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Luis Garicano, durante su entrevista con El Debate

Entrevista

Luis Garicano: «Me preocupa que con los fondos europeos hagan otro Plan E»

Este economista y eurodiputado de Ciudadanos asegura que va a emplearse a fondo para que el dinero europeo se gaste bien

Luis Garicano es, sin duda, uno de los economistas españoles más prestigiosos y brillantes de la actualidad. Nacido en Valladolid en 1967, se licenció en Económicas en 1990 en la misma ciudad y se doctoró en 1998 en la Universidad de Chicago. Allí sigue siendo profesor de Estrategia, uno de los lugares donde ha impartido su docencia junto a otros tan relevantes como la London School of Economics o el Instituto de Empresa en España. Su vocación es ser profesor universitario, pero desde 2019 representa a España en el Parlamento europeo como diputado de Ciudadanos. Su papel está siendo muy destacado en cuestiones como la gestión de los fondos para la recuperación de la pandemia. Desde su perspectiva privilegiada nos cuenta cómo ve la evolución de Europa y de España.

–Hablamos hace un año, el mismo día en que El País publicaba el esquema ideado por el Gobierno español para distribuir los fondos europeos. Estaba usted desolado. Parecía un sistema para dar dinero a los amigos. ¿Cómo ha evolucionado?

–Estoy preocupado con el dinero europeo. Tiene dos objetivos que pueden ser contradictorios: estimular la economía, la recuperación, que requiere gastar dinero relativamente rápido por un lado, y transformar la economía, hacer reformas y cambiar cómo funciona el país por el otro. Parece que la primacía va a ser gastarlo, invertir en cosas que no van a transformar el país: como un Plan E renovado. Mi miedo es que dentro de cinco años seamos un país con mejores ventanas y aislamientos en las casas y con puntos de recarga eléctrica, pero que sigamos con los mismos problemas básicos: una enorme tasa de abandono escolar, de desempleo juvenil, una temporalidad que lleva a despedir cuando hay problemas... Los grandes problemas estructurales, que tienen que ver con el capital humano, no se van a resolver.

–¿Hay algún modo de que no ocurra, de que haya un mayor control?

–Pusimos controles con mucha carga. Hay objetivos e hitos que hay que cumplir para que el dinero se desembolse. Los planes anteriores eran subvenciones; este está sujeto a resultados. Da más confianza de cara a que se vayan a hacer las cosas bien, pero cuando la Comisión se ha puesto a revisar los planes, está siendo blanda. Están pensando más en estimular la economía, en desembolsar el dinero, que en asegurar las reformas. Habría que intentar dar ese impulso reformista. Si no lo hacemos, dentro de unos años vamos a tener una economía que va a seguir funcionando mal.

–¿Tendrán los fondos el impacto que espera el Gobierno? El dinero europeo no siempre se ha traducido en una mejora de la economía.

–Los fondos europeos tuvieron mucho impacto en España cuando se destinaron a las infraestructuras: el AVE o las autopistas que tenemos han tenido mucho que ver con ellos. Cuando los fondos se han transformado en más ayudas a pymes y a la economía, no han llegado adonde tenían que llegar. Es una preocupación ahora. Para transformar una economía como la española, hay que conseguir llegar a las pymes. No está claro que haya intención ni caminos claros para que sea así. Cuando hablo con pequeños y medianos empresarios, prácticamente nadie sabe que hay fondos ni sabe cómo llegar a ellos.

–¿A qué se debe?

–No se está enfocando bien. Debería haber una plataforma o una web financiada por fondos europeos a la que pudieran acceder las pymes que quieran acceder a formación o digitalizarse. La impresión que da es que, para asegurar que el dinero se gasta, se va a canalizar a través de las grandes empresas. La realidad es que no hay una seguridad de que eso vaya a suceder y el dinero vaya a llegar a las pymes.

–¿Habría algún modo de redirigir esta estrategia?

–Europa ya ha aceptado el plan de España. El plan que presentó Moncloa se ha negociado durante muchos meses y ya no se va a redirigir. Dentro de los objetivos aprobados y sus treinta palancas, se trata de que las cosas se hagan del mejor modo posible. En esa tarea voy a emplearme a fondo: en tratar de conseguir que ese dinero se gaste bien.

Cuando ves cómo han trabajado el plan Italia o Grecia, te da pena ver cómo lo ha hecho España

–Cuando hablamos hace un año me decía que hubiera sido oportuno crear una oficina técnica independiente que gestionara los fondos, pero no se hizo así.

