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Rafa Nadal y Feliciano López, en la Copa Davis 2019EFE

Nadal, Feliciano y el saber decir adiós: «Solo he visto a uno que ganase su partido y dijera 'me voy'»

En el día 1 después de Rafa Nadal, existe la sensación de que su despedida ha sido prematura. No por la edad ni por su estado físico. Tampoco por el calendario, pues estaba anunciada. Sino por un hecho que resulta inopinable: y es que ni los más pesimistas contaban con despedirlo de madrugada y tras un partido en casa contra Holanda. Menos aún en cuartos de la Copa Davis, torneo donde España es la mejor selección en lo que va de siglo.

«A toro pasado, todos somos Manolete», dice el refrán, típicamente español. Hoy se discute si el reparto de los duelos fue el adecuado, si la pista era incluso más rápida de lo deseable. Los números, de acuerdo con los organizadores de las finales, sostienen que no es así. Lo que parece evidente es que jugar en casa ya no es garantía para los nuestros. Todo ha cambiado tanto desde los primeros 2000... cuando en España lo fiábamos casi todo a la tierra batida y al empuje de una afición contagiada de españolía.

«Antiguamente, cuando jugábamos con el formato de antes, poníamos la pista así de tierra, echábamos cubos», bromea Feliciano López, director de estas finales y del Mutua Madrid Open ante un grupo de periodistas convocados por Lexus, patrocinador de este y otros muchos torneos del circuito mundial de tenis. «Ahora eso no se puede hacer. Ahora hay que jugar en una superficie que intentas que sea homogénea en Valencia, Mánchester o en Bolonia (...). O en China, donde se jugó la fase de grupos».

«Pero es evidente que si hubiéramos jugado en tierra el resultado hubiera sido diferente. A ver, decirlo, afirmarlo, es muy complicado, pero creo que jugando en tierra batida teníamos muchas más posibilidades de acabar ganando la eliminatoria. Pero claro, eso no es viable, no es posible. Esto es una competición internacional, es la Copa del Mundo, por decirlo así, de tenis. Y hay que jugar con una superficie que ni beneficia ni perjudica a nadie y tiene que ser una superficie neutral», zanja Feliciano. «He escuchado del equipo español que les parecía rápida. También a los argentinos (...). Yo lo que te puedo decir es los números (...). Pero no creo que ese haya sido el problema».

El cuento de la lechera

Confiesa Feliciano López que, como organizador, estos días han sido difíciles, pues muchos hacían sus planes contando con que España alcanzaría las semifinales. Compañeros y excompañeros del circuito, absorbidos por el mismo cuento de la lechera que muchos aficionados, pedían sitio el viernes para una eventual despedida de Nadal, un adiós que al final se produjo en la madrugada de un martes.

Lo ocurrido en estos días ha sido la constatación de que casi nadie se retira cuando quiere, ni siquiera los más grandes. No lo hizo Muhammad Ali, quizá tampoco Michael Jordan.

Nadie se va cuando quiere

«En el tenis solo puede ganar uno y salvo [Pete] Sampras, que ganó US Open y se largó, todos los tenistas que yo he visto retirarse pierden el partido y ese día se retiran. O sea, no he visto a nadie, solo a uno, que gane su partido y diga 'me voy de aquí'», recuerda Feliciano sobre lo difícil que resulta armar un final soñado, cosa que ya advirtió el propio Nadal en la previa, cuando advirtió que las despedidas ideales solo ocurren en las «películas americanas».

«En ese sentido yo creo que es más triste por el hecho de que su derrota afectaba a otra gente. El tenis es un deporte individual en el cual las victorias y las derrotas las tienes que asumir tú. O disfrutarlas o sufrirlas. Rafa ayer, cuando se despide y pierde, su derrota afecta al resultado final de la eliminatoria. Yo creo que también a lo mejor por eso él estaba un poco más afectado (...). 'No hemos perdido por culpa mía', pero un porcentaje de la derrota de España se debe a que él no pudo ganar su partido. Por eso creo que en ese sentido a lo mejor estaba un poquito más afectado. Yo te puedo hablar de mí o de David Ferrer, que es una persona que conozco mucho, que planificamos que nos íbamos a retirar con tiempo para que cuando llegase el momento estar mucho más preparados», comenta.

Despedido ya Nadal, es momento de celebrar su legado. Una herencia personal que, para Feliciano, es casi tan amplia como su legado estrictamente deportivo.

«No va a haber un deportista en España como él. Yo creo que ha conseguido cosas inalcanzables para cualquiera. Al final, Rafa ha conseguido jugando al tenis emocionar a gente que en su vida había visto un partido. Gente que no sabía nada de tenis se ha enganchado al tenis gracias a él. Gente de todas las edades, de todas las culturas, de todo del mundo, gente con maneras diferentes de pensar», resume Feliciano, que compartió pista y batallas con el manacorí tanto con España como en el circuito. «Eso muy difícil –concluye–. Hay un grupo muy pequeño de gente que gracias al deporte haya conseguido emocionar de esa manera».