Jordan-Fermín-Camello: oro, incienso y mirra
Empezamos regalando lo que confirmó que íbamos a jugar dos partidos, uno contra los franceses y otra contra nosotros mismos
La selección de fútbol iba camino del podio cuando Jordan Díaz se proclamaba campeón olímpico. Parque de los Príncipes, Stade de France, himno de España. París bien vale tanto sufrimiento. Dos oros en menos de una hora. ¿Y esto se acaba el domingo, ahora que le hemos pillado el truco?
El caso es que el día venía de nalgas. El futbol femenino se dio nuestro tortazo más inesperado en los Juegos. Al final, medalla de chocolate. Y con penalti a favor fallado en el último minuto. El portero alemán Wolff fue el Himalaya para Los Hispanos y los apartó de la final. Nalga doble. El waterpolo peleaba por el quinto puesto, el purgatorio o así.
Viernes raro y en estas, fútbol en París. Parque de los Príncipes. Francia rival: pues les metimos cinco a todo eso. Cinco. Los goles del triunfo en la portería donde Nayim le dio aquella Recopa al Real Zaragoza. ¿La de Arconada? No se de qué me hablan. Yo soy muy de Luis.
Empezamos regalando lo que confirmó que íbamos a jugar dos partidos, uno contra los franceses y otra contra nosotros mismos. Lo que hemos hecho todo el torneo, vamos. Arnau y Baena se hicieron un lío y 1-0. Prontito, para que lo tuviéramos claro. Después ambos dos se resarcieron.
Y en estas apareció Fermín, el MVP del torneo. Dos remates, dos goles. Ese arte que tiene el tío apareciendo en el área o alrededores. Tocado de cabeza a pies. En estas, falta: Baena, gol. 1-3. Factura cobrada y ya jugando un gran partid. Dos goles franceses nos llevaron a la prórroga. No iba a ser fácil, está en el AND de los chico. Fermín y Baena, sustituidos. El Parque era el de las fieras. Firmábamos los penaltis...
Pero sí, sí. Salió Camello, del Atleti, cedido al Rayo. Cuando Simeone trajo a Memhpis dejé dicho: Camello es mejor. Lo es. Jugó bien el 99% de los balones que tocó y coronó su faena con dos goles de ariete brasileño de toda la vida: Ronaldo, Romario, esas gentes. Dos desmarques, dos carreras, dos toques sensacionales. El segundo a pase de Arnau que en el último minuto decidió mandársela con la mano, larguísimo, y no quedarse la pelota.
Era el oro, el grito, la locura. El partido de la vida de estos muchachos. Lo más alto del podio sólo lo habíamos vivido en Barcelona'92. Inenarrable. Es el momento más dulce en la historia de nuestro fútbol, la más moderna digo. Honores pues a Santi Denia, el hacedor de todo esto. Total, una federación con el ex presidente procesado y el presidente inhabilitado manda en el fútbol, el olímpico y el otro. ¡España!
Y en plena celebración futbolera apareció Jordan Díaz. Otro ejercicio de nervios. Porque ganó desde el primer salto. No le hizo falta más, pasó del último intento. Cada carrera del portugués Pichardo era una locura. Pero no. 17.86. Eso es saltar, ¿verdad? Colofón al día más grande. Jordan, Fermín, Camello: oro, incienso y mirra. Qué imágenes, qué recuerdos. 17 medallas, las de Atlanta, Río y Tokio. Cuatro en atletismo, hasta estos Juegos habíamos ganado 16. Del balance total, ya hablaremos.