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Andrey Rublev y Stefanos Tsitsipas, en un partido juntosLaver Cup

El naufragio de la generación sobrepagada por la ATP que iba a sustituir a Nadal, Djokovic y Federer

En marzo de 2016, la ATP se olió que la era de Rafa Nadal y Roger Federer estaba llegando a su fin. Español y suizo estaban siendo lastrados por las lesiones y todo indicaba que sus mejores años ya los habían dado. De hecho, la gran rivalidad estaba siendo la de Novak Djokovic y Andy Murray, que tenían edades parecidas, por lo que faltaban referentes jóvenes que cogiesen el testigo.

El máximo organismo del tenis masculino llevaba más de una década viviendo de las grandes batallas del denominado Big 4 y el miedo de que eso llegara a su fin le hizo precipitarse. La ATP sacó una campaña de nuevos talentos llamada 'Next Generation' donde se promocionó a los jóvenes menores de 21 años, es decir, a los nacidos en 1995 o más tarde con el mensaje de que eran la «amenaza futura a la jerarquía preestablecida».

Este primer año de Next Gen lo encabezó Nick Kyrgios, que su mejor ranking ha sido el 13 del mundo, e iba acompañado de tenistas que a la hora de la verdad nunca han pisado el top 50 como son Thanasi Kokkinakis, Quentin Halys o Elias Ymer, todos ellos presentados como estrellas y que casi 10 años después siguen siendo desconocidos. Los mejores de esta hornada han sido Alexander Zverev, Andrey Rublev y Daniil Medvedev, único que hasta la fecha sabe lo que es ganar un Grand Slam (US Open 2021).

Al año siguiente –que fue el del regreso por todo lo alto de Federer y Nadal–, la ATP apostó más fuerte todavía por la campaña de la Next Gen y presentó una competición similar a la Copa de Maestros pero entre jugadores menores de 21 años. Fue la confirmación de que estos jóvenes tenían un trato preferencial por parte de la ATP para intentar que atrajeran al gran público.

Trato de estrellas

«Eso de la Next Gen es una mierda. No me gusta toda la atención que están recibiendo. Juegan bien, pero debes pasar por ese tipo de cosas como ganar 10-8 en la Pista 27 y no jugar contra Federer en la Chatrier (pista central de Roland Garros). Tienen que comer más pasta, correr y ganar partidos», comentó Fabio Fognini, uno de los veteranos del vestuario. Sus palabras fueron como una bomba, pero el tiempo le ha dado la razón.

Los jugadores de la Next Gen recibieron invitaciones a torneos que por ranking no entraban, eran colocados en las grandes pistas, mientras que otros tenistas con más nombre jugaban en las secundarias y recibieron una promoción constante. En cierto modo, la ATP los 'sobrepagó' haciendo que firmaran grandes contratos con las mejores marcas del mundo y vendiéndolos como estrellas cuando simplemente eran jugadores prometedores.

Alexander Zverev, durante la segunda ronda del Open de AustraliaAFP

La realidad es que hoy, ya con todos superando los 25 años, ninguno se ha terminado de confirmar como ese «relevo generacional» que vendía la ATP. Djokovic y Nadal siguieron ganando todo hasta que llegaron Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, a los que el máximo organismo del tenis masculino no les dio tanto bombo en sus primeros pasos.

Ellos sí tuvieron un camino más natural y además contaban con la madera de campeón. A la primera Next Gen siempre le pudo la presión y, lo cierto, es que si no hubiesen aparecido el español y el italiano, Novak Djokovic seguiría siendo el favorito en cada gran título. Solo Sinner y Alcaraz son capaces de pararle y eso demuestra que la ATP se precipitó en jubilar al poder establecido.