Salario mínimo: un despropósito que viola el derecho de propiedad
En seis años el SMI ha aumentado un 52,6 % en España. En Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Grecia lo ha hecho menos de un 15 %
El incremento del salario mínimo (SMI) a mil euros mensuales ha perdido actualidad. Sin embargo, el daño económico que viene produciendo no hará más que agravarse a partir de ahora.
Entre 2016 y 2022, el SMI aumentó en España un 52,6 %, pero en Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Grecia, por ejemplo, lo hizo menos de un 15 %. Ahora, dicha remuneración mínima legal equivale al 54 % del salario medio de nuestro país; es la segunda mayor proporción de la UE y más de 10 puntos porcentuales superior a la de Alemania, Holanda y otros doce países (incluyendo a los seis en los que no existe un SMI).
Solo con estos datos, cualquier observador imparcial pensaría que el SMI ha ido más lejos de lo recomendable. Cuando se desglosa la información de salarios a nivel de autonomías, provincias, actividades y tamaños de empresa, se encuentra que la realidad es aún peor.
En doce autonomías, el SMI supera el 60 % del salario medio. Los casos extremos son los de Canarias y Extremadura, donde es más del 70 %. En una docena de provincias, el mismo SMI equivale a más del 70 % de la remuneración promedio. Además, hay otras cinco en donde esta relación supera el 65 %. Zamora y Ávila se llevan la peor parte, pues allí el SMI es más del 75 % del salario medio.
Si observamos los datos de salarios de las 18 secciones de actividad que ofrece el INE, encontramos que, en cinco de ellas, el SMI sobrepasa el 65 % de la remuneración promedio. En la Hostelería es más del 90 %. Estas cinco secciones (Hostelería, Otros servicios, Actividades administrativas, Arte y ocio y Comercio) dan empleo a 6,5 millones de personas (más del 40 % del empleo privado no agropecuario).
Desde el punto de vista del tamaño de las empresas, el SMI equivale a casi el 70 % del salario medio de las empresas pequeñas (menos de 50 trabajadores), pero es menos de la mitad en el caso de las empresas grandes (200 o más asalariados). Como el 97 % de las empresas tiene menos de 50 trabajadores, el gravoso peso que tiene el SMI para las pymes afecta negativamente a toda España: en las empresas pequeñas del sector Servicios de todas las autonomías, el SMI supera el 60 % de la remuneración media. En esas empresas trabaja el 42 % de los ocupados en el sector privado.
Los sorprendentemente buenos datos de empleo de los últimos meses (que se producen a costa de una menguante productividad) llevan a muchos a pensar, erróneamente, que el SMI no tiene impacto negativo alguno en la creación de puestos de trabajo. Para ver ese impacto adverso hay que analizar la evolución de las ocupaciones elementales, que son las que conllevan una menor remuneración.
Entre 2013 y 2016, con un SMI estable y el PIB creciendo un 8,7 %, el número de personas trabajando en tareas elementales creció un 9 %. Al mismo tiempo, la cifra de ocupados en el resto de ocupaciones aumentó un 7,9 %.
Entre 2016 y 2019, el SMI aumentó 37 % y el PIB creció de forma similar al trienio previo (+7,4 %). Sin embargo, el crecimiento del empleo en tareas elementales se desaceleró bruscamente (+2,3 %). En cambio, en el resto de ocupaciones se aceleró (+8,7 %). Unos simples cálculos permiten determinar que, si el SMI hubiese crecido de forma moderada, podrían haberse creado casi 132.000 empleos más. Como el SMI siguió aumentando, evitó que entre 2019 y 2021 se crearan unos 30.000 empleos más. La cifra de empleos perdidos crecerá aún más a raíz del nuevo incremento.
Con la subida del SMI, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, además de intervenir masivamente contratos privados, violan el derecho de propiedad. También, de momento, han impedido trabajar a 162.000 personas. Aun así, esos enormes costes podrían ser solo los primeros si, en el próximo Acuerdo de Negociación Colectiva, el despropósito del SMI se trasladara al resto de escalas salariales.
Los gobiernos socialistas siempre han terminado en medio de graves crisis económicas. Pedro Sánchez trabaja cada día para repetir la historia.
Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados (@diebarcelo)