Brasil baila al son de Richarlison
La máxima favorita al título se estrena con una cómoda victoria ante Serbia
Qatar todavía tenía un as en la manga. Faltaba Brasil por debutar y no defraudó. El primer capítulo del Mundial llega a su fin con el estreno de la máxima favorita. Por historia, por juego, por plantilla y porque tiene un entrenador que no se corta en ir al ataque. En su primer partido, cuatro delanteros. Como si estuviera delante de la consola jugando el FIFA.
Raphinha, Neymar, Vinicius y Richarlison. Con ese póquer arriba tiene guasa que el primer remate lo hiciera Casemiro, aunque sea de sobra conocida la tendencia del Manchester a liarse la manta a la cabeza. Un disparo de 30 metros a las manos de Milinkovic-Savic. Sencillo, pero el 5 ya había hecho en 20 minutos más que todas las estrellas de su equipo juntas.
Brasil tocaba, jugaba como quería, sin ningún tipo de oposición por parte de Serbia. El problema para Tite es que no llegaban las ocasiones y mucho menos los goles. Vinicius estuvo cerca en un balón de esos que se colaban de vez en cuando en el área, pero Milinkovic-Savic volvió a aparecer. Había dos opciones: el portero serbio acababa siendo el mejor de la primera jornada del torneo o le acababa cayendo un jarro de goles al gallego que juega para Serbia.
De Serbia se vio poco, menos y nada en la primera mitad. Captó la atención de las cámaras con una patada de Pavlovic sobre Neymar cuando el reloj no marcaba ni dos dígitos y después pasó al olvido. Mientras, Vinicius volvía a intentarlo y Raphinha probaba con un disparo flojo a las manos del portero. El partido se iba a hacer largo en Belgrado.
La segunda parte pintaba parecida. Muestra de ello, que en los primeros segundos Neymar se ataba las botas en el centro del campo mientras los defensas serbios se pasaban el balón unos a otros. Como si hubiera que esperar. Gudelj casi la lía al poco y Raphinha tuvo en sus botas el 1-0 ante Milinkovic-Savic pero tiro al muñeco. Y eso que la portería era grande.
Brasil seguía haciendo bailar a los serbios la samba que querían. Cada balón que pasaba la primera línea traía peligro, de cerca o de lejos. Alexandro sacó un disparo al palo desde su casa en el 60 y tres minutos después llegó el gol.
Neymar conectaba con Vinicius dentro del área y el del Madrid volvió a probar a Milinkovic-Savic. Repelió bien el cancerbero pero el balón le cayó franco para hacer el 1-0 a Richarlison. Facilito, no como el segundo, que bien se lo trabajó el del Tottenham. Otra vez con Vinicius colaborando, que se disfrazó de Modric poniendo un centro con el exterior desde la izquierda. Esperaba Richarlison en el punto de penalti para mandar a la red, ahora sí, el gol del Mundial –hasta ahora–. Una preciosa tijera pegada al palo, imposible para el portero.
Curioso caso el de la Canarinha, que siempre cuenta con un ariete top que pocos recuerdan cuatro años después. El último que resistió varios Mundiales fue Ronaldo. El gordo. El bueno. Habrá que ver qué hace Richarlison, si marca o si engorda.