Un mágico Rafa Nadal tira de garra y se venga de De Miñaur en un partido lleno de emoción
El tenista balear remó y supo aguantar las embestidas de Alex de Miñaur para permitir al público de la Caja Mágica disfrutar de un partido más en el año de su despedida (7-6(6) y 6-3, en 2h 02m)
Ya lo dijo en más de una ocasión. Para él jugar en Madrid es especial y es normal. El cariño que le brinda la afición española allá por donde va roza los límites de la emoción y si está aquí es para dar guerra. Y eso fue lo que hizo exactamente este sábado. El tenista balear remó y supo aguantar las embestidas de Álex de Miñaur para tomarse su particular revancha con el australiano y regalarle al público de la Caja Mágica un partido más. Gran victoria de Nadal para seguir soñando en Madrid por muy limitado físicamente que esté (7-6(6) y 6-3, en 2h 02m). Siguiente estación: Pedro Cachín el próximo lunes.
Día grande en el Mutua Madrid Open. La Manolo Santana, con el techo cubierto por la lluvia que cayó este sábado en la capital española, estaba a reventar y todo el público citado en la pista se puso de pie para dar la bienvenida a Rafael Nadal Parera, el mejor deportista español de todos los tiempos. Pocas veces se ve algo así, pero el mallorquín se merece esto y mucho más. Un ejemplo dentro de la pista, un ídolo fuera de ella y un tenista de los pies a la cabeza.
El de Manacor empezó el encuentro al servicio. Y al minuto de arrancar el duelo, se empezaron a escuchar los primeros gritos para animar al balear: «¡Vamos Rafa, como un toro!», «eres una leyenda». En definitiva, todo el público presente en la Santana estaba del lado del balear. Dio la impresión de que esos ánimos le sentaron de lujo a Nadal porque no sufrió demasiado en el primer juego del partido. El de Manacor empezó mandando y, aprovechando la presencia del Rey Felipe VI en el palco de autoridades, los aficionados entonaron el característico «Viva España» que se le dedica al monarca allá por dónde va.
Nadal estaba enchufadísimo. Con un estilo de juego algo más conservador, pero igual de mandón, el balear optó por pegarle más liftados, bombeados y así poder provocar los fallos de Alex de Miñaur. Rafa dio un paso al frente y le rompió, a las primeras de cambio, el saque al australiano. 0-2 para empezar.
El perder el saque no le sentó bien a De Miñaur y el jugador nacido en Sídney, pero con raíces alicantinas, decidió rebelarse. Amenazó con devolverle el break a Nadal. Entre medias hubo una jugada polémica que el juez de silla cantó buena cuando se había marchado por unos centímetros. Lógicamente, Nadal protestó airadamente la decisión y el público pitó al irlandés Fergus Murphy. Nadal se repuso de esa amenaza, pero a la tercera opción de break acabó cediendo su servicio.
De Miñaur empezó a entrar en calor y necesitaba muy poco para subirse encima de la bola. El australiano es un experto cuando hace ese golpe. Y lo que hizo fue apretar para llevarse el juego del 2-2 en blanco. Partido igualado y 22 minutos de primer set. Olía a encuentro largo que se iba a decidir por pequeños detalles. Sin tiempo que perder, Nadal se apoyó en su saque para volver a ponerse por delante y deleitar al público madrileño con esos drives sublimes e incontestables que iban directos a la línea. 3-2 para Rafa.
Los siguientes juegos transcurrieron con normalidad y en el séptimo, De Miñaur volvió a meter una marcha más, volvió a jugar con tiros profundos y potentes y acabó rompiéndole el saque por segunda vez al de Manacor. El público de la Santana volvió a animar y empezó a cantar «Sí se puede». El partido no estaba para nada cerrado. De Miñaur y Nadal estaban librando una bonita batalla. La única pega que se le podía poner a Nadal era la cantidad de errores no forzados que estaba cometiendo con su revés.
El público de la Santana tenía ganas de fiesta. Y cada fallo de Alex De Miñaur se celebraba como si fuera un gol en cualquier estadio de nuestro país. Bien es cierto que esos errores los estaba provocando Nadal, que volvió a meterse en el partido con… ¡otro break! Y fue cuando el manacorí sacó el puño para después gritar su característico «¡Vamos!». Rafa estaba metido de lleno en el partido y, con el apoyo incondicional del público, volvió a ponerse por delante. 5-4 y oportunidad de llevarse el primer set al resto.
Pero el balear no estuvo fino con el revés y De Miñaur volvió a poner la igualada. Nadal contestó de igual manera. El primer parcial estaba siendo agónico y, sobre todo, entretenido. Esto es lo que genera el español allá por donde va. Y para cerrar la primera manga se llegó al tie-break. Al desempate en lengua hispana. Y después de no haber bajado los brazos en ningún momento, Nadal fue capaz de llevarse una agónica muerte súbita por 8-6 en 1h y 16 minutos.
Segundo set
El ganar el primer set le vino que ni pintado a Nadal. El balear aprovechó la inercia positiva para volver a empezar mandando. Break a De Miñaur y 1-0. Nadal estaba firmando un auténtico partidazo, un partido a la altura de su leyenda. Porque el de Manacor es un tenista legendario y siempre sabes que en cualquier momento va a dar un zarpazo para poner tierra de por medio en el encuentro. El de Manacor fue capaz de consolidar la rotura.
Nadal estaba siendo capaz de aguantar físicamente. Y esto era una proeza, teniendo en cuenta sus limitaciones físicas. Los siguientes juegos transcurrieron sin sobresaltos y el 3-1 subió al marcador, mientras el reloj marcaba una hora y 37 minutos de partido. Los puntos estaban siendo larguísimos. De Miñaur llegaba a absolutamente todo y Nadal no paraba de soltar derechazos para intentar desquiciar al australiano.
De Miñaur aguantaba y aguantaba. Y Nadal seguía a lo suyo. Ganar el partido dependía única y exclusivamente de Nadal. El balear tenía un break de ventaja y sabía que tenía que mantener la calma para no desperdiciarlo. En ese sentido, Nadal es un tenista con una fortaleza mental envidiable. La victoria estaba cada vez más cerca. 4-3 para Rafa. El campeón de 22 Grand Slams superó su turno de servicio sin problemas y metió aún más presión al tenista de Sídney. El partido estaba a punto de caramelo y Nadal fue capaz de volver a romperle el saque al australiano para ganar un partido épico. Juego, set y partido para el balear y pase a la tercera ronda.