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Daniel Lacalle es economista jefe de Tressis

Daniel Lacalle es economista jefe de Tressis

Entrevista

Daniel Lacalle: «El socialismo te pone primero la zancadilla, luego dice que va a darte la mano y después no te la da»

Fondos europeos, reforma de las pensiones, reforma laboral, el precio de la luz... Este reconocido economista nos da su visión sobre las cuestiones más candentes de la actualidad

Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas y gestor de fondos de inversión. Entre los años 2016 y 2019 se le ha ubicado entre los ocho economistas más influyentes del mundo. Asesora al presidente del Partido Popular, Pablo Casado, como economista independiente, y es autor de diez libros que han vendido en total más de 100.000 ejemplares. Como experto en cuestiones económicas, le pedimos su opinión sobre los temas de mayor relevancia.

Fondos europeos, reforma de las pensiones, reforma laboral, el precio de la luz... Este reconocido economista nos da su visión sobre las cuestiones más candentes de la actualidad.

–Usted sostiene que ya hemos alcanzado el punto más alto de la recuperación tras la reapertura del Covid. ¿Cómo espera que evolucionemos a partir de ahora?

–Si miramos la economía española, el cénit de la recuperación se dio entre julio y agosto. Todos los indicadores adelantados desde agosto muestran una ralentización que se une al hecho de que el índice de confianza del consumidor refleja una recuperación, pero no esa recuperación robusta de la que se habla. Los datos del INE son una evidencia: no solo la economía no ha crecido de una manera fuerte en el principio del año, sino que en los seis primeros meses ha crecido un mísero 0,4 %, con una caída de la inversión y una inyección fuerte de gasto público y de endeudamiento. Es una recuperación muy pobre, teniendo en cuenta que llevamos más de un año de reapertura. Vamos a ver un tercer trimestre en el que el sector turismo va a tener el impacto coyuntural que todos entendemos, pero cuando miramos los datos de recuperación, todos son coyunturales, no estructurales. No estamos hablando de unos cambios que permitan organizar el crecimiento a medio–largo plazo. Son puramente coyunturales: reapertura, recuperación del turismo y mirando a volver a unos niveles de crecimiento de 2019 que ya eran bastantes pobres.

–No es un crecimiento sano entonces.

–Se ha fiado toda la recuperación al aumento del gasto público, de la deuda y la inyección de liquidez. El efecto multiplicador de esos factores sobre la economía es bajísimo, por no decir nulo. A los que llevamos mucho tiempo diciéndolo nos dicen que esta vez va a ser diferente y no va a ser diferente. ¿Nos sorprende a los que dijimos que el Plan Juncker no iba a generar crecimiento general superior? No. ¿Nos sorprende a los que sostenemos que no se genera una recuperación fuerte tirando de gasto público, sin rentabilidad económica real, con gasto corriente, en administración y más endeudamiento? Tampoco. No se podía esperar otra cosa. Se nos había vendido esa especie de espejismo de que la economía no solo se recuperaba después del cierre, sino que además la tendencia se aceleraba, y eso no tenía ningún sentido. En muchas ocasiones he comentado que nos recuperábamos hacia el estancamiento en el que estaba la economía de la Eurozona y la española a finales de 2019 principios de 2020. No hay ningún factor tendencial ni multiplicador en toda esa inyección de gasto público sin rentabilidad económica. Fundamentalmente es de gasto corriente y deuda.

Cuanto más gasto público y deuda haya, menor crecimiento y menor recuperación de los salarios habrá

–No se le ve con muchas esperanzas en el efecto de los fondos europeos.

–Hay unas expectativas muy parecidas a las del Plan de Crecimiento y Empleo de 2009 de la Eurozona. Recuerdo perfectamente cuando nos decían que iba a generar un punto adicional de crecimiento y a crear millones de puestos de trabajo. Se destruyeron cuatro millones de puestos de trabajo y entramos en crisis. Todo esto viene a decirnos que las mal llamadas soluciones keynesianas no funcionan. Si Keynes estuviera vivo y viera las cosas que se hacen en su nombre, probablemente se enfadaría bastante. Nos encontramos con una economía en la que, cuanta más rigidez, más gasto público y más deuda hay, menor crecimiento, menor crecimiento de la productividad y menor recuperación de los salarios. Recordemos que en esto que llaman recuperación robusta, los salarios en España, según el INE, han caído en los primeros meses del año en todos los sectores menos en uno, y en todos descontando la inflación, es decir, en términos reales.

