Qatarí que te viTomás Guasch

Bon soir, tristesse

Del partido, para qué hablar. Se resume en dos palabras: fueron mejores. Los especialistas ganaron a los genios. Felicidades

Menotti lo dijo un día: el que no conoce la tristeza en el fútbol no sabe lo que es la tristeza. En el tenis, igual. Porque, además, estaba Rafa. La tarde, la noche, el día de mañana, mucho tiempo tardaremos en recuperar una normalidad seguramente irrecuperable. Brazos al cielo, O Rei se despidió de París. O sea del mundo. Continuemos en francés: merci beaucoup. O sea, muchísimas gracias, tronco. Sí, tronco: ¡Rafa es nuestro!

Del partido, para qué hablar. Se resume en dos palabras: fueron mejores. Los especialistas ganaron a los genios. Felicidades. Fue la cornada final en un día triste para nuestro deporte. Perdió Rafa. Perdió Carlitos. Perdieron juntos. Y antes, todos los que aspiraban a medalla. Celebremos que se va julio, fatal para los nuestros. Una sola medalla, el bronce de Garrigós. Miau.

Se empieza a empinar lo de superar las 22 de Barcelona. Está tardando agosto, el mes más esperado por miles de españoles. Agosto o nada. En agosto, medallas al rostro. Esperemos. Lo recupero del diario AS de los 60, cuando en su última página aparecía una señorita ligera de ropa. ¿Saben quién fue la primera? Doña Concha Velasco, entonces Conchita. Categoría. Cuando entraba ese mes aparecía este mensaje en la página: en agosto, guapas al rostro. No hay nada más guapo que una medalla.

El día empezó mal y acabó peor, sí. Fuimos cayendo, uno tras otro. Cuesta escribirlo, pero este último día de julio perdió hasta el Tato. Todos y él, el judoka paisano de Topuria que atiende por ese mote. En cuanto perdió, la verdad es que se la cosa se ponía mal. Ni el Tato... Adiós, Rafa. Hasta pronto, Carlos. ¡Cuánta tristeza!