No es racismo, se merece una colleja por payaso y vacilón. ¿Qué representan estas bicicletas innecesarias y sin sentido en el medio del campo?», comentó en un tweet que posteriormente borró.

El adiós a Fernando Fernández Tapias

Florentino Pérez ha sufrido horas muy duras tras el fallecimiento de su gran amigo Fernando Fernández Tapias, vicepresidente primero del club blanco. Un hombre a quien el presidente del Real Madrid defendió a capa y espada en los juicios que el empresario y naviero mantuvo frente a parte de su familia por el control de sus empresas.

El miércoles fue, por ello, un día complicado personalmente para el dirigente madridista, pero el dolor de esa pérdida no había afectado a su postura inicial de acudir al palco de Montjuic. Fue el mensaje impresentable de Miguel Camps la causa de su cambio de planes. Florentino Pérez no viajó en las dos últimas visitas al Camp Nou y ahora tampoco lo hará.

Antimadridismo barato

Ya había razones para no acudir, pero el tuit del vocal de la junta directiva del Barcelona ha sido la gota que ha colmado el vaso. Hay que discernir las cosas y tenerlas muy claras. El máximo responsable del Real Madrid no puede estar al lado de Laporta en Montjuic después de este ataque periódico de los directivos azulgranas contra la casa blanca para intentar tapar sus graves problemas judiciales. La presentación de la casa blanca como acusación particular en el caso del BarçaGate expresa con nitidez la posición institucional del Real Madrid respecto a la presunta corrupción cometida por el Barcelona.

El posicionamiento de la institución del Bernabéu está definida. Se mantienen las relaciones con el equipo catalán, pero ahora son más tensas todavía. Una tensión que Laporta ya había alimentado con sus ataques amarillistas al Real Madrid con el fin de justificar todos los conflictos que soporta la entidad azulgrana, de los que él tiene mucha culpa. Fue quien cuadruplicó los salarios de Enriquez Negreira desde los 33.000 euros mensuales a los 133.000 cada treinta días, cifras que se dicen muy rápidamente pero que son bastante elocuentes de su objetivo.

La presencia del Real Madrid como acusación particular en este litigio tiene muchos argumentos, demasiados. El Barcelona ha intentado sin éxito impedir esa presentación particular en el caso de su máximo rival. El Real Madrid tiene todo el derecho como perjudicado. Es el gran perjudicado, a tenor de los resultados deportivos de los últimos veinte años.

Con estas batallas judiciales en primera línea, Laporta atacó dialécticamente con el objetivo de desviar la atención y esconder la situación. En la institución del Bernabéu están cansados de escuchar los inventos del dirigente barcelonés para tapar sus grandes problemas, afirmando por ejemplo que el Real Madrid era el equipo del régimen y que hay un madridismo sociológico que quiere enjuiciar al Barcelona.

Las medallas del Barcelona a Franco

El latiguillo del equipo del régimen se escuchaba ya en la etapa de Agustín Montal en los años sesenta, una época en la que el Barcelona vio como Francisco Franco le eliminaba toda la deuda, por valor de 267 millones de pesetas, todo un dineral en aquellos tiempos, que fue pagado por todos los españoles. En una comparativa del nivel de vida actual, Franco perdonó al Barcelona alrededor de 800 millones de euros.

Por eso en el Real Madrid alucinan con las declaraciones de Laporta. El vídeo que emitió la entidad madridista con todas las imágenes de las relaciones y agasajos del Barcelona al antiguo Jefe del Estado fue demoledor, viendo a los futbolistas brazo en alto.

En esta huida hacia adelante del Barcelona y del barcelonismo para tapar todo lo hecho en la época franquista, fue el predecesor de Laporta en el cargo, Bartomeu, quien eliminó las dos medallas de oro y brillantes que el club azulgrana entregó a Franco tras aquel apoteósico perdón económico. Pero no han devuelto el dinero, claro. No podrían, porque el club debe hoy en día 4.300 millones de euros tras firmar el crédito de 1.450 millones, al 6 por ciento de interés, para remodelar el Camp Nou.

Una afición domesticada

Las últimas declaraciones de Laporta ya habían rellenado otro capítulo del amarillismo facilón y populista: «Hay un madridismo sociológico». El presidente del Barcelona dejaba entrever que las élites de la sociedad española son madridistas y que por eso quieren juzgarle. En el Real Madrid no han gustado nada esas manifestaciones que, por otra parte, tampoco sorprendieron. Era otro intento más de intentar tapar la realidad.

Laporta tiene una afición anestesiada y domesticada, nada crítica con todas las irregularidades económicas y deportivas cometidas, a la que le gusta escuchar estas cosas. Y ahora, el mensaje ofensivo del vocal de la Junta directiva azulgrana contra Vinicius ha rematado una situación que ya era desagradable. Insostenible.

La Superliga y nada más

Hay que ser muy claros en esta dualidad. Ahora mismo lo único que mantiene unido al Real Madrid respecto al Barcelona es el proyecto de la Superliga, cuya sentencia se conocerá el 21 de diciembre. Nada más.

En esta tesitura, con las palabras ofensivas de Miguel Camps y las acusaciones populistas de Laporta, Florentino Pérez no se sentará a su lado en el palco de Montjuic. Se acabó.