El deterioro de la relación entre Djokovic y Australia: de ídolo total a enemigo público número uno
Djokovic hizo de la Rod Laver su jardín y con los años se fue ganando el apoyo del público. Sin embargo, desde hace tres años nada ha vuelto a ser igual
Hubo un tiempo en el que cada vez que Novak Djokovic aterrizaba en Australia todo eran elogios. El serbio era uno de los jugadores más aclamados por parte de la afición 'aussie' y nadie quería perderse los partidos que jugaba en la Rod Laver Arena. A fin de cuentas, el tenista de Belgrado había hecho historia en el país oceánico y se veía como normal que recibiese el cariño de la gente en cada rincón de Melbourne Park, como le pasaba a Rafa Nadal en Roland Garros y a Roger Federer en Wimbledon.
Djokovic hizo de la Rod Laver su jardín y con los años se fue ganando el apoyo del público. Sin embargo, desde hace tres años nada ha vuelto a ser igual. En 2022, Nole vivió uno de los episodios más desagradables de su carrera. Ese suceso dio la vuelta del mundo.
Para esa edición, el Open de Australia obligó a todos los tenistas participantes a vacunarse de la COVID-19 para poder entrar en el país. Pero Djokovic fue fiel a sus principios, decidió ir en contra de las normas impuestas por el grande australiano y viajó a Australia sabiendo los riesgos a los que se exponía.
En cuanto Nole aterrizó en Melbourne la policía australiana le retuvo y le derivaron a una sala en la que iba a ser sometido a una interrogación por parte de las autoridades. Las normas eran claras y Djokovic alegó que tenía una exención médica por haber pasado la enfermedad recientemente. Eso no fue suficiente y le enviaron recluido a un hotel en el que estuvo encerrado durante varios días y en el que vivió un auténtico infierno.
Novak fue tratado de una manera poco respetuosa, le dieron comida que estaba envenenada y finalmente fue deportado de Australia por ser considerado un peligro público al no estar vacunado de la COVID-19. La sentencia dictaminó que el serbio tenía prohibida la entrada al país durante los dos próximos años y, por lo tanto, no pudo defender la corona de campeón conseguida en 2021.
Ese episodio trajo cola y el presidente serbio, Alexander Vukic, dijo que Djokovic fue maltratado en una «caza de brujas». Al año siguiente, el Gobierno australiano le levantó la prohibición de entrada al país y en 2023 pudo volver a jugar el Open de Australia (que acabó ganando, por cierto). Pero en ese momento, las sensaciones en torno a su imagen y persona fueron radicalmente distintas.
La percepción que el público australiano seguía teniendo de Djokovic era la de enemigo número uno y ese mismo año acabó ganando el título aun teniendo un desgarro de tres centímetros en el muslo, algo que hizo dudar a la afición, que no se llegó a creer la lesión de Nole.
Salió abucheado de la Rod Laver
La participación de Djokovic en la edición de 2024 no tuvo grandes polémicas. Cedió en semifinales frente a Sinner y se quedó sin la posibilidad de ganar su undécimo título en Melbourne.
Sin embargo, en la actual el serbio volvió a tener al público y a la prensa local en contra (un periodista de Channel 9 se mofó de él y de los seguidores serbios) después de que en el duelo de cuartos contra Alcaraz estuviera más de 10 minutos tratándose en el vestuario de unas molestias en el muslo que no influyeron en el resultado del encuentro, ya que fue el serbio el que avanzó a semifinales.
Tras el duelo frente a Alcaraz, esas dolencias persistieron y sólo pudo disputar un set en la semifinal frente a Zverev. Nole se tuvo que retirar porque el dolor era insoportable y el público australiano le despidió con un sonoro abucheo que dio la vuelta al mundo. Y una vez más pusieron en duda la lesión de Djokovic.
Un día después del comentado episodio, Djokovic subió el resultado de la resonancia magnética a sus redes sociales y lo acompañó de un texto en el que se notaba que no le habían sentado nada bien unas críticas que, a su juicio, carecían de fundamento: «Aquí dejo esto para los 'expertos' en lesiones deportivas».
En definitiva, en un periodo de tiempo de tres años Djokovic ha pasado de ser adorado por todos a abandonar el complejo tenístico de Melbourne Park entre pitos. Por lo tanto, se puede asegurar que la reconciliación entre Novak y la afición australiana está lejos de producirse.