Alcaraz, ante el momento más decisivo: su barrera de Grand Slam y el número 1
El murciano busca superar los cuartos de final, su mejor resultado en un grande hasta la fecha
Carlos Alcaraz sigue sorprendiendo al mundo entero. El joven español superó un partido agónico ante el croata Marin Cilic, que por momentos recordó al Cilic de 2014, cuando consiguió levantar el título en Nueva York. Alcaraz aguantó las embestidas y supo esperar su momento para hacerse con el partido. Ahora le espera Sinner, un viejo conocido en su corta carrera. El italiano le ha ganado en sus dos últimos enfrentamientos aunque para Alcaraz esto es algo positivo: «Las dos derrotas influyen en positivo, le tengo ganas. Soy un chico competitivo. Al haber perdido las dos últimas veces tengo ganas de enfrentarme otra vez con él y mostrar mi nivel».
El murciano está a dos o tres victorias de alcanzar el número uno, dependiendo de lo que haga Ruud por el otro lado del cuadro. En caso de que el noruego no llegue a la final, a Carlitos le bastaría con alcanzar esta ronda para aparecer el próximo lunes 12 de septiembre como número uno. Si Ruud llegase a la final, Alcaraz tendría que ganar el torneo para salir de Nueva York en lo más alto de la tabla. El de El Palmar se convertiría además en el tenista más joven en liderar el ranking ATP. El pupilo de Ferrero está rompiendo todos los récords y ya es el jugador más joven, desde 1998, que llega a cuartos de final del US Open dos años seguidos.
Tendrá un duro camino Carlitos si quiere levantar su primer major y además salir de Nueva York como número uno. Su próximo rival será Sinner, un jugador que ya sabe lo que es ganarle en Grand Slam y que encontró la forma de desesperar al murciano las dos veces que se han enfrentado esta temporada. Ahora Alcaraz llega con la lección aprendida y más fresco de piernas, pues lleva dos horas menos que Sinner en pista. El español ha empleado 10 horas y 51 minutos para alcanzar los cuartos de final, mientras que el italiano ha hecho lo propio en 12 horas y 52 minutos.
Si consigue derrotar al transalpino se enfrentará en semifinales a Rublev o Tiafoe. El ruso tiene mejor ranking aunque, viendo el nivel que dio el americano para derrotar a Nadal, no se puede descartar que sea él quien acceda a semifinales. Carlitos nunca ha jugado contra Rublev y ante Tiafoe solo lo ha hecho una vez, en un partido que perdió por 2-0 en el Conde de Godó. Sin embargo, ya ha pasado más de un año de esa derrota y Alcaraz es un jugador completamente distinto a lo que era antes y partiría como favorito en cualquiera de los dos partidos.
Kyrgios eliminado
Si hay un rival que daba miedo por el otro lado del cuadro ese era Nick Kyrgios. El polémico jugador australiano ha hecho un magnífico torneo sacando a relucir todo el talento que ha desperdiciado durante años. De hecho, muchos lo colocaban como el favorito para hacerse con el título después de ganar a Medvedev en octavos en un partido donde el nivel de Kyrgios fue impresionante. Sin embargo el físico de Kyrgios dijo basta y en cuartos de final no pudo superar a un sólido Khachanov. Con Nadal y Cilic eliminados, ninguno de los que queda en liza han ganado un Grand Slam y, solamente Ruud sabe lo que es jugar una final. El noruego se encuentra ya en semifinales y es el rival de Alcaraz por el número uno.
Alcaraz, sin presión
A pesar de los obstáculos que tiene que superar Carlitos para lograr su objetivo, la presión no debería ser un factor negativo para él, pues solo el hecho de que dependa de sí mismo para alcanzar el número uno es algo que no se habría imaginado nadie cuando comenzó la temporada. El pupilo de Ferrero se centra en el siguiente partido sin ir más allá: «Veo muy lejos (el número uno), aunque me queden dos o tres partidos. Lo veo totalmente lejos. Me quedan partidos de alto nivel y exigencia. Intento no pensar en eso, estoy enfocado en los cuartos de final».
Lo que ya es seguro es que el próximo domingo habrá un nuevo campeón de Grand Slam y un cambio en el número uno. En pocos días veremos si el Big Three sigue dominando el tenis o si, por el contrario, el cambio generacional es ya una realidad.