De ser un ciclón a tener números de equipo de descenso: a Flick se le cae el Barcelona a pedazos
El equipo azulgrana se ha deshecho como un azucarillo y el técnico alemán no encuentra la forma de volver a la senda de la victoria
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«Es inexplicable». Estas palabras de Pau Cubarsí son seguramente las mejores para describir lo que vivió el FC Barcelona en Montjuic el pasado sábado por la noche. El equipo azulgrana firmó un buen partido, pero perdonó la vida al Atlético de Madrid y terminó encajando su tercera derrota consecutiva en casa. Una racha negativa que solo ha vivido una vez en su historia, en 1965, y que deja muy tocado a Hansi Flick.
Para que nos hagamos una idea de la magnitud de la crisis que está viviendo el Barça, muchos de los que leerán esta noticia jamás han visto al conjunto culé encajar tres derrotas consecutivas en casa, solo pasó una vez y fue hace 59 años. Además, las dos primeras derrotas de esta mala racha fueron ante equipos que pelean por la salvación, como son Las Palmas y Leganés. Por menos han caído entrenadores en el Barcelona.
Hansi Flick aterrizó el pasado mes de julio en la Ciudad Condal después de que Joan Laporta decidiera acabar con la era Xavi. Fue un despido extraño, primero dimitió en diferido, luego dio marcha atrás y se quedó tras fundirse en un abrazo con el presidente y meses más tarde lo fulminaron y se marchó de mala manera. Un culebrón difícil de explicar que provocó la llegada del técnico alemán, que ha pasado de ser un gran acierto a generar muchas dudas.
El ex del Bayern y la selección alemana se presentó en el campeonato español con un fútbol atrevido y novedoso. Goles, presión asfixiante y una defensa adelantada que hacía caer a los atacantes rivales constantemente en fuera de juego. Una receta que pilló al resto de equipos con el pie cambiado y que vivió su mejor momento con el 0-4 en el Bernabéu y el 4-1 al Bayern en Champions, ambos a finales de octubre.
La caída en picado
En ese momento, líderes en España y dando un gran nivel en Europa, el Barcelona confiaba en vivir un año glorioso, con una generación dorada en La Masia, con gente como Cubarsí, Casadó, Balde o Lamine Yamal. Todo salía a pedir de boca en la Ciudad Condal y parecía que la mejor decisión de Laporta en su segunda etapa como presidente había sido la de prescindir de Xavi para incorporar a Flick, pero en Navidad, que es cuando se ponen las primeras notas, el alemán tiene peores números que la leyenda azulgrana.
Xavi Hernández hizo dos temporadas completas al frente de la nave culé. La primera de ellas la cerró con 50 puntos en la primera vuelta, mientras que en la segunda hizo 41 y ya estuvo muy cuestionado. Por su parte, Flick, en sus primeras 19 jornadas ha hecho 38 puntos y de los últimos 21 únicamente ha sumado 5. Empezó como un tiro, pero ahora sus cifras son de equipo que está peleando por mantener la categoría.
Una vez que para el Barcelona ha terminado la primera vuelta, es momento de analizar qué le ha pasado a un equipo que empezó la Liga con siete victorias seguidas y que ha ido líder desde la primera jornada hasta la 18. Estaban viviendo un cuento de hadas y ahora puede ser una pesadilla y acabar a seis del Atlético y cinco del Madrid. Es un colchón importante.
Lo que está claro es que el resto de equipos se ha fijado mucho en lo que ha ido haciendo el Barça en los primeros meses de competición. Su presión asfixiante ha seguido funcionado, pero ya no se ha transformado en goles y muchas veces a los jugadores les ha hecho llegar en reserva a los últimos minutos, Lewandowski vuelve a ser el del año pasado y apenas tiene incidencia en el juego y el sistema defensivo hace aguas por todos lados. La arriesgada táctica del fuera de juego ya no sale y al Barça lo matan una y otra vez al contragolpe.
En manos de un niño de 17 años
No obstante, lo más destacable es la dependencia que tiene el Barcelona en Lamine Yamal. Es un hecho, si el internacional español no sale de titular el Barça no juega. Todo el fútbol de ataque pasa por sus pies y un equipo del tamaño del Barcelona debe tener más recursos que fiarlo todo al 'heredero' de Messi. Es buenísimo, está claro, pero no hace milagros y los culés están otra vez como el año pasado. Ya hay miedo a un nuevo año en blanco y Flick empieza a estar cuestionado.