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La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ofrecen una rueda de prensa

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, en una rueda de prensaEFE

Análisis

Por qué los datos de empleo no son tan buenos como parecen

El maquillaje del empleo público y la caída diaria en la afiliación a la Seguridad Social son algunas notas preocupantes de unas cifras vendidas con un optimismo excesivo

El martes pasado se publicaron con gran bombo los datos de paro a cierre de 2021. El gran titular fue que no se había creado tanto empleo en España desde el año 2005, pero las cifras no son tan buenas como parece. 

El último mes ha sido positivo para el mercado de trabajo, y esa es una buena noticia. El paro ha bajado y la afiliación a la Seguridad Social ha subido, pero aún hay 3.833.115 personas desempleadas. El paro ha descendido en 782.332 personas desde diciembre de 2020. «Estamos en los niveles de 2019, aunque aún tenemos 57.000 parados más que ese año. Hemos perdido dos años en materia de empleo. Si recuperarnos consiste en quedarnos como estábamos, poco intensa está siendo la recuperación», apuntan desde el gabinete de estudios del sindicato USO. Inciden también en el dato preocupante del aumento del paro en la industria: 1.754 parados más en el sector que aporta empleos más estables y mejores salarios.

En cuanto a la contratación, en diciembre se han efectuado 1.681.550 contratos. Solo el 10,33 % (173.784) han sido indefinidos. Dentro de los temporales, «los contratos temporales con jornada a tiempo parcial suponen el 29,59 % de todos los contratos. Sigue existiendo un exceso de temporalidad. ¿Cómo es posible, si no es por la corta duración y el encadenamiento de los contratos, que con más de 1,6 millones de contratos realizados el paro en noviembre haya bajado solo en 76.782 personas?», se preguntan desde USO. La temporalidad sigue alta con el actual Gobierno, y habrá que ver si se reduce con la nueva reforma laboral.

En diciembre se ha producido una disminución importante en el número de contrataciones como consecuencia de una caída en la actividad económica. Al cerrar el mes se habían realizado 339.996 contratos menos. Los indefinidos disminuyeron en 109.197, nada menos que un 38,59 %.

En cuanto a la afiliación a la Seguridad Social, se ha hablado mucho de la llegada a los 19.842.427 cotizantes en diciembre. Los detalles indican que el crecimiento ha sido de 70.814 afiliados respecto al mes anterior, pero el crecimiento en términos de afiliados medios es menor que en el mes precedente (la media sube a 72.553, un 0,37 % menos). En cualquier caso, lo más importante es lo siguiente. En términos interanuales, la afiliación ha crecido en 776.478 personas, un 4,08 % más. El problema está en otro sitio: «Si vemos la evolución de la afiliación diaria en diciembre, los datos no han sido tan buenos. Del día 1 al 31 se han perdido 134.399 afiliados. Finalizamos el mes con menor número de afiliados que al principio», concluyen desde USO.

El maquillaje del empleo público

A los problemas mencionados anteriormente, hay que añadir que el Gobierno maquilla las cifras con la creación de empleo público. Como bien ha contado Daniel Lacalle en un artículo reciente, en diciembre de 2019 había 19.408.538 afiliados efectivos, de los cuales 2.590.218 eran del sector público. En diciembre de 2021 hay 19.612.932 afiliados efectivos (descontando desocupados en ERTE y autónomos en cese de actividad), de los que 2.812.642 son del sector público. El incremento de empleos públicos (222.424) ha sido el que ha hecho subir la afiliación a la Seguridad Social (204.394). 

Entre febrero de 2020 y diciembre de 2021, la administración pública ha aumentado en 244.751 empleados. En ese mismo periodo, el sector privado ha perdido 18.029 empleos. La productividad de los empleados públicos es menor que la del sector privado. La productividad se ha desplomado en diciembre (6,6 % respecto al inicio de la crisis). Y sin una mejora de la productividad, que requiere fundamentalmente de un mercado laboral más dinámico y con más trabajo de un mayor valor añadido, será cada vez más difícil que puedan subirse los salarios, que se sostenga el creciente sector público o que puedan pagarse las pensiones, entre otras cosas.  

A todo ello hay que unir otros datos negativos, como el descenso en el número de empresas. Desde febrero de 2020 hay 60.862 menos, con una disminución importante de 7.000 este mes de diciembre. Otra cuestión preocupante es el incremento de personas que han renunciado a buscar empleo. El economista José María Rotellar apunta que en el último mes registrado se han sumado más de 4.000. Es la diferencia entre los 72.553 afiliados más y los 76.782 parados menos. Otros cuatro mil se han quedado por el camino. Es un dato más que indica por qué las últimas cifras de empleo no son tan buenas como parecen, y hace falta un giro.

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