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Qatarí que te viTomás Guasch

El Turco. ¡Qué bueno va a ser el Turco!

Esta vez controló la pelota en el centro del campo, al mismo tiempo echó un vistazo a lo lejos, al portero. Le vio adelantado y la mandó al larguero

Bueno ya lo es. Buenísimo. Me traslado a cuando juegue con asiduidad. Basta con verle andar, moverse, pedirla. No le he tenido cerca todavía, pero seguro que también huele especial. A crack. Sí, sí. Su aroma es otra cosa. Seguro.

Lo empecé a percibir con Di Stéfano y Kubala y los pillé mayorcitos, daba igual. Me pasó después con muchos. Caso especial el de Ronaldo: llegó a Barcelona, se paró a hablar con el Periodismo y me coloqué a su espalda. A olerle. Cerré los ojos, me dejé llevar.

Fue extraordinario, fuera de lo normal. Más de una vez le dije: para, déjame oler. Se reía y se paraba. Se lo hacía también si coincidíamos por ahí con Brasil, con el Inter, el Madrid... Arda Güler. El Turco es de esos. Un hombre olor. Y me satisface pues de niño, cuando los niños estudiábamos Historia, el turco me excitaba en plan yuyu. Lepanto, don Juan de Austria, esas cosas. Para los niños de ahora, austríaco David Alaba. Arda no me da yuyu. todo lo contrario. ¡Qué fenómeno!

Esta vez controló la pelota en el centro del campo, al mismo tiempo echó un vistazo a lo lejos, al portero. Le vio adelantado y la mandó al larguero. No entró y me encabrité. No tarde en consolarme. Para culminar eso con éxito, además, hace falta un pelo de suerte. Tener el fútbol en la cabeza como él lo tiene nada que ver con la fortuna. O sí: la suerte de que tu madre te pariera así. Minutillos le dan y es un alboroto. Golazo al Celta y esto de Pamplona. ¡Qué bueno va a ser El Turco!

El Madrid ganó un partido que se adivinaba durillo. Duró si acaso una hora, hasta que Brahim hizo el tercero. Se celebraría en Marruecos, imagino. Osasuna no andaba fino se fue comentando. Le añado lo fundamental: no le dejó el Madrid resquicio a la finura ni a otra cosa, se lo comió. La tarde me recordó la del 4-0 al Girona. El Madrid, a ganar. Sin más. Y cuando decide hacerlo, cuando junta cabeza y piernas, aquí estoy yo, lo normal es que gane.

Así, así debe jugarle al City. A por él en cuanto agarre la primera pelota. Jugar en campo contrario. Dio una lección y sin Bellingham. El que no estará ente el Athletic el Domingo de Resurrección será Vinicius. Tarjeta por protestar, la quinta. Pudo callarse, OK. Veintiuna tarjetas ha visto en las tres últimas temporadas. Me temo que más que los defensas que han tenido a bien sacudirle: es la Liga.

2-4. 72 puntos. El Ayuntamiento de Madrid puede ir limpiado las vallas. Para Cibeles, digo. Que luego todo son prisas.