¿Qué le pasa a Rafa Nadal? Los verdaderos motivos que le impiden competir al máximo nivel
En los últimos días ha habido infinidad de rumores sobre el estado físico del tenista balear, aunque la mayoría de ellos no son ciertos
«Simplemente mi cuerpo no me deja». Con esta frase Rafa Nadal comunicaba que no iba a poder estar en el Masters 1000 de Montecarlo. Unas palabras demoledoras y que dejan claro que la retirada del ganador de 22 Grand Slams está cada día más cerca. Su cuerpo ha dicho basta y a pesar de que lleva más de un año intentando recuperarse, nada le está saliendo como desearía.
A mediados del mes de mayo de 2023, Nadal anunció en una rueda de prensa que había decidido tomarse un descanso. Llevaba desde enero de ese año intentando regresar a la competición –se lesionó en el Open de Australia–, pero sus problemas en el psoas ilíaco no cesaban y por tanto no podría estar en Roland Garros. De hecho, días más tarde optó por operarse, que lo hizo en la clínica Teknon de Barcelona el 2 de junio.
De esta manera, Nadal dijo adiós a la temporada 2023 –donde únicamente jugó cuatro partidos– para centrarse en el 2024, el que en teoría será su último año. El deseo del balear era competir en sus torneos preferidos y hacerlo sin dolor, quería una gira de despedida en la que además pudiese darse la oportunidad de competir ante los mejores. Un campeón como él piensa ganar títulos hasta en el año de su adiós.
La operación en el psoas ilíaco salió mejor de lo esperado y su recuperación avanzaba, lo que provocó que Rafa viese la luz al final del túnel. Es más, tan bien iba la cosa, que en el mes de diciembre, cuando Nadal anunció su regreso a las pistas, desde su entorno dejaban caer que había serias posibilidades de que 2024 no fuese su última temporada como profesional.
Vuelta a la realidad
Nadal volvió a la competición en Australia, concretamente en el ATP de Brisbane, un evento que sirve como preparación para el Open de Australia. Allí debutó ante Dominic Thiem haciendo un partidazo (7-5, 6-1) y después aplastó a Jason Kubler (6-1, 6-2). El mejor tenista español de la historia había regresado como si nunca se hubiese ido, pero todo se torció en los cuartos de final.
Jordan Thompson fue su rival en esa ronda y le llevó al límite. Sus dos encuentros anteriores los había solventado por la vía rápida y físicamente no tuvo que emplearse a fondo, pero ante el australiano sí lo necesitó y le pasó factura. En aquel partido –que lo terminó perdiendo–necesitó de asistencia médica en la misma zona que le arruinó su 2023 y al acabar tomó junto a su equipo la dura decisión de no participar en el primer Grand Slam del año.
En un primer momento, su baja tampoco hizo saltar las alarmas. El objetivo de coger algo de ritmo de competición ya estaba cumplido y en la mente de Nadal solo estaba el llegar en buena forma a la gira de tierra batida. Sin embargo, los problemas llegaron cuando volvió a los entrenamientos. Ahí notó que su cuerpo no le respondía. Ese es el principal motivo de su baja, primero en Doha, después en Indian Wells y ahora en Montecarlo.
Es cierto que se ha escuchado en estos días que tiene problemas de espalda, pero no son más que suposiciones por lo que ha dicho su tío, Toni Nadal a EFE. «Está con problemas sobre todo a la hora de sacar porque de todo lo demás no tiene ningún problema cuando entrena», a lo que añadió: «O vas al cien por cien o mejor no participar».
Por tanto, queda claro que no es un problema físico como tal, simplemente que su cuerpo no le está respondiendo. En realidad, Nadal ahora mismo puede jugar al tenis a un nivel aceptable, tal y como se ve en los vídeos que hay suyos entrenando. La cosa es que ese nivel no es suficiente para dar la cara en los torneos más exigentes de la gira.
Así las cosas, Nadal seguirá entrenando en su academia a la espera de ver como evoluciona su cuerpo, por lo que no hay nada claro sobre lo que sucederá en las próximas semanas. Rafa tiene cosas en mente, pero aún no ha decidido ninguna de ellas. Barcelona, Madrid, Roma y Roland Garros son los torneos que quedan de tierra batida en la que debería ser su gira de despedida para después poner la guinda al pastel en los Juegos Olímpicos.
Ahora mismo no se puede descartar nada, Barcelona se disputa del 13 al 21 de abril, lo que no le da mucho tiempo para mejorar físicamente. Para Roland Garros quedan dos meses y a él le gustaría llegar allí en buenas condiciones, después de todos los contratiempos solo quiere tener al menos un torneo donde sentirse bien y olvidarse de los problemas físicos antes de colgar la raqueta, algo que cada vez ve más difícil no hacer este año. Su carrera merece un final feliz.