–¿Qué le pareció la rebaja de 1,7 puntos que el INE hizo a final de septiembre sobre la previsión de crecimiento del Gobierno para el segundo trimestre?

–Es absolutamente alucinante, por no decir mucho más que preocupante, ver que en España se hace una revisión de las previsiones del INE de más del 100 % de algunos de los componentes. Es muy preocupante porque no hay ningún país de la Eurozona, de la UE, de los países desarrollados que haya hecho un hachazo de las previsiones de crecimiento tan grande; ni cercano. Los economistas estamos acostumbrados a una revisión del 0,2 % o del 0,1 % del PIB. Los datos que recibe el INE son muy detallados, muy precisos. Nos muestra que en las previsiones iniciales se había comprado un argumentario muy cercano al Gobierno de, por ejemplo, correlación entre uso de tarjetas de crédito y consumo, una correlación más que espuria, en muchos casos, entre estimación de crecimiento e inversión final en formación bruta de capital. Si ves dónde ha sido el gran hachazo de las estimaciones del INE, verás que ha sido en el consumo y, mucho más importante, en la inversión. Ha sido una revisión profunda, necesaria, preocupante. Lo que ha hecho el INE ha sido corregir un error gravísimo y lo ha hecho manera rápida y seria, pero nos muestra que el argumentario de la recuperación robusta es absolutamente falso.

España no tiene peores condiciones que otros países para salir de la crisis; lo que tiene son peores políticas

–¿Estamos condenados a que nuestra economía siga yendo mal?

–España no tiene peores condiciones que otros muchos países para salir de la crisis y fortalecer su crecimiento; lo que tiene son peores políticas. Si desde el Gobierno se entorpece la inversión, se ponen escollos a la creación de empleo, se pone en riesgo la seguridad jurídica con medidas antiempresa, obviamente las empresas no invierten o invierten muchísimo menos; no pueden crear empleo… No es que no quieran o que sean malvadas: es que no pueden. No se puede estar en un entorno en el que el Gobierno está amenazando constantemente con medidas antiempresa, antiempleo y anticrecimiento y luego esperar que el crecimiento sea robusto. El Gobierno utiliza los globos sonda para lanzar propuestas que son muy dañinas para el empleo y para el crecimiento. Si tú desde el Gobierno estás impulsando la inseguridad y las amenazas constantes a cambios legislativos tan profundos que afectan al 60 % de los costes de la empresa (costes de contratación y costes energéticos); si dinamitas esas dos áreas con aumentos de costes, de impuestos, rigidez, mayores dificultades para la contratación y subidas de los precios de la luz sin tocar ni uno de los beneficios caídos del cielo que recibe el Gobierno a través de los impuestos, sin hacer absolutamente nada para mitigar el precio de la energía, resulta que las empresas tienen más del 60 % de sus costes en situación no solo de riesgo, sino de amenaza.

–¿Qué le han parecido los nuevos Presupuestos?

–El cuadro macro es simplemente ficticio. Lleva a los ingresos a ser extremadamente optimistas. Nadie se cree este escenario macro y de ingresos. Y eso significa más déficit.

–Hablando de energía: ¿cómo ve la situación y cómo la resolvería?

