La dudosa africanidad de Marruecos en el Mundial

Marruecos ha hecho historia en el Mundial. Haga lo que haga este miércoles en la semifinal ante Francia (20:00 horas) su participación en Qatar ya se recordará para siempre: es la primera selección africana que ha alcanzado las semifinales del torneo en sus 22 ediciones.

Y eso es toda una novedad. Con un entramado defensivo espectacular, trabajado a la perfección por Walid Regragui, el técnico que solo ha tenido tres meses para preparar este Mundial, la selección marroquí tan solo ha recibido diez remates a su portería y un solo gol en ocho horas de juego del torneo. Es un dato espectacular.

Tras eliminar a Portugal en cuartos, todo un continente le miró como el gran representante de un fútbol siempre abandonado. Marruecos representaba el despertar de África y el orgullo de un territorio que ha sufrido injusticias. De ahí que se haya llevado a la épica su clasificación y se haya recalcado que son los primeros africanos en alcanzar unas semifinales.

Y sí, lo son. Pero dentro de las selecciones africanas son la menos africana posible. Y es que esta Marruecos se construye con una plantilla muy 'europeizada': más de la mitad de los jugadores que están en Qatar han nacido fuera de Marruecos (y África en general) y han construido su carrera futbolística en Europa. Especialmente importante es esta segunda idea, ya que la primera no es necesariamente relevante toda vez que uno puede nacer fuera pero hacer su carrera en el país al que defiende.

Es el caso del seleccionador Regragui, cuya carrera en los banquillos se basa en Marruecos pese a que él nació en Francia. Antes de llegar en agosto a la selección dirigió –y con éxito– al FUS Rabat y al Wydad de Casablanca. Pero sus futbolistas apenas tienen raíces profesionales con Marruecos más allá de la selección.

Un equipo europeo

Por ejemplo, la máxima estrella del equipo Hakim Ziyech nació en los Países Bajos y se hizo futbolista en la escuela del Heerenveen, ciudad al norte del país europeo. De ahí pasó al Twente y más tarde al Ajax. Ahora juega en el Chelsea. Jugó en las categorías inferiores de la selección de Países Bajos (sub-19, sub-20 y sub-21) y solo lo ha hecho con Marruecos en categoría absoluta.

Achraf Hakimi, otra de las figuras de esta histórica selección marroquí, nació –y fue educado– en Madrid. Es un producto futbolístico español. Aquí comenzó a jugar en el CD Colonia de esta ciudad del sur de la Comunidad y de allí pasó al Real Madrid, donde se incorporó en categoría benjamín. Toda una vida estuvo en el club blanco, donde se hizo futbolista. Él sí jugó en categorías inferiores en Marruecos, pero su fútbol y su carrera está totalmente fabricada en Europa.

Hay muchos más ejemplos. El portero Bono, gran figura en este Mundial, nació en Canadá, donde vivió hasta los ocho años, pero su carrera futbolística la hizo desde los 21 años en España. Entró en el filial del Atlético, jugó en el Zaragoza y el Girona y ahora lo hace en el Sevilla. Igual ocurre con otra pieza clave en este equipo, Sofyan Amrabat, que a sus 26 años toda su carrera la ha hecho en Europa (Países Bajos, Bélgica e Italia). O Azzedine Ounahi, «el '8' de Marruecos» para Luis Enrique, quien sí nació en Casablanca, pero su fútbol se fabricó en Francia.

Más de la mitad de la plantilla de Marruecos en este Mundial nació fuera del país. 14 de 26. Es la selección líder del torneo en este sentido. 13 nacieron en Europa. Dos de ellos son españoles, el citado Achraf y el portero Munir, que nació en Melilla pero ahora canta que su ciudad natal «es de Marruecos». Saïss, Mazraoui, Amallah, Harit, Chair, El Khannous, Boufal, Aboukhlal y Cheddira completan el listado de jugadores marroquíes en el Mundial que no nacieron allí.

El país de sus padres

Todos ellos juegan con Marruecos porque tienen la nacionalidad y porque es el país de sus padres. Decidieron de forma voluntaria defender al país de sus orígenes familiares que aquél en el que nacieron. Y es algo normal dentro de su cultura y algo que también ocurre en muchos otros países. Y eso no les hace menos marroquíes (ni menos africanos), pero la clave aquí es que muy pocos, una minoría, se han hecho futbolistas en esa África.

Son, a nivel futbolístico, más europeos porque en Europa comenzaron en este deporte, en Europa les enseñaron, en Europa estuvieron en las ciudades deportivas, en Europa debutaron como profesionales y en Europa siguen jugando. Su fútbol es europeo, bien distinto al africano, aunque ellos jueguen para una selección de ese continente.