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El equipo italiano levanta su segunda Copa Davis en dos añosAFP

Por qué Italia es ahora una potencia en el tenis: de nación dormida al rival a batir

Italia siempre se ha caracterizado por ser una nación prestigiosa y exitosa en cualquier disciplina deportiva. Su historia así lo refleja. Por citar dos ejemplos, en fútbol se ganaron cuatro Mundiales (1934, 1938, 1982, 2006) y en motociclismo, dos pilotos como Valentino Rossi y Giacomo Agostini tuvieron mucho éxito y le dieron al país de la bota un total de 15 títulos de campeón del mundo.

Tampoco conviene olvidarse del tenis. Italia siempre tuvo cierta notoriedad en el deporte de la raqueta. Sin embargo, en los últimos años, ese éxito ha ido aumentando hasta el punto de convertirse en algo habitual. En ese sentido, la federación de tenis del país transalpino tiene gran parte de culpa (en el buen sentido de la palabra). El trabajo que se viene haciendo está siendo sensacional y esas horas empleadas se están viendo reflejadas en la pista de tenis.

Las puertas del cielo se abrieron en 2019. Ese año, Fabio Fognini ganó el Masters 1000 de Montecarlo, torneo en el que eliminó a Rafa Nadal en semifinales, e hizo historia para el tenis italiano. El jugador de San Remo se convirtió en el primer y único tenista italiano masculino en triunfar sobre la tierra batida del Principado de Mónaco y le dio a su país el título más importante de su historia después de casi medio siglo.

A partir de ahí, todo cambió. La Federación Italiana se puso manos a la obra y se dio cuenta de todo el potencial que se podía explotar. Como sucedió con el tenis español en su día, Italia aprovechó el éxito en la categoría femenina para hacer que el tenis masculino diera un paso adelante, invirtió una gran cantidad de dinero en la construcción de academias y aprovechó su potencial para conseguir albergar 19 torneos de categoría Challenger y darle la oportunidad a todos esos jugadores que venían pisando fuerte desde abajo a través de las famosas 'wildcards' que se entregan en los torneos a los tenistas locales. Además, tampoco conviene olvidarse de que la FITP cuenta con el Masters 1000 de Roma y las ATP Finals de Turín, dos de los torneos más prestigiosos del calendario.

De esos centros de formación han salido en los últimos años tenistas como Jannik Sinner, Matteo Berrettini, Lorenzo Musetti, Flavio Cobolli, Matteo Arnaldi y Luciano Darderi, todos ellos instalados hoy día en el top-50 de la ATP. De hecho, el primero de ellos es actualmente el mejor tenista del mundo con tan solo 23 años.

Italia se ha convertido en la gran potencia mundial del tenisAFP

Italia ha sabido aprovechar todo su músculo económico para pasar de una nación dormida al rival a batir a nivel mundial. Sin ir más lejos, solo basta con comprobar que el equipo masculino ha conseguido más Copas Davis en dos años que en los últimos 47. Y eso se ha dado gracias, entre otros, a Jannik Sinner, quien se ha convertido en una máquina de jugar al tenis.

Y dentro de todo este éxito, tampoco hay que olvidarse del tenis femenino. Actualmente, Jasmine Paolini es la gran referente (número cuatro del ranking WTA) y gracias a ella, Italia ha conseguido triunfar en la Billie Jean King Cup. Pero antes que la jugadora nacida en Castelnuovo di Garfagnana, en la región de la Toscana, hubo otras tenistas exitosas como Sara Errani, Flavia Pennetta, Roberta Vinci y Francesca Schiavone, que consiguieron ganar algún que otro Grand Slam.

Por lo tanto, no es casualidad que Italia se haya convertido en la potencia mundial a nivel tenístico. Y para poner en contexto el éxito del tenis en Italia, solo hay que ver que se ha llegado a un punto en el que en el país de la bota se sigue bastante más el tenis que el fútbol, ya que algunos de esos eventos se pueden seguir a través de la televisión pública italiana (Rai o Supertennis, el canal oficial de la Federación).

En definitiva, Italia ha venido para quedarse y parece altamente improbable, a corto-medio plazo, que aparezca otra nación que le quite la hegemonía adquirida en los últimos años. Las dos Copas Davis en dos años no hacen más que confirmarla.