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Marat Safin durante las semifinales del Open de Australia 2005Dubreuil Corinne

Safin, uno de los grandes del Open de Australia que rompió más de 1.000 raquetas

El tenista ruso, exnúmero uno del mundo, tres veces finalista y una campeón en Melbourne, cumple 42 años el mismo día que eliminó a Federer en semifinales antes de hacerse con el título ante Hewitt

Hace diecisiete años el tenista ruso Marat Safin cumplía 25 años y se enfrentaba al número uno del mundo y vigente campeón del torneo, un entonces todopoderoso Roger Federer, que le había derrotado en la final el año anterior en tres sets. Contra pronóstico, el talentoso ruso, que apenas dos años antes se había encaramado con 20 veranos (el segundo número uno de la historia más joven de siempre, solo superado por un mes por Hewitt) al trono del tenis después de ganar el Open de Estados Unidos a Pete Sampras, había perdido en 2002 su primera final en Melbourne ante el sueco Thomas Johansson.

Aquel día el suizo rompió el servicio del ruso para llevarse el primer set exactamente igual que el año anterior. Pero Marat consiguió hacer lo mismo en el segundo e igualó la contienda. Más de cuatro millones de espectadores vieron aquel partido. El tercer parcial lo ganó Federer por siete a cinco tras algunas breves interrupciones en la concentración del moscovita. Mediaba el cuarto set con seis a cinco y bola de partido para Roger (el mismo marcador que en el set anterior), que subió a la red y dejó una bola muerta que logró revivir Marat antes de superarle con un globo que causó el delirio en las gradas y delante de los televisores.

En el quinto set Safin tomó el mando en medio de repetidos problemas físicos de Federer, quien a pesar de todo llegó a salvar tres bolas de partido antes de caer por nueve juegos a siete en la manga final. Aquel fue el partido más recordado, quizá la victoria más grande del tenista ruso por la porfía por la que nunca fue precisamente conocido. Un jugador de inmenso talento proclive a las desconexiones mentales que frenaron su carrera y restaron un palmarés que Sampras, el día de su inesperada derrota en Nueva York contra él en una exhibición de poder abrumadora, auguraba mucho más abundante.

Ese día de hace diecisiete años, la víspera tenística de su segundo y último Grand Slam, Marat Safin estrelló su raqueta contra el cemento dos puntos antes de perder el tercer set tras fallar una derecha fácil. Una costumbre, la de romper raquetas, que se convirtió en una seña de identidad. Safin confesó que nunca quiso ser jugador de tenis y que jugaba por presión y por obligación de su madre, jugadora y entrenadora, que tuvo en sus dos vástagos, Marat y Dinara Safina, dos números uno mundiales, los únicos hermanos, hombre y mujer, en conseguirlo.

Marat Safin con su trofeo del US Open 2000©RADIALPRESS

«Mi pasión y lo que quería ser era un jugador de fútbol. Jugar tenis siempre ha estado en contra de mi voluntad. Mi carrera fue un milagro», dijo el prodigio ruso, que admitió haber roto cada año 80 raquetas, «o más, muchas a la semana». «Toda mi vida jugué con Head, nunca me dijeron (la cantidad de raquetas que dañé), rompí muchas raquetas desde que era joven, desde el 98 estoy con ellos, los muchachos fueron muy tolerantes conmigo», le contó en una entrevista a José Luis Clerc.

Y también se llevó con los responsables de la marca que un día le dijeron que querían hacerle un regalo y aparecieron con una tabla de snowboard con el número 1055. «Las habían contado, así que al fin supe cuántas raquetas había roto». Un detalle que hizo sonreír al casi siempre taciturno jugador, el primer ruso incluido en el Salón de la Fama del tenis, que destrozó más de un millar de raquetas y fue número uno, doble campeón de Grand Slam (alcanzó al menos las semifinales en los cuatro Grandes) y campeón de Copa Davis sin querer.