México canta y llora ante Arabia Saudí

Si Grecia ganó una Eurocopa y el Leicester una Premier, ¿Por qué Arabia no iba a poder estar en octavos del Mundial de Qatar? ¿Por qué no podía estarlo México aunque no hubiera anotado un gol hasta la fecha?

Los saudíes dependían de sí mismos. Una victoria suya y un empate de Argentina les daba el billete a octavos. Por su parte, México necesitaba una carambola casi imposible pero en un Mundial todo puede ser posible, y en Qatar más. Y así fue. Argentina cumplió el guion, pero México se quedó a un gol de la gloria.

Ambos equipos salieron con todo para hacer disfrutar a los congregados en el estadio, pero con un ojo puesto en el estadio 974 donde Argentina y Polonia se medían.

Arabia Saudí hizo de su despliegue físico su mayor arma y Kanno llevaba el peligro en cada balón que llegaba a sus botas. Ochoa sufría bajo los palos el ímpetu saudita.

A los hombres de Herve Renard no les importaba que el balón estuviera en propiedad de los hombres del Tata Martino que volcaban su juego en ambas bandas, aunque sin pisar el área de Al-Owais.

Del bostezo a la emoción

El ímpetu inicial se convirtió en bostezo general y en desidia para ambos conjuntos que mutó en desesperación cuando se añadieron seis minutos de añadido en un partido en el que no había pasado nada y que tuvo su ocasión más clara al final de la primera parte cuando Al-Hassan remató solo en el área.

Llegaba el descanso y era el momento de que Herve Renard sacara la mejor versión de sus charlas motivadoras si quería que los suyos se parecieran al equipo que ganó a Argentina. Todo cambiaría en la segunda parte, donde las bocas abiertas por los bostezos se quedaron abiertas pero por el asombro.

La charla no debió de surtir efecto porque a los dos minutos anotó Henry Martin el primer tanto mexicano en el Mundial. Un remate placer tras un córner botado desde la izquierda.

Los hombres del Tata Martino no se conformaron con el primero y dos minutos después Chávez anotó el mejor gol del torneol hasta la fecha. Un perfecto lanzamiento de falta ante el que Al-Owais no pudo hacer nada, aunque tampoco lo intentó viendo cómo se lanzó.

Lo que México no hizo en todo el Mundial lo consiguió en los cinco minutos de la segunda mitad. El 'Tri' estaba a tan solo un gol de clasificarse para octavos y vistos los huecos que permitían los saudíes se podía pensar que el tercer gol era cuestión de tiempo.

Lo que el fútbol te da, te lo quita

Los mexicanos no paraban de acumular ocasiones, sin embargo, todas acababan fuera de forma inexplicable. Ni el Tata Martino, ni ninguno de los miles de espectadores que ocupaban sus asientos en el Estadio Lusail no se lo podían creer. Una selección que no había rematado a puerta en todo el torneo acumulaba diez tiros entre los tres palos en un solo encuentros y dos goles anulados. Por si fuera poco, cuando más volcada estaba México, Arabia, que había jugado a hacer la estatua en toda la segunda parte, aprovechó una contra y anotó un gol en el 96 que liquidaba las opciones de una selección como la mexicana que buscó y mereció el pase.

El fútbol te da y te quita. A México le brindó la oportunidad de poder estar en unos octavos de un Mundial y el mismo fútbol se la quitó. México cantó dos goles y derramó las lágrimas porque se quedó a uno de alcanzar la gloria.