–He echado mucho de menos una oficina técnica. El plan griego o el italiano han contado con un consenso amplio. En Italia votaron 442 diputados a favor y solo tres en contra. Hubo expertos detrás, se discutió en el Parlamento… En Grecia hay un Premio Nobel de Economía italiano que ha participado en la redacción del plan. Cuando ves estos planteamientos, te da pena que el de España haya sido un plan más de partido que de Estado. No se ha preguntado nada a los demás partidos políticos ni a las comunidades autónomas.

¿Cómo ve la situación económica de España en la actualidad?

–El país se enfrenta a unos retos económicos muy importantes. Hemos tenido un aumento del endeudamiento de noventa puntos del PIB desde la crisis financiera, en poco más de una década: hemos pasado del 35 % al 125 %. Si una persona se endeuda de este modo, le gustaría poder mostrar en qué lo ha hecho: una casa nueva, una máquina nueva si es una empresa… España ha sido el país en el que más ha crecido la deuda, ¿y qué hemos hecho con ello que sea productivo y nos ayude a repagar la deuda en el futuro? Yo no sabría decirlo. Para mí estos años han sido una década perdida. No veo que España haya puesto en estos años los cimientos para la prosperidad del futuro. No hemos resuelto los grandes problemas. En el año 2008-2009 hicimos el Manifiesto de los 100 Economistas sobre el mercado laboral en España, que es perfectamente válido hoy en día: los problemas de precariedad laboral, lo mal que funciona la fijación de salarios en la negociación colectiva, el exceso de temporalidad… En educación hablábamos del abandono escolar, del exceso memorístico. Se han hecho algunas cositas, pero nos hemos gastado mucho y no podemos mostrar nada. Si seguimos con este proceso de endeudamiento, nos chocaremos con un muro. Tenemos un sistema político en el que es más fácil hacer ruido, discutir sobre temas identitarios, de tribus, que realmente tratar de consensuar lo que nos hace falta a todos. Hubo un impulso reformista hace cuatro o cinco años y ahora no hay esa demanda de reformas.

–¿La subida del salario mínimo interprofesional es solo una cuestión ideológica?

–Tiene también un aspecto técnico. La Comisión ha recomendado que suponga un 60 % del salario mediano. Con la última subida, muchos salarios van a estar en el 70 %. El coste salarial mensual prorrateado en catorce pagas e incluyendo la Seguridad Social son 1.500 euros. Muchos jóvenes no van a llegar a tener su primer empleo porque su primer trabajo no vale 1.500 euros. Hay que entrar en el mercado laboral y luego ir subiendo, pero primero hay que entrar. Con un desempleo juvenil tan alto como tiene España, un SMI de 1.500 euros es muy elevado.

–¿Qué habría que hacer para que los salarios suban?

–Que nuestra economía sea más productiva. Uno cobra lo que produce. Si trabajas en informática, en generar contenidos o en la digitalización de una empresa para que tenga mercado mundial, eso vale mucho y pagarán más que si seguimos con la hostelería como única fuente de creación de empleo. Hay que cambiar el mercado laboral y la educación y tener un país que vuelva a crecer a una velocidad grande y a ser puntero en desarrollo económico. Ahora toda la discusión se queda en la distribución: ya producimos lo que queremos y ahora lo dividimos. La clave está en pensar cómo utilizamos mejor nuestros recursos para tener más dinero para pensiones y para todo.

–Entre las reformas importantes que se han llevado a cabo recientemente está la de la luz. ¿Qué opina al respecto?

–Ha sido una patada hacia delante: mucho parche y poca solución. Lo del gas es un parche. Pones un límite y pagas más adelante. El impuesto especial va a volver a subir, el IVA también… No ha habido soluciones estructurales. No se ha puesto un bono social como en Francia, sin distorsionar el mercado. Además son medidas contrarias al mensaje de la transición energética: se subsidia el gas. El paquete de medidas del Gobierno es pan para hoy y hambre para mañana. Claramente hay que quitar el impuesto de generación, que se grava dos veces; hay que ayudar a que nuestro mix energético no se nos vaya. Hay que ir hacia las renovables, pero nunca tienen la potencia asegurada (no siempre hace sol, por ejemplo). El gas es muy caro. Alrededor del 24 % de la energía viene de la nuclear. ¿Vamos a cerrar toda sin haber hecho la transición energética? ¿No vamos a usar hidrocarburos ni nuclear a la vez? ¿Con qué nos vamos a quedar? Me parece todo muy voluntarista y muy poco pensado. No se están planteando soluciones que resuelvan los problemas que tenemos.

