El Real Madrid se atasca en Palma de Mallorca y cede los dos primeros puntos de la temporada

Mallorca siempre es una plaza complicada para cualquier equipo de la Liga y en la que es muy difícil sumar de tres por varias razones. Y eso es lo que le sucedió al Madrid este domingo. Los de Carlo Ancelotti se estrellaron contra el muro bermellón y no consiguieron debutar con victoria después de jugar un partido algo insulso (1-1).

El Real Madrid levanta pasiones allá por donde va y para presenciar el debut liguero de Kylian Mbappé, el estadio de Son Moix se llenó hasta la bandera. El feudo bermellón presentó sus mejores galas para recibir al vigente campeón de Liga. Más de 23.000 personas poblaron sus gradas y se hicieron notar desde el principio.

El Mallorca arrancó con un grado de motivación tremendo y en los primeros minutos se quedó a nada de poder ponerse por delante en el encuentro. Pero Courtois se hizo enorme bajo palos y evitó en varias ocasiones el tanto del conjunto mallorquinista. El Madrid había salido algo timorato al partido.

Cada vez que Vinicius tocaba el balón, se escuchaban pitos desde la grada. Había un ambiente de crispación total. El público de Son Moix no olvidó los piques del pasado que tuvo el brasileño con Pablo Maffeo y con Antonio Raíllo. Los pitos motivaron al Madrid y en el 13', Rodrygo silenció a todo el estadio con un golazo espectacular. Greif no pudo hacer nada para detener el disparo del carioca.

El gol le dio tranquilidad al Madrid y le sirvió para hacerse con el control del partido. El Mallorca lo intentaba a la contra, pero a los hombres de Jagoba Arrasate se les veía algo agitados y ese nerviosismo les estaba impidiendo llegar al área blanca con sentido. Para sorprender al equipo de Ancelotti hace falta un punto más de tranquilidad. Y el conjunto bermellón no la estaba teniendo. Los baleares se estaban precipitando más de la cuenta.

La buena noticia para el Mallorca es que Kylian Mbappé no acababa de aparecer. El francés no era capaz de encontrar esos espacios con los que suele ser mortal. Básicamente porque Raíllo y Valjent le tenían controlado. El peligro blanco estaba más por las bandas, pero superada la media hora el partido se empezó a calentar (muchos choques, poco fútbol, protestas constantes) y en esas el Mallorca gozó de alguna ocasión para empatar. El partido llegó al descanso y el Madrid se fue al vestuario bajo una pitada estruendosa.

El Mallorca se lo cree

El Real Madrid confiaba en que el Mallorca se viniese abajo en la segunda mitad, pero en los primeros minutos quedó claro que los de Jagoba Arrasate no se iban a rendir tan fácilmente. Sabían que el resultado era corto y que en una acción puntual iban a conseguir empatar.

Y el empate llegó a los ocho minutos de la reanudación. Dani Rodríguez sacó un córner perfecto que cayó en la cabeza de Muriqi y el delantero kosovar remató al fondo de las mallas ante la pasividad de la zaga blanca. Son Moix celebró el gol de su ídolo con efusividad y Ancelotti le pidió a los suyos algo más de calma.

Asano estaba volviendo loco a Rüdiger. El extremo nipón, uno de los nuevos fichajes del conjunto balear, atacaba con inteligencia y de sus botas salía todo el peligro bermellón. El Mallorca se empezó a creer que podía ganar al Real Madrid. No era un sueño. Era una realidad.

Para controlar un poco más el juego en el centro del campo, Ancelotti introdujo a Luka Modric por Tchouaméni. El medio croata se llevó la ovación de Son Moix y se puso el brazalete de capitán. El Madrid necesitaba algo más de paciencia con balón. En ese sentido, la sombra de Kroos era alargada y se estaba notando mucho su ausencia en la sala de máquinas.

El tiempo avanzaba y el Madrid no era capaz de derribar el muro que había plantado el Mallorca. No había forma de encontrar espacios y cada vez que el equipo de Ancelotti tiraba a puerta allí estaba Greif para negarle el gol a los blancos. El guardameta eslovaco estaba firmando un partido espectacular.

El Madrid estaba más cerca del gol y solo se jugaba en campo del Mallorca. Ancelotti apuró sus opciones y llevó a cabo un triple cambio para ganar algo más de frescura en ataque. La amenaza del pinchazo estaba ahí y el italiano lo quería evitar. Pero ya era demasiado tarde. El Mallorca perdió tiempo y el Madrid se tuvo que conformar con un punto que le sabe a poco.