Al Rihla, el balón de la Copa del Mundo de fútbol 2022

Así es la tecnología del balón del Mundial que sirvió para dar validez al gol de Japón ante España

Al Rihla, el esférico con el que se está jugando el torneo en Qatar, tiene tecnología punta con muchas posibilidades aún por descubrir

El Mundial que se disputa en Qatar es el más avanzado tecnológicamente de la historia. Con la aparición del VAR hace ya unos años nació la polémica sobre si su uso ralentizaba el ritmo del juego al tener que ir el árbitro a revisar cada acción considerada polémica.

Para seguir mejorando en ese aspecto, en este Mundial de Qatar, la FIFA –junto con Adidas ha buscado una forma de minimizar los posibles errores que se puedan dar. Un buen ejemplo ha sido la comprobación de la posición de balón sobre la línea de fondo en el segundo gol que encajó España frente a Japón, ya que antiguamente era una acción que no se podía resolver con exactitud.

Para ello, han desarrollado el balón aerodinámicamente más avanzado, al que le han incorporado un dispositivo que permite detectar, de forma semiautomática, los fuera de juego, pero requiere de la confirmación de una persona, en este caso un árbitro.

Sensores de seguimiento y posición

Cada balón contiene un dispositivo de Kinexon, un elemento clave en el seguimiento de rendimiento en otros deportes. El pequeño elemento pesa apenas 14 gramos y contiene dos sensores que funcionan de forma simultánea:

  • Un sensor de banda ultra ancha, una tecnología que sirve para obtener información precisa en tiempo real de la posición del balón.

  • Un sensor que detecta los movimientos de un objeto en el espacio, es decir capta el movimiento en tres dimensiones.

En cada ocasión que el balón es golpeado o detecta un contacto con alguna superficie, el sistema recoge 500 frames por segundo. La información es recogida y enviada desde los sensores al LPS, un sistema compuesto por antenas instaladas alrededor del terreno de juego que usan la información de forma inmediata.

Si un balón sale del terreno de juego y se hace uso de otro, el sistema lo remplaza automáticamente sin la intervención de una persona.

El sensor del balón está enlazado a cámaras ópticas de seguimiento, comúnmente conocido como ojo de halcón. Estas cámaras captan y siguen la pelota, y a cada jugador 50 veces por segundo.

Gracias a ambas tecnologías, en el VAR se recibe, desde un software de inteligencia artificial, una alerta automática de los fuera de juego. De esta forma la IA evita las pérdidas de tiempo con una simple confirmación de los árbitros. Por otro lado, también permite la generación de modelos 3D para que los espectadores puedan ver lo que se decide.

Posibles problemas

Uno de los posibles problemas a lo que se enfrentaban al desarrollar esta tecnología es que no afectase al rendimiento del juego, que los jugadores no perciban un comportamiento extraño del balón al ser golpeado.

Para ello, Adidas realizó dos tipos de pruebas, la primera a ciegas con jugadores reales, que daban sus sensaciones al golpear diferentes balones, algunos con el sensor y otros sin este chip. La segunda prueba era un golpeo robotizado, que evaluaba las condiciones de golpeo y vuelo, comprobando que no se daba ninguna situación anormal.

Para que la tecnología presente en el Al Rihla funcione, los balones deben cargarse. Sí, cargarse como cualquier otro aparato electrónico ya que sin carga eléctrica sus sensores de posición y movimiento no funcionan.

El balón del Mundial de 2022 es el inicio del potencial que tiene esta tecnología, que poco a poco se va perfeccionando y que en el futuro puede ser clave en el análisis de datos. Estas herramientas son capaces detectar las velocidades y posiciones, tanto del balón como de los jugadores en vivo, una información que puede ser muy útil en los análisis tácticos de los jugadores y equipos.