Garbiñe Muguruza, la tenista de la eterna sonrisa que puso a España en lo más alto del circuito WTA
La hispano-venezolana llevaba fuera del circuito femenino más de un año y este sábado ha puesto punto y final a su carrera como tenista profesional
Se va Garbiñe Muguruza y se va esa eterna sonrisa que siempre le acompañó allá por donde fue. La tenista hispano-venezolana anunció este sábado que se retiraba como profesional con tan solo 30 años, una edad que a muchos le podrá parecer muy baja, pero Garbiñe considera que es la edad perfecta para poder afrontar una nueva etapa en su vida.
Garbiñe es historia del tenis español femenino. Y siempre lo será. En su haber tiene dos títulos de Grand Slam (Roland Garros 2016 y Wimbledon), algo que muy pocas jugadoras españolas pueden decir. De hecho, Arantxa Sánchez-Vicario es la única que tiene más majors (4) que Garbiñe porque Conchita Martínez sólo fue capaz de ganar uno, el de Wimbledon en 1994. Pero eso eran otros tiempos. En el tenis femenino no había tanta tiranía como ahora y cualquier jugadora podía levantar un Grand Slam.
Roland Garros y Wimbledon no es lo único que ganó la buena de Garbiñe Muguruza. En su palmarés, la jugadora nacida en Caracas posee ocho títulos del circuito WTA y una Copa de Maestras. Y a eso hay que añadirle también la condición de número uno del mundo, algo que en el tenis masculino ha sido más habitual, pero que en el femenino no fue tan común.
Garbiñe Muguruza se erigió en líder del tenis español en los primeros años de la pasada década y sirvió de fuente de inspiración para que tenistas como Paula Badosa, Sara Sorribes, Cristina Bucsa o Rebeca Masarova, por citar cuatro ejemplos, vivan el tenis como la parte más importante de sus vidas. Porque también se va una gran compañera. No había nadie que hablara mal de Garbiñe en el circuito WTA, y eso es algo realmente complicado de conseguir teniendo en cuenta lo individualista que es, a veces, el mundo del tenis, y lo fácil que puede ser convertirse en una persona egocéntrica.
«Ha llegado el momento de despedirme. Hasta aquí he llegado. Mi historia en este deporte ha sido buenísima. He conseguido muchos sueños que tenía de niña. He hecho mi historia que ha sido fantástica. La palabra retirada suena muy fuerte porque todavía tengo 30 años, pero son 25 años desde que empecé a jugar al tenis en los que he conseguido tanto. Me siento orgullosa de haberlo conseguido, de haber resistido cuando te pones un objetivo al resistir a los momentos de dificultad y también los buenos son sin duda de los que más orgullosa me siento», comentó Muguruza.
La retirada de Muguruza se produce por la pérdida de motivación y por el deseo de poder disfrutar de una nueva vida, esa que le permita vivir en paz y armonía y que le sirva para ser feliz, algo que le venía faltando en estos últimos tiempos debido a la exigencia de un deporte como el tenis.
Un Roland Garros para la historia
Roland Garros siempre ha sido un torneo que se le ha dado especialmente bien al tenis español. El mejor ejemplo son los 14 entorchados de Rafael Nadal sobre la arcilla parisina. Pero en el tenis femenino no era tan común ver a una jugadora española levantar el título de campeona en el Bois de Boulogne.
La excepción, por así decirlo, fue la ya mencionada Arantxa Sánchez-Vicario. La tenista madrileña ganó tres títulos en París (1989, 1994 y 1998) y fue una pionera en el tenis español femenino. La otra gran referente del deporte de la raqueta en España fue Conchita Martínez, pero la extenista aragonesa no fue tan exitosa a nivel de Grand Slams, ya que sólo ganó en Wimbledon en 1994.
El Roland Garros de Garbiñe se produjo en 2016. Y su víctima en la final fue nada más y nada menos que Serena Williams. La estadounidense, ya retirada, tiene en su palmarés un total de 23 grandes y la victoria de Garbiñe contra ella fue histórica porque hacía 18 años que el tenis español femenino no triunfaba en París.
Si ganar en Roland Garros es prestigioso hacerlo en Wimbledon, la Catedral del tenis, lo es aún más. Y Garbiñe también puede presumir de haber ganado el major británico, un torneo muy peculiar en el que los tenistas tienen que dominar los automatismos de la hierba, una superficie no tan común en el mundo del tenis.
En París la víctima fue Serena Williams (7-5 y 6-4). Y en Londres fue su hermana Venus en el verano de 2017. Esa fue la victoria más especial de la hispano-venezolana porque en Wimbledon sólo Conchita Martínez fue capaz de levantar el trofeo en 1994 y porque gracias a ese triunfo consiguió instalarse en la cúspide del tenis mundial femenino.