La irregularidad de Carlos Alcaraz, su asignatura pendiente para encarar 2025
El tenista murciano ha tenido un año bueno por su victoria en dos Grand Slams, pero le ha faltado ser más constante en el resto de torneos
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Carlos Alcaraz afronta la recta final de su temporada. El tenista murciano ya solo tiene pendientes dos torneos: la Copa de Maestros y las finales de la Copa Davis. Dos eventos que podrían coronar una gran temporada, pero sobre todo llenarle de moral para afrontar el próximo año, donde se le exigirá tener más regularidad que esta temporada. Al final, más allá de sus victorias en Roland Garros y Wimbledon, Alcaraz no ha estado a la altura de las expectativas.
Es difícil decir que un jugador cumplido con lo que se esperaba de él después de haber ganado dos títulos de Grand Slam y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, pero si se dice es porque Carlos Alcaraz aspira a mucho más. Es un talento generacional que tiene todo lo necesario para dominar el tenis en los próximos 15 años. Ahora mismo gana, pero no todo lo que debería.
Tiene en la Copa de Maestros —donde ha caído en un grupo asequible— y en la Copa Davis una oportunidad de oro para enfocar 2025 con aires renovados y con la mente puesta en uno de los que debe ser de sus grandes objetivos: el número 1 del mundo. Está muy bien ganar Grand Slams, de hecho es lo primero que se mira en el debate sobre el mejor de la historia, pero también es clave acumular semanas en lo más alto del ranking.
De eso este año no ha habido nada. Ni un solo día siendo el mejor tenista del mundo, algo que no se puede permitir, sobre todo si es quedando tan lejos de su principal rival, Jannik Sinner, quien le saca más de 4.000 puntos. Es más, Zverev, que cayó ante él en la final de Roland Garros, también está por delante en la clasificación de la ATP.
Poca regularidad
Si una lección puede sacar Carlitos de esta temporada es su falta de regularidad. El murciano ha necesitado dar su mejor nivel para ganar torneos e incluso para llegar a rondas finales, lo que no le pasaba al Big 3 (Federer, Nadal y Djokovic). Todos ellos forjaron su leyenda en ser capaces de ganar incluso cuando su tenis no fluía. Ganar jugando mal es un arte que muy pocos pueden desempeñar.
Alcaraz ha dado un paso atrás en pistas duras. En superficies blandas (tierra batida y hierba) no tiene rival. Sus golpes se adaptan a la perfección y contrarrestar su tenis es prácticamente imposible. Únicamente Djokovic pudo frenarlo en la final de los Juegos Olímpicos, disputada en el complejo de Roland Garros. El resto lo ganó todo con una superioridad aplastante. Daba la sensación de que podía ganar cuando quisiera.
Sin embargo, eso cambia en pistas rápidas. Ahí ha bajado el nivel respecto a otros años, pues en 2022 se llevó el US Open. Su juego es más fácil de leer y se atrapa en errores no forzados, lo que facilita la tarea a sus oponentes. Le falta regularidad como demuestra que únicamente ha ganado dos torneos en dicha superficie: Indian Wells —pista muy lenta para ser dura— y Pekín, donde parecía que podía haber un punto de inflexión.
Nada más lejos de la realidad, Shanghái y Paris-Bercy dejaron claro que Alcaraz cuando baja de su pico de forma no encuentra soluciones para ganar. Esos picos no se pueden mantener en el tiempo y se necesita esa regularidad. Dar un 70 % de tu nivel y aun así encontrar la manera de lograr victorias. Eso le ha faltado a Carlitos en todo este año y ahora tiene dos torneos para cambiarlo.
Debe ser la manera de cerrar un gran año, pero sobre todo de poner la primera piedra para 2025. La mayoría del año se juega en pistas rápidas y ahí es donde necesita obtener buenos resultados. Nivel tiene más que de sobra y ganas de trabajar también. Todos esperan que vuelva al número 1 más pronto que tarde.