Las medidas energéticas del Gobierno son pan para hoy y hambre para mañana

–Otra de las reformas de las que se está hablando es la Universidad, su ámbito de trabajo. ¿Cómo ve que se está enfocando?

–La universidad tiene una solución relativamente fácil: que la financiación siga a los resultados; que se financien los grados que tengan empleabilidad y los departamentos que tengan investigación de calidad. En ese momento cambia todo. El departamento al que se le tiene envidia porque es la niña bonita, pasa a ser el departamento al que todos quieren ir porque es allí donde va el dinero. Se empieza a pensar qué hay que enseñar a los chicos para que tengan empleo. Hay que dar autonomía a las universidades y destinarles financiación ligada a resultados.

–¿Sobran universidades?

–Yo creo que no. Lo que hace falta es que hagan su trabajo. Hay universidades, públicas y privadas, que lo hacen, y otras que no.

–Otra gran reforma es la de las pensiones.

–No se está enfocando bien. Ha de tener dos ejes: beneficio y coste; brócoli y postre. El Gobierno ha decidido mostrarnos primero el postre: ligarlas al IPC, eliminar factores que introdujo Rajoy para asegurar que las pensiones se iban a abonar al final… ¿Y todo eso cómo se va a pagar? Eso no lo deciden. Usted tiene que decir qué va a hacer y de dónde lo va a sacar. El enfoque de eliminamos todo lo del pasado pero no decimos por qué vamos a reemplazarlo, en un país con una estructura demográfica muy preocupante, con los baby boomers jubilándose en el 2025-26 y una gran cantidad de jubilados nuevos cada año y pocas personas nuevas entrando en el mercado de trabajo, no tiene sentido. El Gobierno no tiene ni idea de cómo va a solucionar esta situación.

–Da la impresión de que todos los países que estaban en una mala coyuntura han reaccionado menos nosotros.

–De los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) que estábamos a la cola de Europa, corremos el riesgo de ser los únicos que permanecen en una mala situación. Grecia tiene en la actualidad un gobierno modernizador, con muy buenas políticas y expertos, una reforma administrativa en profundidad, de la educación, inversión en formación… Muy bien. El Gobierno de Draghi en Italia es ahora uno de los mejores de Europa. Está obsesionado con mejorar la eficacia de la justicia, que allí es un problema, por los plazos tan largos que tiene. Portugal se ha puesto en marcha: hay españoles que se van a vivir allí. Irlanda ha resuelto sus problemas. Nos hemos quedado solos a la cola de Europa como país que no tiene un Gobierno con un plan que resuelva sus problemas.

–¿Cómo ve la situación a nivel global?

–China está muy tambaleante. Ha ido disminuyendo mucho su crecimiento década a década. Se está parando el crecimiento a un nivel bajo antes de lo que lo hizo en España o Corea en sus respectivos booms. Se van a parar a un nivel de renta per cápita mucho más bajo, muy inferior al de Estados Unidos o España, y ahora tienen un problema inmobiliario complicado, con una burbuja que van a tener que gestionar. Estados Unidos tiene un problema político grande, con los republicanos yéndose cada vez al monte, pero desde el punto de vista económico va como un tiro. Todas las empresas dominantes globales son de allí: Netflix, Tesla, Google, Amazon… La idea de que Occidente está de capa caída y viene Oriente hay que revisarla.

La idea de que Occidente está de capa caída y viene Oriente hay que revisarla

–¿Qué opina de Europa y de su gestión del Covid?

–Es importante que la gente se pare a pensar y aprecie la gestión del Covid que ha hecho Europa. Lo que hemos conseguido ha sido muy impresionante: hemos logrado ser el primer continente en vacunación; tenemos la tasa de vacunación más alta, muy por encima de Estados Unidos y por encima de Reino Unido; España, aún más alta; tenemos un certificado digital que nos ha permitido abrir las fronteras y movernos, algo que no ocurre en Estados Unidos; hemos financiado unos planes de recuperación y estabilización impresionantes; los ERTE se han financiado con dinero 100 % europeo a través del programa SURE; los ICO han abierto más financiación; ahora viene el plan de recuperación. Europa ha hecho una gestión de la pandemia fantástica. Cuando Europa ve la crisis, reacciona. El problema está en qué pinta Europa en este contexto geopolítico. Tiene una incapacidad profunda para actuar en política exterior: hay múltiples cabezas (presidente del Consejo, de la Comisión…) y unanimidad. Un país pequeño como Malta puede parar un proceso. Va a ser muy difícil que Europa actúe como un gigante a escala política y militar.

