Alexander Zverev, un aspirante en la tierra para amenazar otra final de Nadal
El tenista alemán, rival de Nadal este viernes en semifinales de Roland Garros, lleva quedándose varias veces a las puertas de una final en tierra batida
A Alexander Zverev (Hamburgo, 1997) siempre se le ha destacado como un tenista con mucho futuro, pero también de fuerte presente. No hay un historial de escándalos ni tampoco de animadversión entre sus compañeros de raqueta, pero el pasado mes de febrero se le cruzaron los cables y tras perder un partido de dobles en el torneo de Acapulco agredió al juez de silla, al que golpeó hasta en tres ocasiones nada más acabar el duelo. Aquello le costó la expulsión del torneo y algún que otro disgusto.
Sancionado con ocho semanas de suspensión, la Asociación de Tenistas Profesionales dejó en suspenso el castigo con la condición de no reincidir en el próximo año. Él pidió perdón rápidamente. Ese parón le hubiera obligado a parar todo el mes de marzo y abril, claves para llegar a tono a Roland Garros.
Alemán de nacimiento, pero con descendencia rusa, Zverev se enfrenta este viernes (a partir de las 14:45 horas) a Rafa Nadal. Al español solo le quedan dos pasos para alcanzar su 14º Roland Garros y el primero de ellos, esta semifinal, parece el paso más complicado de los dos. Y Rafa sabe bien cómo viene Zverev, que ganó con brillantez a Alcaraz en cuartos y llega a tono para el momento más importante de su carrera.
De 25 años, Zverev solo ha disputado una final de Grand Slam en toda su carrera. Fue en el US Open en 2020 y allí cayó ante Thiem tras ganar los dos primeros sets. Ahora repite semifinal en Roland Garros, ronda en la que fue eliminado el pasado año por el griego Tsitsipas.
Ahora llega fuerte, asentado en la tierra pero aún con la espina de no llegar a dar el salto. Vive el teutón últimamente en el 'casi' sobre la arcilla. En Roma perdió en la semifinal ante Tsitsipas, quien también le eliminó en la misma ronda en Montecarlo, y en Madrid fue arrollado por el huracán Alcaraz en la final. Se aferra a su fuerza física, demostrada en partidos de gran duración, y también a su saque, con más de un 70 % de acierto.
Campeón olímpico en Tokio 2020, el alemán asomó la cabeza en 2017, cuando con tan solo 20 años ganó a Djokovic en Roma y a Federer en Montreal para ganar los que fueron sus dos primeros Master 1000. A ellos se les sumó, como máximos logros, dos títulos en Madrid (2018 y 2021) y otro en Cincinnati el pasado año.
Un tenista desde la cuna
Fan desde pequeño de Roger Federer, a Zverev el tenis le viene de casa ya que su padre –su actual entrenador– y su madre fueron tenistas profesionales, ambos alejados de la gran élite. Cuando la URSS caía ambos se fueron a Alemania y seis años después nació Alexander, que comenzó a jugar a los cinco años y el que a cada rincón del planeta al que va le acompañan sus dos perros. Son, junto con el fútbol y a excepción de su profesión, su gran pasión.
Recibe a Nadal en un año convulso y en el que será el primer enfrentamiento entre ambos en 2022. Los dos últimos duelos entre el español y el alemán datan de 2021 y ambos en tierra batida. Zverev le ganó en Madrid en cuartos (6-4/6-4) y Nadal se la devolvió una semana después en Roma (6-3/6-4). La tierra es la superficie en la que más veces se han visto: el de este viernes será el sexto duelo sobre la arcilla (uno de ellos fue en Copa Davis, con el anterior formato), décimo en total. Las estadísticas son favorables al español: seis victorias por tres de Zverev.
Campeón olímpico en Tokio, el alemán asomó la cabeza en 2017, cuando con tan solo 20 años ganó a Djokovic y a Federer
«En la pista soy puro fuego», llegó a decir el alemán en una ocasión. No es habitual que haga grandes aspavientos y que se le escape un grito de más, aunque en su reciente duelo ante Alcaraz hizo alguna vez gala de una rabia contenida. Con 1,98 m de altura, parece no haber fin ante él en una jugada. Saca su larguísimo brazo y es capaz de devolver hasta las pelotas más imposibles.
A este gran tenista se enfrenta un Nadal que busca el imposible: alcanzar su 14ª final de Roland Garros. Las ha ganado todas. Y el número es perfecto. Hace una semana era él quien veía, in situ, otra 14ª histórica. Tal para cual.