El 2023 de Carlos Alcaraz: una temporada inolvidable con un final amargo

Todavía queda un mes y medio para que el 2023 baje la persiana, pero para Carlos Alcaraz este año ya ha llegado a su fin. El tenista murciano ha puesto, en Turín, punto y final al curso tenístico y se puede afirmar que Carlitos se ha mantenido y que ha cumplido con las expectativas que había en torno a su figura. Sin embargo, las dudas que dejó en los últimos torneos le harán reflexionar.

Si el 2022 había sido el año de su despegue, se puede afirmar que este curso se ha consolidado en la élite. Alcaraz ha sido en muchas ocasiones el rival a batir, ha acabado el año como número dos del mundo y se ha quedado a poco más de 2.000 puntos de la cima. Además, el de El Palmar se ha alzado con un total de seis trofeos –que pudieron ser ocho si hubiera ganado en Río de Janeiro y Cincinnati –. Aun así, ganar seis títulos en un mismo año está francamente bien y es algo que muy pocos tenistas consiguen.

Volvamos al principio. En el mes de enero, Alcaraz iba a disputar el Open de Australia, pero una lesión en su pierna derecha le obligó a perderse la cita de Melbourne. Así que se podría decir que su 2023 empezó en febrero. Y en su primer torneo tras lesión, Carlitos se alzó con el título en Buenos Aires, tras ganar a Cameron Norrie en la final. Después de jugar en Argentina, el español viajó a Río de Janeiro para disputar el ATP 500 de Río, pero Norrie se la devolvió y Alcaraz se tuvo que conformar con el subcampeonato.

Tras jugar los dos primeros torneos del curso en tierra batida, Alcaraz también estaba apuntado para jugar en Acapulco (México), pero la falta de adaptación a la pista dura mexicana y unas molestias físicas le obligaron a perderse el torneo. Y ese ha sido, precisamente, el gran problema de Carlitos esta temporada.

Segundo título en Indian Wells

Del 8 al 19 de marzo se disputó el Masters 1000 de Indian Wells. Y Alcaraz aterrizó en California con mucha ilusión. En 2022 había cedido en una semifinal de infarto frente a Rafa Nadal y el español tenía ganas de resarcirse en el desierto californiano.

Y Alcaraz se pudo resarcir. Firmó un torneo perfecto y en la final pasó por encima de un gris Daniil Medvedev, al que ganó por 6-3 y 6-2 en setenta minutos. Además, ese triunfo le sirvió para volver al número uno del mundo aprovechando la ausencia de Novak Djokovic, su gran rival en la carrera por el cetro mundial.

Y después de jugar en Indian Wells, Carlitos se cruzó el país norteamericano para disputar el torneo de Miami, donde defendía título. En cambio, sucumbió en semifinales frente a un gran Sinner, el número uno le duró tan solo una semana y afrontó la gira de tierra con 380 puntos de desventaja con el tenista serbio.

Doblete en la gira de tierra

Después de la gira americana, el tenis volvía a Europa y lo hacía para iniciar los torneos de tierra batida. Alcaraz tenía pensado jugar en Montecarlo y resarcirse, pero unas molestias físicas le obligaron a perderse la cita monegasca. Por suerte, esas dolencias duraron poco y el murciano pudo jugar el Conde de Godó en Barcelona.

Carlitos había levantado su primer Godó en 2022 y quería revalidar el título en suelo catalán. Y lo consiguió. El murciano firmó un gran torneo y barrió a Stefanos Tsitsipas en la final para volver a ganar en el Real Club de Tenis de Barcelona.

Lo siguiente después de jugar en la Ciudad Condal era disputar el Mutua Madrid Open, el torneo de tenis más importante que se celebra en nuestro país. Alcaraz sabía que todas las miradas apuntaban a él y el de El Palmar sumó su segundo Masters 1000 de la temporada en una final agónica contra Jan-Lennard Struff.

