ATP 500
Todos los récords con los que Carlos Alcaraz supera a Nadal, Federer, Djokovic, Borg o Agassi
A pesar de los números, las sensaciones que produce el juego del tenista español en rivales y aficionados superan cualquier cifra contable
Roger Federer se retira del tenis profesional
Rafael Nadal alcanzó el número 20 del mundo a los 18 años y 10 meses. Carlos Alcaraz lo ha hecho a los 18 y 9. Es un buen dato, solo un dato, que refleja quién es y quién puede ser el murciano. Djokovic tenía 19 años y 4 meses y Federer 19 y 8.
El pasado domingo Alcaraz consiguió su primer ATP 500 en Río a una edad a la que nunca antes nadie había ganado un torneo de esta categoría, lo que le convierte en el tenista más joven de la historia en hacerlo. Hace unos días Roger Federer dijo de Nadal, casi con nostalgia y admiración orgullosa, que «era un adolescente increíble». Los más viejos del circuito (y el más viejo es Roger, y Feliciano) empiezan a contar sus grandes batallitas para la historia del tenis mientras la vida se abre camino.
Berrettini cayó en cuartos de final de Río ante Alcaraz y dijo que no tenía nada que decir de él. Lo dijo con absoluto respeto porque los hechos hablaban por sí solos. Hubo varios momentos durante la final del pasado domingo en los que Diego Schwartzman miró incrédulo al otro lado de la pista donde levantaba el puño un titán, otro «adolescente increíble» que durante el año pasado ganó al menos un partido en todos los Grand Slams con 18 años y 3 meses, algo que Nadal logró 8 meses después.
Son datos. Carlos fue el pasado agosto en Nueva York el tenista más joven en alcanzar los cuartos de final de un Grande. Carlos, por debajo aún en número de títulos respecto a Nadal a su edad, ha igualado a Pete Sampras, por ejemplo, en títulos logrados antes de los 19. Suma 2061 puntos ATP, mientras todos los demás jugadores de 18 años del circuito juntos no casi no superan los 1.500. Estos fueron los tenistas que alcanzaron el top 20 antes de los 19 años:
Son los números, algunos de ellos (habría que remontarse a su infancia y al circuito Challenger para escribirlos todos), que confirman las sensaciones. Si uno ve jugar a Carlos Alcaraz descubrirá quién es como lo están haciendo sus rivales. Ese «no tengo nada que decir» de Berrettini o el silencio ante lo que se avecina, el silencio previo al eclipse (el de Sinner, Auger-Aliassime...) por el que enmudece la naturaleza.
La inmutabilidad de lo que parece un genio que a los 18 años sabe lo que tiene que hacer y, lo que es más impresionante, hasta que sentir. Aunque se exigen cuidados y prudencia. Uno de los más grandes personajes de la televisión, y casi se podría decir de la literatura, Don Draper, aplacaba el recelo de su hija mayor sobre su hermano recién nacido. Él lo tomó en brazos y lo acercó a ella y le dijo, como si ese niño fuese Alcaraz: «No sabemos quién es, no sabemos quién va a ser, y eso es maravilloso».