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Rafael Nadal y Novak DjokovicAFP

El Nadal-Djokovic se juega por la noche, en contra del español y en favor del serbio y de Amazon Prime

Los principales jugadores del torneo han mostrado públicamente sus críticas a la organización por las importantes diferencias de jugar en un turno o en otro

No es lo mismo jugar en Roland Garros por el día que jugar en Roland Garros por la noche. De hecho, podría decirse que se trata de dos torneos distintos. El día y la noche, nunca mejor dicho. Nadal prefiere lo primero (lo original y auténtico, cabría decir) y la organización, además de Djokovic, se ha decidido por lo segundo. El año pasado el serbio venció en la semifinal que los enfrentó en la oscuridad como si fuera un vampiro habituado a las sombras, frente al hábitat natural de la luz del isleño.

La humedad de la noche

Pero no son las tinieblas sino la humedad. Con ella la pelota de Nadal pierde buena parte de su efecto mortífero. No bota con el liftado y el número uno del mundo domina así los intercambios anulando el primer y gran recurso del español, el que le ha hecho 13 veces campeón. Hace diez años, en la semifinal de 2013, Nadal ganaba con holgura bajo el sol de París hasta que llegaron las nubes y dejaron la pista plomiza e ideal para Djokovic, que comenzó a remontar el partido hasta que la lluvia lo paró.

Sin la altura de su poder, el mallorquín se convierte en un tenista, sobre todo ante su némesis, al que una Dalila le hubiera cortado el secreto de su fuerza

El partido se reanudó al día siguiente con las condiciones originales y Nadal recuperó el curso inicial hasta el triunfo. Lo contrario sucedió en la semifinal del año pasado, en la noche húmeda parisina donde el bote del español comenzó a perder velocidad progresivamente y sin solución. Sin la altura de su poder, el mallorquín se convierte en un tenista, sobre todo ante su némesis, al que una Dalila le hubiera cortado el secreto de su fuerza.

Rafael Nadal y Novak Djokovic durante la semifinal de Roland Garros en 2013©GTRESONLINE

Mermado físicamente por el pie de sus desvelos y de su juventud, sin el rodaje previsto y con su gran oponente campeón en Roma y en claro estado de gracia y forma, es, además, la noche la que sume a Nadal en un partido «desigual», como si fuera un gladiador destinado a perder.

La llegada de Amazon Prime Video, que adquirió en 2019 los derechos del torneo entre los años 2021 y 2023 para emitir los partidos de la Pista Simonne-Mathieu, la sesión nocturna de la Philippe-Chatrier y las finales de Roland Garros 2022, ha supuesto un aumento de los ingresos en un 25 % para el torneo, por lo que la organización se beneficia del horario nocturno y por ello ha programado así el partido que todos quieren ver. De nada ha servido que el campeón en Australia expresara públicamente su deseo de jugar por el día, al contrario de la preferencia de Djokovic.

Tenistas en contra del horario nocturno

Otros tenistas han mostrado su desacuerdo con el desajuste de horarios. La noche significa terminar de madrugada en la mayoría de los casos, tras lo que viene la cena y el trabajo de fisioterapia que obliga a los jugadores a dormirse a altas horas de la noche, lo que altera su ritmo de sueño y sus costumbres de entrenamiento. Alcaraz ha sido uno de los más críticos: «No me parecería justo. Yo ya he jugado dos partidos de noche», se quejó respecto a la posibilidad de jugar su partido de cuartos ante Zverev de nuevo en horario nocturno.

La modernidad ha traído los partidos de noche como si hubiese traído un nuevo torneo intrínseco al bosque de Bolonia: el Roland Garros de la noche

Otro jugador que se ha manifestado al respecto fue precisamente el alemán: «No me importa jugar la sesión nocturna cuando ha hecho 30 grados durante el día, pero cuando la temperatura es de 14, por la noche puede bajar a 8 o 9 y se hace muy complicado», resumió el número 3 del mundo, quien ya se vio perjudicado en la final del Masters de Madrid, tras terminar su partido de semifinales de madrugada y no haber podido descansar lo suficiente.

La modernidad ha traído los partidos de noche como si hubiese traído un nuevo torneo intrínseco al bosque de Bolonia: el Roland Garros de la noche donde, hasta que no se demuestre lo contrario, Djokovic es su vampiro.