Cascada de protestas de selecciones y gobiernos: el Mundial de la tensión diplomática
Las selecciones, Federaciones y Gobierno de Australia, Canadá y Alemania se quejan ya abiertamente de lo hecho por Qatar
El príncipe Guillermo de Inglaterra, presidente de la Federación de Fútbol, no viajará a Qatar cuando siempre asistió a Mundiales y Eurocopas
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Primero fue, hace pocos días, la selección australiana de fútbol. Después se le unió la canadiense. Y a ellos se les ha sumado el Gobierno alemán. Y la Casa Real británica también hace gestos. A más cercanía del Mundial, más gestos de alejarse de Qatar. La batalla dialéctica y mediática ha comenzado.
El Mundial de Qatar es diferente. No solo en lo deportivo, que se juega en diciembre, sino en la defensa de los Derechos Humanos y el respeto a varios colectivos. Esa ha sido la sombra que lleva persiguiendo a este Mundial desde que se eligió en el año 2010. Y a tan solo tres semanas de su inicio Federaciones de Fútbol y Gobiernos de países comienzan a criticar a Qatar y su forma de afrontar este torneo tan polémico.
Australia, muy crítica
La más clara ha sido la selección de fútbol de Australia, que ya jugó en Qatar hace unos meses ya que fue allí donde acabó logrando el billete al Mundial tras eliminar a Perú en la repesca. Con un estremecedor vídeo, compartido en las redes sociales oficiales del equipo nacional, varios jugadores –16 en total– de Australia expresan su preocupación por el trato dado a los trabajadores inmigrantes.
«Estos dos últimos años nos hemos dedicado a comprender y conocer mejor la situación en Qatar. Nosotros no somos expertos pero escuchamos a organizaciones como Amnesty (International), la FIFA y más importante, a los trabajadores extranjeros en Qatar», dicen.
Añaden que «hemos tenido conocimiento de que el torneo fue asociado al sufrimiento de los trabajadores inmigrantes y de sus familias y eso no puede ser ignorado». Quienes hablan son los propios jugadores que jugarán el Mundial, de ahí la importancia del vídeo y el paso dado por la selección australiana.
La queja de Canadá
- En la misma línea ha ido Canadá, selección que jugará su segundo Mundial en toda su historia, al que vuelven después de 36 años. Con otra campaña, su Federación explica ahora que «apoya la búsqueda continua de nuevos avances en materia de derechos de los trabajadores y de inclusión».
«Creemos que uno de los legados de este torneo debe ser el de inspirar y fomentar nuevas mejoras en este ámbito, no sólo en Qatar, sino en toda la región», añaden en referencia a que estos problemas de protección de derechos humanos no solo ocurren en la sede del Mundial, sino en los países vecinos.
Conflicto Qatar-Alemania
En una cascada de declaraciones y gestos, entendibles por el cada vez más cercano inicio del Mundial, en Alemania ha sido el propio Gobierno quien ha expresado su preocupación. Toda una ministra del Interior, Nancy Faeser, ha criticado abiertamente a Qatar.
«Hay criterios que deben cumplirse y sería mejor que los torneos no se otorguen a esos estados», dijo Faeser, que justo después viajó a Doha. Estas declaraciones han provocado un conflicto diplomático entre Qatar y Alemania. El Ministerio de Exteriores qatarí convocó al embajador alemán en Doha y le entregó un memorando de protesta tras las declaraciones de la ministra, que después intentó recular explicando que asistirá al primer partido de Alemania.
Hay que recordar que ya antes había habido quejas, protestas y declaraciones de este tipo en otros países, Federaciones y selecciones, pero en la mayoría de los casos (como ocurrió con el caso de Haaland y su selección Noruega) se produjeron por parte de países no clasificados al Mundial.
El cabreo de Qatar
Qatar se defiende en unos momentos claves y expresan que acoger el Mundial, dice el Ministerio de Exteriores, «hace justicia para una región que ha estado sufriendo prejuicios injustos durante décadas» y representa una oportunidad para «promover los valores de la tolerancia entre todos los pueblos».
Ante este aluvión de críticas ha tenido que intervenir hasta el emir, Tamin bin Hamad al Thani, jefe de Estado de Qatar y encargado de abrir el Mundial el 20 de noviembre. Él, figura clave en la elección de este torneo en 2010 cuando era Príncipe, dice que desde que su país fue elegido para albergar el Mundial se ha visto «sometido» a «una campaña en contra sin precedentes que ningún país anfitrión ha enfrentado» en la historia.
El emir qatarí se ha encontrado también con el apoyo de todas las monarquías árabes de la zona, que a través del Consejo de Cooperación del Golfo denunciaron los «ataques recibidos» y se quejaron de «toda injerencia en sus asuntos interiores a través de alegaciones que no favorecen las relaciones diplomáticas».
Así, Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Omán han cerrado filas con Qatar en lo que se considera un ataque a sus países en global en un momento de tensiones diplomáticas que a buen seguro irán a más en las próximas fechas.
La ausencia del príncipe Guillermo
Más llamativo ha sido el rechazo del príncipe Guillermo de Inglaterra a viajar a Qatar. Según una fuente cercana al heredero al trono británico explicó a AFP que no prevé asistir al Mundial 2022. Y la ausencia se hará notar por dos principales razones: en su condición de representante de la corona británica y como presidente de la Federación Inglesa.
Y es que Guillermo es el máximo responsable de la Federación de Fútbol de Inglaterra y es un habitual seguidor de este deporte. Por pasión y por representación ha acudido a todos los Mundiales y Eurocopas, por lo que su ausencia en Qatar, aún no oficializada, también se ha hecho notar en este Mundial.
«Sin planes para viajar», que el representante de la Casa Real británica y todo un presidente de una de las Federaciones de Fútbol más importantes de todo el mundo no vaya al Mundial se interpreta como no querer apoyar de forma pública la sede de este torneo. Incluso si Inglaterra llegara a la final tampoco irían, expresan esas fuentes.
Esta actitud del heredero al trono contrarresta con las declaraciones de James Cleverly, Secretario de Estado para Relaciones Exteriores (Ministro de Exteriores), quien levantó una gran polémica en Inglaterra al pedir a los aficionados LGTB que «respeten» la ley en Qatar y que no tuvieran muestras de cariño en público.
A todos estos aficionados les pidió que muestren «flexibilidad y compromiso» con las leyes qataríes (que entre otras cosas consideran ilegal la homosexualidad) y «que sean respetuosos con el país anfitrión».