¿Dónde hay más magia? ¿En el Madrid o en los 17 años de Negreira?
Este domingo camino a San Isidro recibirá el trofeo y lo paseará junto a su gente con la excitación post Bayern todavía en el ánimo de todos. Existe un convencimiento general de que lo del Bernabéu es inexplicable. Sin distinción de sexos, oficios, aficiones. Unos dicen que es magia, otros que el estadio está encantado, los hay que hablan de hechizo. Es posible
El Madrid ganó el primer partido de esta su pretemporada rumbo al compromiso serio que le queda: el de Wembley, of course. Por cierto: el Granada salió descendido. Un abrazo al genio que pensó que estaría bien darle al campeón la copa antes de que empezara el partido en Los Cármenes. Ni el que asó la manteca.
En este ambiente raro, los dos habrían jugado el partido por teléfono, salió Brahim y fue una delicia. Este chico vale mucho. ¿Podrían decirme que futbolista español puede ofrecer al equipo lo que él? Uno, díganme uno. No que Fulano es muy bueno y Zutano, Pelé. No. La pregunta es quien o quienes son mejores que Brahim y no nos cabe entre veintipico tíos rumbo a la Eurocopa. Gracias.
Esta vez mostró su cara goleadora. Además, digo. Y ayudó a su equipo a ganar el partido en juego y el otro: pasarlo sin
percances. Tocando, saliendo, no exponiendo. Está peliagudo que Tchouaméni juegue en Wembley. Con él, el Madrid no ha perdido y tratándose de la 15 -posible- todo contratiempo mosquea.
Si no juega lo hará Camavinga, otro que estuvo la mar de bien. El partido empezó con algo tremendo: la diferencia más grande entre dos equipos en la historia de la Liga: 87-21, 66 puntos. Ya son 69. No era raro que ganara el Madrid, claro. 29 partidos seguidos ya sin perder en el campeonato, es su récord. Pero estuvimos unos días que sin un remate de no recuerdo ya quien entró o no en la portería de Lunin. Bien.
Este domingo camino a San Isidro recibirá el trofeo y lo paseará junto a su gente con la excitación post Bayern todavía en el ánimo de todos. Existe un convencimiento general de que lo del Bernabéu es inexplicable. Sin distinción de sexos, oficios, aficiones. Unos dicen que es magia, otros que el estadio está encantado, los hay que hablan de hechizo. Es posible.
Pero no lo máximo en cosas raras en esto del fútbol español. Magia, encantamiento, hechizo de verdad es pagar 17 años al número dos de los árbitros y que 15 meses después no te haya pasado nada. ¿Quince? Quince. La magia que no cesa...