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El presidente de Venezuela, Nicolás MaduroGTRES

Un mes del bolívar digital

La moneda de Maduro fracasa y condena a Venezuela a una hiperinflación infinita

El ‘bolívar digital’, la tercera reconversión de la moneda venezolana, sigue pasando desapercibida en las calles de Venezuela. Un mes después de su entrada en circulación, la economía del país sigue instalada en una hiperinflación infinita, que el Gobierno de Maduro es incapaz de atajar

Un mes después de la última reconversión del bolívar, la tercera en 14 años, la moneda venezolana sobrevive a duras penas entre el desconocimiento de los ciudadanos y la indiferencia de la comunidad internacional.

El presidente Nicolás Maduro no ha dejado de quitarle ceros a su moneda, en un intento desesperado y estéril de frenar la estrepitosa devaluación que ha sufrido el bolívar.

El avance histórico de esta moneda es digno de análisis. Para encontrar el inicio de la crisis del bolívar hay que remontarse hasta 1988. Ese mismo año, el Banco Central de Venezuela se vio obligado a poner en circulación billetes de uno y dos bolívares, dado que el níquel de la propia moneda había superado su valor nominal. Los ciudadanos comenzaron a vender las monedas al peso para fundirlas y darles uso industrial.

La reconversión, una receta inútil

La relación de Venezuela con su moneda ha sido históricamente compleja. Es cierto que Hugo Chávez heredó la depreciación del bolívar, pero bajo su mando la espiral devaluadora no ha hecho más que dispararse. Con la llegada de Chávez al poder (2002-2013), el país comienza a tomar medidas un tanto desesperadas para tratar de domar la crisis del bolívar, sin embargo, lo peor no había hecho más que empezar.

En 2008, Chávez aprueba el primer cambio de moneda. El líder bolivariano le quita tres ceros para tratar de frenar de manera artificial la devaluación de la divisa. Ese primer intento fracasó, la reconversión tuvo un impacto de 322 millones para el Estado venezolano.

Hugo Chávez murió en marzo de 2013 a tiempo para no tener que ver la mayor hiperinflación de la historia del continente americano. En noviembre de 2017, la economía entró en una espiral de cifras mareantes, que llevó al país a imponer un nuevo cambio de moneda. Un año después entraba en vigor el bolívar soberano, una nueva reconversión de la divisa que de nuevo fracasó. En esta ocasión se eliminaron cinco ceros.

El ‘Soberano’ llegó a 2021 con una depreciación de más de un 70 %. A finales del verano de 2021, se necesitaban 4.500.000 bolívares para comprar un solo dólar. El único eslabón al que la ciudadanía se ha agarrado para refugiarse ha sido la utilización 'alegal' de la moneda estadounidense.

La solución que encontró el Gobierno de Maduro fue, una vez más, una nueva reconversión de la moneda. Venezuela estrenó el 1 de octubre el bolívar digital, el tercer cambio de divisa en 13 años. La moneda elimina de nuevo seis ceros más, en un intento desesperado de contener la hiperinflación que lleva destrozando al país desde 2017. En los últimos 14 años, Venezuela le ha quitado 14 ceros a su moneda.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de las autoridades del país para imponer el ‘bolívar digital’, el grado de aplicación de la moneda es prácticamente nulo. El país se encuentra totalmente dolarizado, es decir, en las calles el pago en efectivo se hace a través de dólares. Se estima que más del 50 % de las transacciones que se hacen cada día en el país, se realizan a través de la moneda estadounidense.

De hecho, para desconsuelo del Gobierno, los comercios siguen –un mes después de ponerse en circulación el nuevo bolívar– exhibiendo los precios en dólares.

La devaluación de la moneda venezolana no sólo se cuenta en los ceros despejados durante los últimos años, sino en la desconfianza instalada en aquellos que se niegan a utilizarla.