Conflicto bélico
Bruselas dice que la guerra de Ucrania impactará en la economía europea, pero no la hará descarrilar
Abre la puerta a que las reglas de déficit y deuda sigan suspendidas en el año 2023 y anuncia que revisará las previsiones económicas
El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha reconocido este miércoles que la invasión rusa en Ucrania tendrá un impacto negativo en la expansión económica de la Unión Europea, pero «sin descarrilarla», y ha avanzado que el Ejecutivo comunitario está revisando la gobernanza económica de la UE a raíz de estos acontecimientos.
«La cuestión es distinguir entre el hecho de que esta guerra seguramente debilitará el itinerario de nuestra recuperación, la senda de nuestra expansión económica y diferenciarlo de la evaluación de que va a descarrilar la senda o estrangular el crecimiento», ha señalado Gentiloni en rueda de prensa tras el Colegio de Comisarios.
Gentiloni ha apuntado que la incertidumbre derivada de la situación en Ucrania tendrá un impacto en los mercados europeos y en el sistema energético europeo. Ha destacado la posibilidad de que el Ejecutivo comunitario tenga que revisar su pronóstico de crecimiento del 4 % para 2022 de su previsiones de enero.
Respecto a los precios de la energía, el Ejecutivo comunitario ha estimado que se mantendrán en niveles altos durante todo el 2022. Ha agregado que la última ronda de sanciones ha aumentado su preocupación sobre cortes en el suministro de gas y petróleo desde Rusia. Además los futuros del mercado del gas, del petróleo y la electricidad también dibujan sendas alcistas.
Las reglas de déficit y deuda podrían no desactivarse el año que viene
En este marco, la Comisión Europea ha decidido revisar la desactivación prevista para 2023 de cláusula de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, es decir, las reglas que limitan el déficit y la deuda públicos de los Estados miembros que se desactivaron por la pandemia y que estaba previsto que volvieran a activarse en 2023.
Sin embargo, no será hasta mayo cuando se decida si definitivamente la Cláusula de Escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento se activa o no en 2023, dada la incertidumbre de la situación. A priori, fuentes comunitarias apuntan a que se desactivarán.
«Estamos en una situación de incertidumbre alta. Por el momento no consideramos la aplicación de la regla en las circunstancias actuales», ha señalado el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, respecto a la regla de reducir anualmente un veinteavo de la deuda por encima del umbral del 60 %.
«Si somos rigurosos con la regla de un veinteavo puede afectar al crecimiento. Hay que encontrar un equilibrio», ha explicado Dombrovskis, que ha añadido que es importante que los países con una deuda más alta tengan una senda de reducción de deuda que sea «creíble». Ha apuntado que esta reducción creíble evitará problemas de estabilidad financiera.
«Dada la incertidumbre excepcional, la Comisión no propondrá abrir nuevos procedimientos de déficit excesivo esta primavera. Vamos a revisarlo de nuevo en el otoño», ha detallado Gentiloni.
Se revisarán las previsiones económicas
El Ejecutivo comunitario ha explicado que presentará su revisión de las previsiones económicas para 2022 en los próximos meses, y ha expuesto su guía fiscal preliminar para 2023 considerando los últimos acontecimientos en Ucrania.
«Las estrategias fiscales nacionales deberán reflejar a cada país con sus circunstancias. No hay una talla única para todos», ha indicado Dombrovskis.
En lo que respecta a la sostenibilidad de la deuda, la previsión es que los niveles de deuda se estabilicen en los próximos diez años en la UE. En 2023, para los países con altos niveles de deuda, el Ejecutivo comunitario aboga por reducir la deuda de manera que se proteja el crecimiento y la inversión.
En este marco, Bruselas ha establecido dos estrategias diferenciadas: una para los Estados miembros con niveles de deuda elevada, que deberán reducirla gradualmente en 2023 a través de ajustes fiscales o contribuciones del Fondo de Recuperación y con recorte en el gasto público.
La otra, para los países con niveles de deuda baja o media, que deberán fortalecer sus niveles de inversión para las transiciones verde y digital. Además, las directrices fiscales para 2023 contemplan el impulso a la inversión pública, evitar el retraso de la consolidación fiscal -teniendo en cuenta el empuje proporcionado por los Fondos de Recuperación-, inversiones y reformas que promuevan el crecimiento sostenible.
Las estrategias fiscales, ha señalado Dombrovskis, se adaptarán a la coyuntura de cada Estado miembro. Los países con un endeudamiento más elevado deberán empezar a ejecutar ajustes en 2023, limitando el gasto y promoviendo la inversión.
En este sentido, Bruselas considera que las inversiones, tanto públicas como privadas jugarán un papel clave, especialmente aquellas enfocadas a reforzar la seguridad energética para el mercado comunitario.
Las guías fiscales de la UE para 2023 consideran la coordinación de políticas fiscales entre Estados miembros, si bien Bruselas apunta a mantener una posición más neutral en términos de política fiscal frente a la posición de apoyo adoptada durante los últimos años, considerando que la economía se ha recuperado a niveles prepandemia.