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Elena Rybakina celebra el pase a la final de WimbledonAFP

Elena Rybakina y cómo una rusa juega la final de Wimbledon pese al veto

Nacida en Moscú, y con su familia viviendo allí, se nacionalizó kazaja por dinero y no desvela si sigue viviendo en Rusia

Wimbledon fue tajante semanas antes del inicio del torneo. Ni tenistas rusos ni bielorrusos (tanto en el cuadro masculino como en el femenino) en el tercer Grand Slam de la temporada. Fue la tajante decisión que tomaron los organizadores para evitar cualquier simpatía y/o apología al régimen de Vladimir Putin y en condena por la invasión de Ucrania.

Sin embargo, este sábado Elena Rybakina (Moscú, 1999) jugará la final de Wimbledon. Es –o era oficialmente– rusa, nació en la capital del país y toda su familia sigue en Rusia. Ella, teóricamente, no está ya en el país, aunque no desvela dónde vive. Cada vez que le preguntan regatea la pregunta diciendo: «Vivo en el circuito, porque estoy viajando cada semana». Hay rumores que siguen situando su residencia en Moscú.

Rybakina, que debuta en una final de Grand Slam, ha podido jugar este torneo de Wimbledon porque oficialmente es kazaja. Se nacionalizó por Kazajistán (uno de los antiguos territorios de la Unión Soviética) hace ya cuatro años. Es decir, nada que ver con la invasión de Ucrania. Lo hizo, y así lo dijo abiertamente, por dinero.

Y es que, a mediados del año 2018, Elena Rybakina cambió de país y no porque renunciara a Rusia, sino porque se apuntó, para beneficiarse, del plan deportivo y económico que dibujó Kazajistán, que gastó millones y millones para utilizar el deporte como escaparate de un país no muy democrático en los índices internacionales. Rybakina, tras jugar 19 años bajo la bandera rusa, vio cómo Kazajistán le daba un impulso deportivo acompañado de mucho dinero que la convertía en una deportista de primer nivel en ese país.

«Fue un buen timing, porque ellos (la federación kazaja) estaban buscando una jugadora y yo necesitaba ayuda», explicó Rybakina sin ningún tipo de problemas. Kazajistán necesitaba deportistas y Rybakina necesitaba dinero y proyección. Pese a cambiar de nacionalidad, la ahora finalista de Wimbledon –se mide a Ons Jabeur, primera árabe y norteafricana en una final de Grand Slam– no ha roto nada de su día a día con Rusia, ya que su familia sigue allí.

Aquella decisión de 2018 ahora le vino perfecta para poder jugar en Londres mientras oculta qué relación tiene realmente con Rusia, si vive allí, si es otra enviada de Putin en el deporte mundial...