–¿Cuál es el problema del precio de la electricidad en España? Que más del 60 % del coste de la tarifa son costes fijos regulados que no tienen nada que ver con el consumo e impuestos. Cuando esto es así no puedes estar lanzando mensajes constantemente contra el 40 % que está en el otro lado. El Gobierno ataca todos los día la hidráulica y la nuclear, que son el 9 % de la tarifa. La hidráulica tiene más de un 25 % de impuestos y la nuclear más de un 60 %. Están expoliadas a impuestos. Después tienen el impuesto a la generación, el IVA, y dentro de la generación, tienen el impuesto escondido del CO2, con el que el Gobierno va a recaudar más de 2.300 millones de euros. Hay que sacar costes regulados que no tienen nada que ver con el consumo, el déficit de tarifa, las subvenciones a las renovables… Tiene que ir en el presupuesto como va en otros países de nuestro entorno, y hay que bajar los impuestos. No podemos tener un IVA de lujo para la luz cuando es un bien necesario, y no puedes hacer una bajada del 10 % del IVA para algunos consumidores y con carácter temporal, como ha hecho el Gobierno. El impuesto a la generación no tiene ningún sentido: es un coste para los ciudadanos. El impuesto escondido de la venta de derechos de emisión también es innecesario. Además, la Comisión Europea nos ha dicho que se deben utilizar los ingresos de los derechos de emisión de CO2 para reducir la tarifa. El Gobierno no ha hecho nada de eso. Lo único que ha hecho el Gobierno es inventarse que las eléctricas venden a precio de mayorista diario toda su producción energética, que es falso (el 85 % de la producción eléctrica se vende a medio plazo con contratos bilaterales) y meter un hachazo que se lleva por delante a las renovables independientes, a las solares, a todo el sector, y que pone en peligro unas inversiones que son claves para España. Las medidas que ha tomado el Gobierno son insuficientes, tímidas o temporales en la parte de la reducción de impuestos o dañinas, innecesarias y completamente contraproducentes en la parte del hachazo a las empresas y a la inversión.

No podemos tener un impuesto de lujo para la luz cuando es un bien necesario

–¿Qué habría que hacer en su opinión?

–Es muy sencillo. Acabo de volver de Bélgica, Holanda y Portugal. En Portugal, que tiene exactamente el mismo precio mayorista que nosotros, no existe el debate o la alarma social y mediática que existe aquí por el precio de la luz, porque la tarifa regulada por el Gobierno no está ligada al precio mayorista diario, que es el problema que hay en España. El Gobierno tendría que haberlo ligado al mercado de futuros y mitigar la volatilidad. Tampoco lo ha hecho. Ha dicho que va a ligar un 10 %, y dependiendo, porque están jugando. Luego hablan de especuladores. Están especulando a que piensan que en marzo, no se sabe por qué, el precio del gas va a estar mucho más bajo, o que no va a subir más. Es exactamente la misma razón que cuando en enero decíamos al Gobierno que debía fijar el precio de la tarifa regulada al mercado de futuros: decía que no porque después de Filomena el precio iba a bajar muchísimo, y tenemos precio récord. Ahora resulta que han tomado una medida por la cual el que contamina paga y el que no contamina paga mucho más. Pones en peligro la inversión en renovables, no tiene ningún efecto real en la factura (lo que te reducen ahora te lo cobran en marzo) y no soluciona el problema de competitividad que se está generando con una política energética completa y absolutamente ideológica y antiempresarial.

–Otra de las medidas recientes que ha desatado la polémica ha sido la subida del salario mínimo interprofesional. Imagino que tampoco estará de acuerdo con ella.

–¿Por qué tiene España salarios bajos? No se debe a que tenga empresarios malvados. Es un país al que desde la fiscalidad y la burocracia se ataca al crecimiento empresarial. Es un país de empresas muy pequeñas. Tenemos unas empresas mucho más pequeñas de media que los países de nuestro entorno, y las empresas grandes también son más pequeñas. Este es un país fundamentalmente de microempresas. Cuando durante veinticinco años de gobierno socialista has estado subvencionando a los sectores de baja productividad y atacando fiscalmente a los sectores de alta productividad, la productividad no crece. Si además aumentas el peso de la Administración dentro de la economía constantemente para tapar el paro, aumentas el empleo público, en el que la productividad es más baja. Si baja la productividad o no crece, no suben los salarios. Los salarios son la productividad marginal del trabajo.

–Las nuevas medidas no sirven.

–Las políticas que llaman de protección no protegen absolutamente nada. Están condenando al paro a una cantidad tan grande de gente que es muy baja la capacidad de los trabajadores de encontrar un trabajo o demandar un salario mayor. Si tú condenas a tres millones de personas al paro y dices que ese paro es estructural y pones más escollos al crecimiento empresarial y a la mejora de la productividad, ¿qué vas a esperar que ocurra? La idea de que el Gobierno va a decidir cuál es el salario es una tontería de tal calibre como que el Gobierno decida cuál es el precio de la carne o el pescado. No tiene ningún sentido comparar el SMI de España con el de otros países en los que no existen ninguna de esas trabas de las que estamos hablando. El otro día un economista socialista, que es un oxímoron, me decía que había un estudio que demostraba que la subida del SMI no había afectado a la creación de empleo en Alemania. Ese mismo estudio habla de los ocho millones de minijobs que hay en Alemania, donde la flexibilidad para la creación de empleo es absoluta, y nos muestra que la subida del SMI ha perjudicado a las pymes. Y España es un país de pymes. Una gran empresa puede soportarlo, pero no las pymes.

