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Kylian Mbappé, durante el partido ante Las PalmasEFE

El Mbappé que buscaba el Real Madrid ya está aquí: líder en el vestuario y en el campo

Kylian Mbappé siempre estuvo destinado a jugar en el Real Madrid. Desde que en el año 2017 su nombre comenzara a sonar como una de las estrellas del futuro, el equipo blanco se interesó en hacerse con sus servicios. Era el gran anhelo de Florentino Pérez y ha terminado siendo la guinda al pastel de una plantilla repleta de estrellas donde Carlo Ancelotti pone el equilibro necesario para gestionar los egos.

Un equipo con nombres como Jude Bellingham, Vinicius o Rodrygo Goes se sabe que puede tener sus problemas en el vestuario. Al final, todos ellos quieren ser la gran estrella del Real Madrid y la labor del italiano es tener a todos enchufados, comprometidos y sin que haya roces. La llegada de Mbappé se esperaba que añadiese picante al vestuario, pero todo lo contrario, el francés llegó con perfil bajo y sin asumir el rol de líder que se le pedía.

Sabía Mbappé que llegaba a un equipo que venía de ganarlo toda la temporada anterior, por lo que no quiso ser ningún problema y se empeñó en pasar desapercibido. Como gesto está bien, pero el Real Madrid buscaba al Mbappé líder, al que siempre quiere más y al que hace mejores a sus compañeros. Se buscaba eso, pero el Mbappé que llegó a Madrid no dio todo lo que se esperaba.

Su rendimiento nunca ha sido malo y sus números estaban bien, pero su incidencia en el juego era casi nula y se pasaba los partidos muy perdido en el campo. El hecho de que le movieran de la banda izquierda a la posición de delantero centro dejó desdibujado al francés, con menos metros para correr y la obligación de brillar en espacios reducidos.

El periodo de adaptación

Quizás por la superestrella que es, para muchos el mejor jugador del mundo, sorprendió ver a un Kylian tan apagado en los primeros meses como jugador del Real Madrid. En realidad era algo normal, para empezar porque Mbappé llegó después de firmar una pobre Eurocopa y para continuar porque se metió en un equipo campeón que cambió el sistema para hacerle hueco en el once.

No lo tuvo fácil el delantero galo, pero nunca perdió la paciencia. Como él mismo dijo, tocó fondo tras fallar el penalti de San Mamés y tuvo actuaciones muy discutidas, sobre todo el 0-4 del clásico y el partido que despachó en Anfield. Dos escenarios donde no se debía fallar y Kylian no estuvo nada bien. La receta para revertir eso la conocía: trabajo y más trabajo. Y eso hizo.

Kylian Mbappé se señala el escudo durante la celebración de su gol frente al Celta en CopaX

Hay que destacar que Mbappé siempre ha ido a mejor y con una actitud envidiable. El galo se fue entonando, entró cada vez más en el juego del equipo y cogió la confianza que necesitaba. El Mbappé de noviembre era mejor que el de septiembre y el de diciembre mejor que el de noviembre, pero ha sido con la llegada de 2025 cuando se ha desatado y ha recuperado el nivel de mejor jugador del mundo.

El batacazo en Arabia Saudí dejó solo una noticia positiva: Mbappé ya es Mbappé. El francés realizó varias jugadas de auténtico crack y fue el único peligro para el Barcelona. Además, ya mostró que se entiende a la perfección con Rodrygo y está haciendo mejores a sus compañeros. Ahora le falta compenetrarse mejor con Vinicius. Tiempo al tiempo.

El mes de enero está siendo el del mejor Mbappé en el césped. Es ya el líder del equipo y además ha asumido la otra tarea que le pedía el Real Madrid: ser un referente en el vestuario. Un jugador de su nivel no podía pasar desapercibido y tiene que ser el espejo en el que se miren otros compañeros. «Mbappé estaba endiablado. Hacía tiempo que no veía a un jugador marcar tanto la diferencia», comentó Ceballos para hablar de la exhibición del francés ante Las Palmas.

Ha tardado cuatro meses, pero Mbappé ya es todo lo que esperaba el Real Madrid. El Bernabéu ya le canta, sus compañeros le admiran y ahora solo falta que lleguen los títulos. Mbappé ya lidera y quiere hacer historia en el Real Madrid.