La gran metamorfosis de Xavi dos años después: del juego bonito al resultadismo
La historia siempre indicó que el Barça era un equipo que jugaba al fútbol de manera atractiva, pero Xavi ha roto con ese estilo y el conjunto azulgrana ni se parece a lo que prometió el técnico
La nueva excusa de Xavi: si el Barça no juega bien es por culpa de la prensa
Históricamente, el FC Barcelona siempre se ha caracterizado por ser un equipo muy reconocible en lo que a juego se refiere. Y por las paredes del Camp Nou siempre ha retumbado la palabra tiqui-taca, un estilo de juego que fue inventado por el neerlandés Johan Cruyff, toda una leyenda barcelonista.
Cruyff estuvo en el banquillo azulgrana desde el 1988 hasta el 1996. Y en esa etapa el Barcelona se caracterizó por ser un equipo que practicaba un fútbol vistoso, ofensivo, alegre y, sobre todo, espectacular. «Ningún equipo corre tan poco como el Barcelona. Mis jugadores tienen siempre el balón; son ellos los que marcan el ritmo del partido y deciden dónde se juega. Sólo hay un balón y quien lo tiene decide», dijo en su día el Tulipán de Oro (apodo que recibía cuando era jugador).
El holandés sembró una semilla que, con el tiempo, fue evolucionando. Frank Rijkaard y Pep Guardiola le dieron continuidad. Y el técnico catalán fue el que lo terminó de explotar. Por mucho que cueste reconocerlo, ese fútbol levantaba a más de uno del sillón. El problema es que con el paso de los años, este modelo se ha ido desgastando y el fútbol actual no tiene nada que ver con el tiqui-taca. Para que se entienda mejor, se ha pasado a un fútbol de toque a uno mucho más físico y vertical, donde la destrucción adquiere un protagonismo especial.
Y con la llegada de Xavi Hernández al banquillo culé eso ha cambiado. El técnico de Terrassa llegó al Barça en noviembre de 2021 y dejó una frase que el barcelonismo se grabó en el alma. «Entendemos el juego como un juego de posición. El sistema puede cambiar, pero no queremos especular, queremos ser protagonistas, dominar el balón. Queremos presionar alto, recuperar la pelota en campo contrario, ser agresivos, ser intensos y crear ocasiones de gol». Hernández quiso cambiar las palabras, pero esa definición correspondía al tiqui-taca.
Un Barça resultadista
Xavi siempre ha sido un enamorado del fútbol y del juego bonito. Sin embargo, dos años después, el Barça no tiene nada que ver con la definición que aplicó el egarense el día de su presentación. En la actualidad, nadie reconoce al conjunto azulgrana. Y eso, se puede decir, que es culpa de Xavi.
Bien es cierto que el Barça actual no tiene nada que ver con ese Barça de Guardiola que tanto enamoró al aficionado al fútbol. Pero si se tiene tan clara una idea de juego, lo mejor es mantenerla en el tiempo por mucho que el fútbol de hoy en día sea bien distinto y que requiera de un mayor fondo físico.
Ahora bien, ¿por qué el Barça de Xavi ha adquirido el adjetivo de resultadista? La respuesta es sencilla. El equipo azulgrana está mucho más interesado en conseguir un buen resultado final que en favorecer cualquier otro aspecto estético del juego. Si uno ve un partido del Barcelona lo podrá comprobar.
Antiguamente, el Barça siempre quería golear y dejar con un buen sabor de boca a sus aficionados. El fútbol es un deporte muy imprevisible y no siempre se puede ganar, por poner un ejemplo, 5-0 a tu rival. No obstante, el Barça ha mutado al unocerismo y a un juego mucho más rácano que, incluso, desespera a sus aficionados. Y eso está dejando en muy mal lugar al propio Xavi. Joan Laporta y compañía empiezan a dudar del egarense y, de seguir así, podría ver su puesto en peligro.
Por el momento, el conjunto azulgrana marcha tercero en la liga española a dos puntos del Real Madrid. Está claro que jugar así en nuestras fronteras le vale al Barça, pero el problema radica en competición europea. Si los azulgranas quieren hacer un papel digno en Champions van a tener que darle vueltas a este estilo. En Europa, los equipos no perdonan y el juego bonito importa bien poco.