El sacrificio de Alejandro Moro, el español que demuestra que el tenis no es un deporte para ricos
El tenista madrileño se clasificó para el cuadro principal de Wimbledon y con tan solo 23 años podría enfrentarse a Djokovic en segunda ronda
Este es el camino de Alcaraz hasta la final para volver a ganar Wimbledon, con Sinner como principal amenaza
El tenis español no está viviendo el mejor de sus momentos. Esto es algo evidente. Se viene de una época en la que el éxito estaba prácticamente garantizado con tenistas como Rafa Nadal, David Ferrer y muchos se han malacostumbrado. Y teniendo en cuenta este panorama, cualquier noticia positiva se celebra por todo lo alto y es muy bien recibida.
La siguiente parada en el calendario tenístico es el tercer Grand Slam de la temporada, un torneo clásico y elegante que siempre hace ilusión jugar. Ese es Wimbledon. Y en el major británico participan ocho tenistas en el cuadro masculino y cinco en el femenino. Y uno de esos jugadores tiene una historia de superación detrás bastante reveladora.
Alejandro Moro Cañas es un madrileño de tan solo 23 años y está de enhorabuena. Ha vivido una gran semana en Londres porque ha sido el único tenista español en pasar la fase previa de Wimbledon. Es decir, va a poder disputar el cuadro principal de uno de mejores torneos del mundo y cumplir uno de sus sueños.
Pero para llegar hasta aquí, Moro Cañas no lo ha tenido nada fácil. Al madrileño le llamó la atención el tenis desde bien pequeño porque siempre que iba a entrenar al baloncesto su padre aparcaba delante de una pista de tenis. El problema es que su familia no tenía los recursos suficientes como para pagarle el material deportivo. Su padre era carpintero y su madre ama de casa y se tuvieron que privar de muchas cosas para ayudar a su hijo a cumplir su sueño.
«Vengo de una familia en la que los medios no han sido lo que más nos ha sobrado nunca. Mi madre ha sido empleada de hogar siempre y mi padre carpintero. Hicieron una serie de sacrificios grandes, se privaron de bastantes cosas para que yo pudiera jugar, llegaron a ir un poco al límite, pero apostaron desde el primer momento», comentó recientemente Alejandro Moro.
Moro empezó a jugar con nueve años en la escuela de Alcalá de Henares y tuvo la inmensa suerte de que en dicho club le ayudaron económicamente para salir adelante. Eso sí, su escalada en el ranking ha sido lenta y le ha costado mucho esfuerzo llegar a disputar torneos ATP. Hasta la fecha, el madrileño ha hecho carrera en la categoría Challenger, que está un escalón por debajo de la élite del tenis.
No le importa el dinero
Lógicamente, disputar Wimbledon es una oportunidad única para un chico que creció viendo jugar por televisión a Novak Djokovic y Roger Federer, dos de sus grandes ídolos como él mismo ha reconocido en más de una ocasión. Jugar el grande británico es un gran escaparate y solo por pasar la fase previa, el de Madrid se ha embolsado un total de 70.842 euros, más de la mitad de lo que había acumulado en los cuatro últimos años como profesional.
No obstante, Moro Cañas ha afirmado (y orgulloso) que, para él, el dinero no es lo más importante. Su deseo es disfrutar del tenis y esta semana en Londres lo ha hecho. El disputar el cuadro principal de un torneo tan mítico como Wimbledon no se consigue todos los días y solo los elegidos para ello pueden gozar de esa oportunidad.
Alejandro Moro debuta este martes contra el británico Jacob Fearnley, un joven invitado por la organización. Lo curioso de todo esto es que el madrileño no mira el cuadro y aún no sabe que si pasa de ronda, su rival en su segundo partido en el torneo inglés podría ser el serbio Novak Djokovic, lo que sería todo un sueño para un jugador que sabe de primera mano lo que le ha costado llegar a la élite.