Lamine Yamal le da la victoria a un Barça gris que recupera la segunda posición

Como el estudiante que de repente se encuentra en mayo, con los exámenes finales llamando a la puerta y todo el trabajo acumulado, Barça y Real Sociedad han llegado a este tramo final de temporada con los deberes por hacer. Ambos, además, viniendo de años de sobresaliente, buscando rescatar el aprobado. El Barça venció y recupera la segunda posición, a merced del Girona, mientras que la derrota de la Real, otra más en sus muy irregulares últimos meses, les condena a la séptima posición, plaza de Conference League.

De inicio, sorprendió Imanol Alguacil, entrenador de la Real, prescindiendo del sistema habitual para apostar por un 5-4-1 con el que se buscaba, en principio, un planteamiento más reactivo para amenazar a la contra. Sin embargo, las apariencias engañan. Y la Real, a través de su novedoso sistema, buscaba una presión altísima, con la última línea a la altura del mediocampo, para incomodar los primeros pases culés.

Además, cuando tenían el balón, los vascos no usaban a Oyarzabal como un segundo delantero, como se podía esperar, sino como un cuarto centrocampista. Con ello, generaban superioridades y encontraban ventajas desde las que dañar al rival, buscando en todo momento encontrar a campo abierto al rapidísimo Becker. El delantero surinamés quería emparejarse con el joven Cubarsí, que actuaba en el perfil diestro, el menos habitual para él pese a ser el de su pierna natural.

Los de Xavi, con Pedri de vuelta al once, no lograban asentarse en campo rival ni tener posesiones largas. Hasta que, poco a poco, Raphinha, en un nuevo ejercicio de personalidad superlativa, quiso darle la vuelta a la tortilla y pasó a ofrecerse con mucha insistencia por dentro, ofreciendo un contexto donde los apoyos de Lewandowski y los regates de Yamal, enfrentándose al joven e inexperto Aramburu, hacían mucho más daño.

La Real no había logrado adelantarse en su fase de dominio y eso, en el fútbol, siempre se paga caro. Primero Raphinha (¡quién iba a ser!) estrelló un balón contra la madera e, instantes después, Lewandowski, que está finalizando la temporada en un espectacular estado de forma, se inventó un pase donde no había nada que castigó a la adelantada zaga realista. Gündogan, atacando el espacio, como en sus mejores momentos en Manchester, asistió a Yamal que no dudó ante Remiro.

No cambió nada en el paso por vestuarios, con la Real manteniendo sus intenciones presionantes pero con menos energía para ello. Ante eso, Gündogan y Pedri juntaban pases y le bajaban el ritmo al encuentro, limitando las salidas a la contra del conjunto vasco.

Con el partido en un peligroso punto muerto, con Raphinha y Merino, respectivamente, errando ocasiones claras, Imanol decidió intervenir e ir a por el partido. Vuelta al 4-3-3, con Kubo y Barrenetxea en las bandas y Mikel Oyarzabal ejerciendo de ´9´. Quizás, se movió demasiado tarde el entrenador txuri-urdin, y eso también quiso demostrarle el jugador japonés en sus primeras intervenciones, creando peligro y despertando a una Real muy dormida en el segundo tiempo.

Con la Real lanzada en busca del empate, un punto que les habría dejado por encima del Betis en la tabla, el Barça gozó de espacios para sentenciar el partido a la contra. De ahí la inclusión del veloz Ferran Torres por un cansado Lewandowski, en un contexto donde Yamal volvió a erigirse en líder de los suyos.

Con el partido roto, un penalti de Odriozola le ofreció en bandeja de plata el segundo gol a Raphinha, que obtuvo la recompensa a su gran partido. No fue un gran Barça, pero lo suficiente para sumar los tres puntos, adelantar al Girona en la tabla y recuperar la segunda posición. La Real, todavía sin la plaza europea garantizada, se jugará mucho en las tres jornadas que restan.