–También está el problema de la innovación.

–Todas las grandes empresas digitales son chinas y americanas. No hay ninguna europea. Europa se ha quedado atrás en esta década. No ha sido capaz de estar a la altura.

–¿Cómo espera que evolucione la retirada de estímulos y la subida de tipos de interés, y a qué habrá que estar atento cuando suceda?

–La Reserva Federal americana ya ha empezado a hablar de retirar los estímulos. El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido disminuir sus compras de deuda. Conforme los bancos centrales vayan retirándose, habrá que ver qué pasa con los mercados de crédito. La deuda española e italiana la está comprando el Banco Central Europeo. A lo mejor, cuando se retire, los inversores privados van a pedir subida de tipos para poder comprarla. Si sucede así, los países muy endeudados tendrán un problema grave.

–Pasando a un terreno político, su partido, Cs, no pasa por un buen momento. ¿Cómo ve su futuro?

–En el último periodo Ciudadanos ha cometido errores graves. Somos conscientes de que hay que hacer las cosas mejor, pero la solución no está en los partidos tradicionales. Lo están demostrando. El PP insiste en que hay que reformar el CGPJ. Lo llevaba en el programa, pero tuvo mayoría absoluta para hacerlo y no lo hizo. ¿Alguien piensa que estos partidos van a querer hacer reformas? No lo veo. Hay una necesidad de un partido de centro y reformista. Espero que los votantes lo vean.

Ciudadanos ha cometido errores y debe hacer las cosas mejor, pero la solución no está en los partidos tradicionales

–Partidos como Vox se han mostrado contrarios a la existencia de comunidades autónomas, pero en la pandemia parecen haberse mostrado eficaces, por ejemplo en Madrid. ¿Cuál es su modelo?

–Un gobierno cercano y descentralizado tiene muchas ventajas. Puede haber distintas preferencias en impuestos, educación, universidad… El sistema autonómico debe existir, pero ha de ser mejor. Nuestro problema es la asimetría extrema: los privilegios fiscales en País Vasco, Navarra, y también Cataluña. Ya han dejado de decir Madrid nos roba. Borrell, yo y otros economistas les mostramos que no es el caso. Nuestro sistema siempre favorece a los que se portan mal. Se crea un incentivo a la deslealtad. Me da miedo que haya una evolución regionalista (Teruel Existe, Soria Existe, Burgos Existe…), y no haya quién defina el interés general. Tenemos que cambiar a un sistema federal clásico: que todo el mundo contribuya según su renta per cápita y reciba según su número de habitantes. Que sea justo e igual para todos, en lugar de que uno que tiene cinco diputados, pero siempre da guerra y ha tenido una banda terrorista, reciba más financiación que otro.

–¿Qué pasará si pierde su escaño dentro de tres años en las siguientes elecciones europeas?

–Siempre he dicho que mi paso por la política es temporal. Volveré a la universidad. Es lo que me gusta y lo que sé hacer. Soy profesor de economía, y esa es mi vocación.

¿Qué balance hace de su paso por el parlamento europeo?

–Está siendo un periodo fascinante. Hemos contribuido a poner en marcha el fondo de recuperación y los programas de lucha contra la crisis; hemos trabajado con los comisarios y los ministros de Economía. Está siendo muy interesante y muy útil. Hemos trabajado en controlar cómo gasta el dinero España: Plus Ultra, los planes de recuperación… Hemos tenido mucho impacto en el sistema financiero europeo, asegurándonos de que hay personas de alto nivel entre los reguladores. Me siento muy orgulloso de todo el trabajo que ha realizado el equipo de Ciudadanos.

–¿Hay algo de lo que se sienta especialmente orgulloso?

–Si se ve mi cuenta de Twitter desde marzo del año pasado hasta junio de 2020, se comprueba que estuve trabajando a destajo con el Covid, catorce horas diarias, presentando cosas, publicando en prensa internacional las cosas que un economista sabe y en las que la gente está intentando que le orienten… Desde el Parlamento pude hacer mucho para que los planes europeos fueran buenos y estoy muy satisfecho de haber contribuido a ello.

–¿Y en el plano negativo, quizá Plus Ultra?

–Realizamos un trabajo de investigación muy profundo, de ver toda la documentación, los requisitos, y cómo se han incumplido. Ha servido para forzar al Gobierno y a la SEPI a que sean mucho más cuidadosos con el dinero público. Es el dinero de todos y no se le puede dar al amigo de Ábalos o de quien fuera.