Pues hala, hasta julio en América
Es el Madrid. El que viene de una paliza bestial. El que fiel a sus cosas regala un gol nada más empezar. El que llega Lamine, qué tío, y santamente va Ancelotti y reserva a su mejor marcador, Mendy, porque está medio tieso
La semanita es para que todo acabara ahora. Que le dieran la Champions al PSG, el tiempo que llevan tras ella las criaturas, la Europa League a Xabi Alonso y la Liga al Madrid, que eso parece inevitable. Y de vacaciones. Aquí servidor ya está bañándose en la Macarella, pescando pulpo según sale de la bahía de Fornells. La Menorca de Llull. Todo eso.
¿Qué usted no se pierde el show ante el Bayern? Le entiendo: ¿cuál será? Excita imaginarlo. Y es imposible saberlo. Luego les hablo de Lucas Vázquez, el último show. Pero permítanme que insista diría Matías Prats: lo de esta semana me parece insuperable madridistamente hablando. ¿La 15? Bueno, pero si hay 14... City y Barça patas arriba. En un plis plas. ¿No es para irnos a preparar la Eurocopa, los Juegos, todo eso? ¡Síííí!
Lucas, decía. El gol de Jude en el alargue. La enésima remontada y por dos veces, 0-1 y 1-2, todo se queda pequeño ante el partido del gallego que de lateral hizo honor a su mote, Cafucas, en honor a Cafú, creó como Sócrates, el de los pies pequeños, no el filósofo, o también, y remató como Ronaldo Nazario. ¡Es el Madrid! Donde no le esperas, liebre que salta. Y es Lucas, el que se cachondea del mundo en las tandas de penaltis. Además.
Es el Madrid. El que viene de una paliza bestial. El que fiel a sus cosas regala un gol nada más empezar. El que llega Lamine, qué tío, y santamente va Ancelotti y reserva a su mejor marcador, Mendy, porque está medio tieso. Y no le pone ni a Nacho ni a Fran sino a Camavinga.
Me recordó a mi abuelo cuando me decía: «a los jóvenes os conviene sufrir, vete 'pa' la mili». Camavinga la hizo con el chico del Barça y en Marina, 18 meses. La que más en aquellos tiempos, lo sabré yo.
El Madrid. El que ve claro que sí, que el Clásico era importante, pero sólo eso. El que sabía que si no ganaba la Liga esta jornada lo haría la siguiente o la otra. Y fue y la ganó porque es el Madrid y es más que el Barça, que mal no estuvo, pero eso, menos. Cuando se vio abajo aceleró y le hizo un 2-0 en el tramo decisivo del partido. ¡Qué locura!
Campeón. Ya. Desde Navidad. Sucede que hay que ir jugando, pero con verle un rato -32 partidos una derrota y discutible, y otras tantas cosas que no es necesario recordar- no urgía ser Einstein para descubrir que esto, la 36, era sólo cuestión de tiempo.
Otra noche más para la gloria, la leyenda, el goce único que es el Madrid. Y sin lesiones, el verdadero gran triunfo. El último partido con el Barça este curso. La próxima vez será en América, el partidito ese del verano que acostumbran a ganar los culés. La última vez por 3-0. Cuando acabó Carvajal dijo: «Tranquilos, les pasaremos por encima». Un sabio. ¡Ah! Justicia poética y más que el gol del título lo marcara Bellingham. No hace falta decir por qué, ¿verdad?