En tan solo tres semanas, Alcaraz había conseguido un doblete mágico en España. Sin embargo, fue abandonar nuestro país y el murciano colapsó. Viajó a Italia para jugar el Masters 1000 de Roma y fue sorprendido por el húngaro Marozsan, por aquel entonces número 135 de la ATP. Aun así, sus sensaciones eran positivas y disputó Roland Garros, donde llegó hasta semifinales, ronda en la que perdió contra Djokovic, que acabó ganando el Grand Slam francés.

Un exitoso paso por la hierba

La primavera de Carlos Alcaraz fue exitosa. Fue capaz de revalidar los dos títulos que había ganado en 2022 y, después de tomarse un merecido descanso, decidió afrontar la gira de hierba, una de las superficies más imprevisibles que existen en un deporte como el tenis.

Y jugar en hierba le vino de perlas. El tenista español es uno de los jugadores más rápidos del circuito y cuenta con una potencia de golpeo envidiable. Carlitos se adaptó de maravilla a la superficie verde y allí ganó dos torneos: el ATP 500 de Queen's (Londres) y Wimbledon, la joya de la corona.

Mención aparte merece su segundo Grand Slam. El murciano estuvo brillante en el All England Tennis Club y se impuso a Novak Djokovic en una de esas finales que quedarán grabadas en la retina de los aficionados al tenis. Una final de más de cuatro horas que tuvo de todo, en la que Alcaraz pudo cumplir su gran sueño: ganar en Wimbledon.

Segunda visita a Norteamérica

Alcaraz había jugado en Norteamérica a principios de año. Después de Wimbledon, el murciano descansó en Murcia y volvió a cruzar el charco para jugar los Masters 1000 de Canadá y Cincinnati. En suelo canadiense, Alcaraz perdió en cuartos de final ante Tommy Paul y se fue de Toronto con un mal sabor de boca.

Sin embargo, el murciano tuvo la oportunidad de resarcirse en Cincinnati y se quedó muy cerca de un nuevo título de Masters 1000. Una vez más, fue Djokovic el que le negó un nuevo trofeo a Alcaraz. La final entre el serbio y el español fue grandiosa – se fue a las tres horas y 49 minutos –.

Lo siguiente era el US Open, el último Grand Slam del 2023. Alcaraz había ganado en Nueva York en 2022 y su objetivo no era otro que volver a ganar, pero el ruso Medvedev le frenó en semifinales y Carlitos se quedó a las puertas de una nueva final de Grand Slam, algo realmente complicado teniendo en cuenta que tan solo tiene 20 años.

Un cierre de 2023 amargo

Hasta el mes de septiembre, la temporada de Carlos Alcaraz había sido francamente buena. El murciano había conquistado seis títulos y había dejado grandes sensaciones, pero en el tramo final del año, su tenis se apagó y sus últimos torneos fueron bastante amargos.

Su mejor actuación llegó en el ATP 500 de Pekín, donde llegó hasta semifinales. El haber jugado bien en la capital china le dio esperanzas para afrontar el Masters 1000 de Shanghái, pero un gran Grigor Dimitrov le bajó los humos y le eliminó en octavos de final. Y al marcharse de China, el murciano se desvaneció por completo. Se perdió por lesión el ATP 500 de Basilea y en el Masters 1000 de París-Bercy se vio sorprendido por el ruso Roman Safiullin en primera ronda.

Las sensaciones del español eran malas. Y tan solo le quedaba disputar las ATP Finals. Carlitos llegó a la cita de Turín como número dos del mundo, ya que este torneo sólo lo disputan las ocho mejores raquetas de la temporada. El de El Palmar empezó con derrota frente a Zverev, pero las victorias ante Rublev y Medvedev le devolvieron la esperanza. Alcaraz pasó a semifinales y allí se volvió a medir con su bestia negra, Novak Djokovic. En la penúltima ronda, el serbio tiró de veteranía y pasó por encima del murciano en dos mangas.

En definitiva, el 2023 de Carlos Alcaraz ha sido francamente bueno, pero su mal final le ha hecho acabar con una espinita clavada que espera quitarse en 2024. No obstante, Juan Carlos Ferrero – su entrenador– ha mandado un mensaje de atención. «Si quiere ser el mejor tiene que actuar como el mejor y ser profesional todo el año». Así que, Carlos Alcaraz va a tener mucho trabajo por delante en pretemporada.