Fondos de la UE
El maná que viene de Europa... que lo gestione Pablo Isla
Ni Nadia Calviño ni Yolanda Díaz van a ser capaces de crear los empleos que permitiría la inyección económica
Nadia Calviño afirmaba a principios de mes que ya estaban a punto de llegar los 10.000 millones de euros que había aprobado la Unión Europea, y ayer se confirmó.
Lo que no cuenta Calviño es cuánto dinero de los 9.000 millones que llegaron en agosto han sido ya distribuidos y han llegado a la actividad económica real y no se han gastado en subvenciones inútiles, en transferencias a organismos autónomos dependientes del Estado; cuántos millones han llegado a las comunidades autónomas y están ya distribuidos, cuántos han llegado a los organismos autónomos dependientes de las propias comunidades, cuántos han llegado a los ayuntamientos y qué han hecho con esos fondos, y/o cuántos han llegado a las diputaciones y en qué lo han gastado.
Estamos ante la absoluta ineficacia de una burocracia que contaba el 1 de enero de este año con 2.710.405 empleados públicos y que deberían estar trabajando, al menos unos cientos de ellos, en hacer que el sistema económico hubiese recibido los 9.000 millones, que estos 9.000 millones estuviesen siendo utilizados en la creación de puestos de trabajo, que esos puestos de trabajo estuviesen siendo contabilizados como generados por los fondos Next Generation y que el país entero supiese lo bueno y maravilloso que es pertenecer a una Unión Europea, que manda dinero para sacar a nuestro país de la crisis creada por la pandemia, y que nos hiciese sentirnos orgullos de una bandera azul con estrellas amarillas.
En lugar de eso, tenemos un Gobierno que no sabe qué se ha hecho con el dinero recibido, y si lo sabe, es peor, porque no quiere contar en qué se ha invertido ese dinero; un Gobierno ansioso de recibir otros 10.000 millones para decir que los tenemos y seguir guardándolos en la cuenta corriente o malversarlos y gastarlos en políticas de integrar la transversalidad de género o dando dinero a nuestros escritores para que viajen por el mundo para tener ideas para sus próximas novelas.
Si esos 9.000 millones hubiesen llegado a la economía real, las pequeñas y medianas empresas podrían haber creado casi 220.000 puesto de trabajo, y si esos 10.000 millones llegasen de forma correcta, deberían crear otros casi 250.000 puestos de trabajo.
No sabemos nada sobre en qué se usan los fondos. No sabemos si crean puestos de trabajo. No sabemos si la riqueza que debería de estar generando se reinvierte. No sabemos nada, y lo peor es que ellos tampoco lo saben.
No podemos seguir así. Necesitamos cambiar este equipo de Gobierno. Ha llegado el momento de tener nuestro Mario Draghi, alguien que lleva su vida gestionando empresas y equipos, definiendo estrategias y haciendo que se cumplan, rectificando cuando es necesario, comprometiendo equipos para hacer cumplir los planes; en definitiva, un gestor que sea capaz de coger el dinero que va a llegar y gestionarlo correctamente; que sea capaz de hacer un análisis del gasto público y ajustarlo a las necesidades reales y, sobre todo, de animar al pueblo español a seguir trabajando porque tenemos un horizonte por delante y entre todos podemos darle la vuelta a la tortilla sin que esta se desparrame.
Ese hombre acaba de quedar libre después de gestionar durante 17 años la mayor empresa española, Inditex, y se llama Pablo Isla.
Tenemos a nuestro Draghi. No es un político, pero sabe manejar los conflictos y los problemas. Puede crear a su alrededor un equipo de gestores y políticos que cambie el rumbo de nuestro país, y hacer de España un país que de nuevo se sienta vencedor, que crea en el futuro y que el futuro está en manos de los españoles de a pie con su trabajo, y no en los políticos que nos gestionan hoy.
Depende de nosotros, de gritarlo día a día con mucha fuerza y convencimiento, para que lo oigan los demás y para que nos lo creamos.
Faltan por venir 51.000 millones además de estos 10.000 que van a llegar dentro de poco. Bien utilizados, deberían crear más de 1.250.000 nuevos puestos de trabajo. Esto no lo va a hacer Nadia Calviño, y mucho menos Yolanda Díaz y su equipo.
No podemos desperdiciar esta oportunidad y este dinero. Si lo hacemos, habremos perdido la oportunidad que nos está dando Europa de cambiar.
Como dijo Sócrates, «el secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo».
Pablo Isla, te necesitamos.