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Penalización

Comprar en tienda o por internet, la decisión que pone en peligro el futuro del comercio

Los empleados de grandes firmas ya empiezan a comentar al cliente que las compras por internet ponen en riesgo su empleo

Lo que empezó siendo una innovación que prometía lograr un mayor alcance en ventas se ha convertido en una pesadilla que puede acabar con el comercio físico.

Dar una vuelta por las grandes zonas comerciales de las principales capitales de España y entrar en alguna tienda es suficiente para conocer el problema latente del sector.

El cliente ha interiorizado tanto la compra online que no duda en hacérselo saber al empleado de cualquier firma si no encuentra el producto que quiere o si no hay talla. «No te preocupes, lo pido por internet», es la frase que se clava como un puñal en un dependiente que descubre con agobio como las zapatillas que ha pedido el comprador no están en la tienda.

De inversión a gasto

«No, por favor. Yo se la pido desde aquí y viene a recogerlas o se las mandan a casa, pero no lo compre en la web». No hay filtro ya en reconocer que las ventas por web hacen daño a las tiendas físicas, aunque sean de la misma empresa.

Mantener tiendas abiertas en la calle o en centros comerciales antes era una inversión y ahora es un gasto que empiezan a valorar las grandes firmas de ropa. Según apuntan, les conviene la exposición y que sus prendas o productos se «vean y se toquen», pero el alquiler, el traslado de mercancía, los sueldos de los empleados o los suministros se convierten en una carga muy pesada.

Desde hace años, Inditex ha cerrado sus tiendas de Zara en Madrid para unificarlas en grandes edificios. Carolina Herrera también ha decidido cerrar todas las tiendas de Madrid a excepción de la situada en la calle Serrano y los espacios de El Corte Inglés.

El histórico centro comercial español ha encontrado un filón importante dando cabida a marcas que no tienen capacidad para abrir una tienda en la calle.

Rentabilidad

El punto intermedio que sigue manteniendo vivas las esperanzas de los empleados de las tiendas es que pueden generar pedidos online desde sus espacios y que el cliente los recoja allí o se los envíen a su domicilio. Esta opción se cuenta como una venta en tienda de cara a futuras decisiones sobre la rentabilidad de los espacios físicos.

La pandemia aceleró este proceso de decadencia y ya no se hace raro ver muchas tiendas cerradas definitivamente después de años de servicio al cliente. Eso produce el siguiente problema en la cadena porque complica mucho el alquiler y las calles pasan a ser espacios fantasma donde no existen negocios.