–Dicen que son solo 15 euros al mes…

–Cuando la gente del Gobierno me cuestiona qué le va a costar a una gran empresa una subida de 15 euros al mes... ¿No se puede permitir 15 euros al mes? Si no es nada… me dicen. Respondo: que se lo den en impuestos. Un salario de 1.000 euros al mes para el trabajador son casi 2.000 euros para el empresario. Lo entienden perfectamente, pero para ellos es mucho más cómodo tener una bolsa inmensa de parados, presentarse como la solución del problema que han creado y decir que son muy buenos porque suben el salario y volver a crear una nueva bolsa de parados. Las cosas se solucionan de una manera mucho más seria, y no con medidas de corto plazo: incentivar la productividad, reducir la mortalidad empresarial, fortalecer el crecimiento empresarial, que los autónomos puedan contratar más… Son medidas fiscales y burocráticas que el Gobierno se niega a tomar. Los socialistas han gobernado durante veinticinco años. Parece que todos los problemas se originaron cuando gobernaron los otros.

La izquierda siempre destruye lo que finge proteger

–¿Qué opina de las propuestas en torno a la reforma de las pensiones?

–Las veo completamente ideológicas: eliminan el factor de sostenibilidad e introducen una cosa que llaman solidaridad intergeneracional que es todavía más agresiva contra los contribuyentes actuales y los que se vayan a jubilar en los próximos años. Es lo que siempre pasa con la izquierda: siempre destruye lo que finge proteger. Dicen que van a proteger las pensiones y Escrivá te lo dice con palabras bonitas: que hay que dar un cambio cultural para jubilarte a los 75 años. Lo que está diciendo es que tienes que acostumbrarte a pagar más, jubilarte más tarde y cobrar menos. Y pagar más mientras contribuyes. Ninguna de esas soluciones funciona. ¿Por qué? Porque el socialismo siempre niega el cálculo económico. Hay que cubrir el reto demográfico con mucha mayor atracción de inversión y de capital. Tenemos que tener muchas más personas ricas y muchas más empresas grandes. Que atraigan mucha más inversión y que inviertan en el reto demográfico. La población no solo envejece, sino que corre el riesgo de empezar a disminuir. El mercado laboral es clave: no puedes hablar del sistema de pensiones teniendo una bolsa de tres millones de parados de manera constante como si diese igual; reduce el desempleo, la economía sumergida… La economía sumergida es un elemento clave y no se hace nada contra ella. Por último hay que fortalecer el crecimiento empresarial y la inversión.

–La respuesta de los ciudadanos al intervencionismo y a la subida de impuestos quedó patente en las elecciones de la Comunidad de Madrid. 

–Las elecciones de Madrid nos mostraron tres cosas muy importantes: cuando defiendes tus principios sin el menor resquicio, la certeza de que no estás equivocado y lo haces contra viento y marea a pesar del ataque constante de medios de comunicación, el pensamiento único de la izquierda, etc., la gente lo valora. No existe un argumentario real para los ciudadanos en el que tú les digas que les vas a cercenar su libertad individual, para abrir su negocio, para hacer su trabajo, para llevar a cabo su proyecto, y luego dices que eres muy bueno porque les vas a dar un dinero que después no les das. El socialismo te pone primero la zancadilla; luego te dice que te va a dar la mano y después no te la da. Las elecciones han mostrado que se valora el compromiso con los principios inquebrantables. La defensa de la libertad es irrenunciable. Es falso que los ciudadanos estén encantadísimos de que les pongan hachazo fiscal tras hachazo fiscal. Ese cuento que se inventan los socialistas de que los ciudadanos están encantados de pagar más impuestos no es cierto. Saben que pagan muchos impuestos y que se deben gestionar mejor, no subir la carga a los ciudadanos y a las empresas. 

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