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Varias personas hacen cola en cajeros automáticos de Sberbank, la semana pasada, en Moscú

Varias personas hacen cola en cajeros automáticos de Sberbank, la semana pasada, en MoscúSputnik vía AFP

Invasión de Ucrania

Rusia impone medio año de corralito para evitar el colapso financiero

Su Banco Central limita la retirada de efectivo a 10.000 dólares para mitigar una fuga masiva mientras la agencia Fitch predice una «inminente» suspensión de pagos de la deuda soberana

La presión financiera que lleva ejerciendo Occidente desde el comienzo de la invasión a Ucrania, el pasado 24 de febrero, toma cada vez más fuerza y está situando a la economía rusa al borde del precipicio.

La última evidencia se produjo ayer, cuando el Banco Central de Rusia impuso un corralito financiero de seis meses para evitar una retirada masiva de efectivo que pudiera hacer caer a su sistema financiero.

En un comunicado emitido a última hora del martes, la banca central rusa anunció que desde hoy, 9 de marzo, hasta el 9 de septiembre de 2022, limitaría la retirada de dinero de los bancos que operan en Rusia hasta los 10.000 dólares y el resto de ahorros, si los hubiera, en rublos, una moneda que desde que estalló el conflicto bélico se ha depreciado más de un 60 %.

El 24 de febrero, un dólar equivalía a unos 75 rublos y hoy el cambio es de 130 unidades de la divisa rusa. Una depreciación que ha hecho que se vean largas colas en los cajeros automáticos rusos durante las dos semanas de guerra en Ucrania ante el miedo de que los ahorros de millones de rusos sigan perdiendo valor.

Dólar frente al rublo, durante febrero y marzo de 2022

Dólar frente al rublo, durante febrero y marzo de 2022Investing

El Banco Central de Rusia precisa que en los distintos bancos rusos, nueve de cada diez cuentas en moneda extranjera no exceden la citada cantidad en dólares. Durante la vigencia de este corralito todo el dinero se emitirá en dólares, al tipo de cambio de mercado del día, independientemente de que los depósitos o cuentas sean de divisas de otros países.

Asimismo, se podrá seguir recibiendo transferencias en divisas foráneas y se podrán abrir nuevas cuentas bancarias en moneda extranjera, pero solo podrá sacarse el efectivo en rublos, a la tasa de cambio que corresponda. Esto es, con un valor muy inferior al de antes de la invasión perpetrada por las fuerzas militares enviadas por el presidente ruso, Vladimir Putin.

Sberbank, el mayor banco del país, que, al igual que Gazprombank, no ha quedado fuera del sistema Swift, ha emitido un comunicado tras la resolución, en el que asegura que la entidad «está operando como de costumbre y está lista para satisfacer las necesidades de los clientes en efectivo en el marco de las reglas temporales introducidas por el Banco Central».

Lo cierto es que, tras el anuncio de la máxima autoridad monetaria rusa, ya se están volviendo a ver escenas de largas filas de gente esperando poder retirar su dinero, como las captadas por la televisión bielorrusa en el exilio Nexta, ayer por la noche en Moscú.

Si esta situación siguiese empeorando, podría llegar al punto de que los bancos rusos no tuvieran los suficientes fondos como para abastecer la demanda de retirada de efectivo, dado que los bancos solo tienen una parte del dinero que la gente ha depositado previamente en ellos. Si las entidades bancarias quebraran, los ahorradores podrían perder todo su dinero o, al menos, una parte sustancial.

¿Hacia el 'default'?

Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países están provocando que dejen de entrar dólares a Rusia y esto coloca a su economía en serios aprietos. Más si cabe tras la decisión anunciada ayer por el presidente de EE.UU., Joe Biden, de prohibir las importaciones de gas, carbón y petróleo rusos, algunas de las principales fuentes de ingresos del país.

Esta misma semana, y como paso previo al corralito, Putin firmó un decreto en el que ordenaba el pago exclusivamente en rublos a los proveedores extranjeros, una señal de que el país eslavo quizás tampoco pueda asumir sus compromisos de deuda soberana. Según los cálculos de Bloomberg, los bonos de deuda de Rusia ascenderían hasta los 33.000 millones de dólares.

Ante esta tesitura, ya se pueden escuchar los tambores de default, el impago de la deuda soberana. Así lo predijo ayer la agencia de calificación Fitch, que cree que las medidas económicas tomadas durante la última semana por el Kremlin «han socavado aún más la voluntad de Rusia de pagar la deuda del gobierno».

La agencia rebajó la calificación de Rusia de 'B' –en la que entró el 2 de marzo– a 'C'. Esa 'C' quiere decir que «un incumplimiento soberano es inminente».

Según Fitch, «el mayor aumento de las sanciones y las propuestas que podrían limitar el comercio de energía aumentan la probabilidad de una respuesta política por parte de Rusia que incluya al menos el impago selectivo de sus obligaciones de deuda soberana». Ésta ascendía en 2020 al 19,3 % del Producto Interior Bruto.

Según explicó ayer en Twitter el economista Juan Ramón Rallo, esto implicaría «quitas a todos los que hayan invertido en su deuda» –condonaciones de deuda– y, «según como se haga, probablemente (la) quiebra de buena parte del sistema financiero ruso».

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