Fundado en 1910

Djokovic: cuando te crees mejor que el resto

Agassi ya le echó un pulso a Wimbledon. Quería jugar con su ropa estilo payaso de Micolor en vez de ir de blanco y estuvo tres años sin acudir

El mayor pecado que puede cometer un deportista top es perder la humildad. La sociedad los considera héroes, dioses del Olimpo, auténticos ejemplos a seguir… la gente los idolatra porque, de alguna manera, provocan felicidad. «Por la calle no me felicitan, me dan las gracias», reconocía Pep Guardiola el año que ganó con el Barcelona todos los títulos posibles. Los deportistas (algunos, no todos) son, en parte, una fábrica de sonrisas, ya sea con un cabezazo que se cuela en la escuadra en el minuto 93, con un triple sobre la bocina o con un revés paralelo que levanta la pista central de Wimbledon. Por eso tienen esa capacidad de seguimiento y, por eso, deben asumir sus responsabilidades como miembros relevantes de la sociedad.

Djokovic ha pecado de creerse mejor que nadie, no solo mejor que el resto de sus compañeros sino mejor que cualquier ciudadano. No entro a valorar su opinión sobre las vacunas porque cada uno es libre de pensar lo que considere, pero si tú vas a una casa tienes que aceptar sus normas, por mucho que seas el número uno del tenis mundial.

Salvando las distancias, en los 90, Andre Agassi desafió a toda una institución como Wimbledon porque quería jugar con su ropa estilo payaso de Micolor en vez de vestir de blanco como marcaba la normativa. Le echó un pulso a la organización porque creía que no podrían permitirse un torneo sin uno de los grandes tenistas del momento, pero lo perdió. Estuvo tres años sin jugar en Londres y regresó agachando la cabeza. Incluso levantó la copa de campeón poco tiempo después.

La táctica de Djokovic ha sido similar, pero a las bravas. Su batalla no es con un torneo sino con todo un Gobierno. Ha usado su nombre, su poder mediático e incluso a las autoridades serbias, para intentar saltarse las reglas que impone Australia a cualquiera que quiera entrar en su territorio. Pudo asumir las consecuencias de sus actos y renunciar a jugar el primer Grand Slam de la temporada si no se quería vacunar, pero ha optado por los tribunales. Agassi aprendió de su error, veremos qué pasa con Novak.